Capitulo 6: Fortaleza Roja

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(ahora) 

KING'S LANDING 

KING'S LANDING 

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HABIA ENCANTO EN LA ARQUITECTURA QUE SE PRESENTABA EN DESEMBARCO DEL REY, o aquello era lo que podia apreciar desde el lomo de Rhaegor. Aun así, era molesto visualmente el tumulto de techos pegados uno al lado de los otros y el poco verde de naturaleza que había formando la promesa de que había más personas de las que un lugar podia soportar con dignidad. Arrugo el ceño cuando el viento trajo consigo un olor nada agradable. ──Por los dioses...── expreso con molestia. ──Apesta a mierda. ──a pesar de que no había hablado en Valyrio, Rhaegor se sacudió un poco de forma juguetona como si le hubiera entendido a la perfección. El rugido que lanzo, fue respondido por Aera a amplios metros de ella en una especie de comunicación de la que ella no podia ser parte completamente más allá de miradas. Muchas veces deseaba saber que pasaba en el interior de sus dragones, quizás algo como poder oír sus pensamientos o entender los sonidos que creaban pero, al final del día, sabia como se encontraban con mirar sus ojos. 

Los ojos de un dragón expresaban muchísimo. 

Aunque aquel era su lugar de destino, ya había sido advertida del hecho de que sus dragones debían permanecer en Pozo Dragón; aquella mega estructura que había sido creada como un santuario para la especie, pero no le daba más impresión que ser una jaula de tamaño descomunal. El suelo tembló cuando sus Rhaegor aterrizo, y no fue hasta que  ella comprobó que sus hijos estuvieran tranquilos que los maestres se acercaron. Tampoco le sorprendió ver el blasón de los Hightower junto al consejo que seguía a Legolas en su espera. ──Princesa...── murmuro uno de ellos antes de doblar la rodilla. ──Se nos ha informado de sus preferencias pero hay reglamentos que debemos de cumplir. 

Rhaenella elevo una ceja. ──El es Rhaegor ── presento. Los hombres se movieron levemente asustados cuando el espécimen se movió. ──Nada de cadenas o movimientos bruscos con algún tipo de objeto estando cerca. ── informo antes de señalar a la dragona de escamas doradas ──Aera es mucho más amistosa, incluso pueden acariciarla si baja el cuello cuando se acercan. ── comento. ──De cualquier forma, ya hay personas encargadas todo el tiempo que yo no me encuentre presente, si surge algún inconveniente remítase a ellos...── acomodo su traje negro y descubrió sus manos de los guantes que le aprisionaban. Comenzó a caminar dejando de prestar atención a cualquier reclamo que los dos maestres tuvieran. Cuidar a los dragones y no morir en el intento era su trabajo, si respetaban a sus hijos, ellos los respetarían de regreso. 

Su guardia personal tomo formación a sus lados cuando se alejo de los dragones y comenzó a caminar hacia Legolas, y el hombre a su lado, que supuso, seria Otto Hightower: mano del Rey Viserys. Las lanzas de sus Inmaculados resonaron contra el suelo cuando ella se detuvo. Legolas se movio hacia su lado derecho. ──Presencia de la princesa Rhaenella Targaryen, primera en su nombre, segunda hija del Rey Viserys Targaryen, señora de Volantis, protectora de Pentos, monarca de las ciudades libres, draig ddu del pueblo Dothraki, protectora del dragón y emperatriz de Essos. ──termino por expresar su vocero. Generalmente los títulos le molestaban de sobremanera, pero el verde en el lugar le había dado indicio de que debia hacerse respetar. Y quizás, solo muy dentro de si misma, quería presumir lo orgullosa que estaba de todo lo que había logrado en el tan temido exilio. 

El hombre presento una ligera reverencia en señal de respeto y elevo las comisuras de los labios en una sonrisa que no se sintió sincera. ──Otto Hightower, mi princesa. Un placer conocerle...y a sus muchos títulos conquistados. 

Rhaenella sonrió sin mostrar los dientes, su cabello se movió con el viento pese al semi recogido que le aprisionaba. ──Pero ya nos conocíamos... ──expreso ella. El hombre elevo las cejas. ──de cuando era una bebe ──aclaro ──aunque no lo culpo si no recuerda mi imagen; varias cosas han cambiado, ya no me cago en los pantalones por ejemplo── soltó eso encogiéndose de hombros. El hombre rio con diversión. Mantén a tus enemigos cerca había oído alguna vez. 

──Bueno, eso es una verdad. ──  respondió ──El rey la espera con ansias en sus aposentos para verla nuevamente. Lamenta no estar aquí pero su condición no le esta permitiendo hacer mucho, me ha pedido que le ofrezca disculpas de su parte desde ahora. ──expreso ──La reina por otro lado, esta recibiendo a su hermana Rhaenyra, pero espera que asista al banquete que se ha organizado en bienvenida a ambas.  

──Agradezco las atenciones. ──miro a Legolas. ──¿Drarion? 

──Su mano nos ha informado del estado de su dragón, lo lamentamos mucho. ──interrumpió el verde. ──El rey ha autorizado la presencia de Drarion y quienes requiera para sus cuidados en uno de los patios externos del castillo. También ha puesto a su disposición maestres y técnicas que seguro aliviaran su pesar con rapidez. 

Rhaenella asintió con la cabeza antes de que el hombre le informara que iba a escoltarla hacia la Fortaleza Roja, hogar del rey y asentamiento del tan codiciado Trono de Hierro. Una vez dentro del carruaje negro que le habían proporcionado, soltó un suspiro de pesadez; la gran comitiva se abría paso por las calles alborotadas de Desembarco del Rey y los ojos violetas de la princesa podían observar el contraste de situaciones que atravesaban a las personas que observaban intentando saber quien viajaba detrás de los soldados reales: ropajes viejos, el color marrón predominando, niños pequeños solitarios...cerro los ojos por unos momentos. ──¿Están llamado la atención, verdad? 

──¿El consejo Dothraki que nos acompaña? ── indago Legolas, que se mantenía a su lado como en todo momento. ──Llaman la atención en todos lados: sus cabelleras, esas hachas y sus cuerpos tonificados... 

Rhaenella sonrió. ──Pareces estar celoso. 

Legolas río con sorna para luego callar. ──¿Cómo te sientes?

La joven mujer trago saliva sin saber con exactitud que responder. Sabía a qué se refería su mano pero realmente no comprendía cómo podría dar una respuesta que no tenía. Jamás había pensando en el reencuentro con su padre como un momento feliz, o uno nostálgico, no se podía tener esos sentimientos por quién no se conocía. ──No voy a escupirle el rostro a nadie si es a lo que te refieres.

Sintió los dedos de Legolas aferrarse a los suyos por sobre el asiento y llevo sus ojos violetas hacia el hombre esbozando una sonrisa débil. Devolvió el apretón. ──Sabes a lo que me refiero. Tú hermana ya lo dijo y por lo que se, tu padre no se encuentra para nada bien, querrá que te cases antes de...

──Lo sé.

──¿Y has decidido algo? ── murmuró ──Un matrimonio erróneo podría afectar tus títulos.

Cerro los ojos con fuerza y asintió. Lo sabía de sobremanera y eso le hizo sentir enferma. Para una mujer que aspiraba el poder todo costaba el doble y para ella...siempre tenía que luchar sin importar cuánto quisiera la paz. Si quería paz tenía que librar la guerra, si quería libertad debía enfrentar a su padre, y si quería a su familia tenía que renunciar a sus derechos. No había una salida en la que hubiera una victoria absoluta para ella.

──Veré si vale pena alguna luego de hablar con él.

Aquello fue todo lo que pudo expresar. No creía que hubiera un hombre correcto para ella. O quizás quería creer esa idea y aferrarse a ella con uñas y dientes.










STORM OF DRAGONS |  house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora