Capítulo 17: el corazón del dragón

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(ahora)

Interior de la Fortaleza Roja

RHANELLA ESTIRO CADA UNO DE SUS PASOS MIENTRAS CAMINABA CON LA ESPALDA ERGUIDA

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RHANELLA ESTIRO CADA UNO DE SUS PASOS MIENTRAS CAMINABA CON LA ESPALDA ERGUIDA. El silencio de la mañana era interrumpido por el sonido de las armaduras de los soldados que le escoltaban, y sentía que aquella fortaleza era interminable. Sus manos entrelazadas daban solo un indicio para quienes le conocían bien de que estaba pensando seriamente sobre algo. Su mano le había informado que habían hallado al último traidor que quedaba sin castigo por parte de la treta que el Comandante Lars le había querido tejer, y que esté, se había colado en uno de los barcos con la intención de hallar asilo en Westeros, lejos de sus tierras natales y lejos de las garras del dragón negro. Estaba segura de que aquel hombre creía que podía escapar del destino que el mismo había tejido. Uno de fuego y sangre.

Detuvo su andar lentamente al visualizar una figura recostada sobre el pilar que daba inicio a una de las escaleras y elevó una ceja. Se acercó lo suficiente y casparreo la garganta esperando que su medio hermano, Aegon, decidiera despertar. Pero nada paso. Determino por plantar la punta de su bota negra en uno de los costados del hombre, el cual, cayó de lado y volvió a incorporarse lanzando una maldición al aire. ──¿No tienes aposentos?

Aegon, que le lanzó una mirada, dejo que sus labios formarán una sonrisa vaga. ──¿Que no tienes cosas de reina que hacer? ── pregunto, al no ver indicio de que Rhaenella quería dar una respuesta, termino por ceder y asentir con la cabeza ──Anoche bebí un poco y estaba seguro de que madre iría a despertarme al amanecer hoy...

──¿Entonces duermes en las escaleras como un pobre diablo? ──pregunto la mujer con diversión. Aegon parecía ser muchas cosas; un idiota era la primera de ellas. Y contra todo pronóstico, eso podía ser útil pero bajo ningún término debía ser subestimado. Había conocido muchos idiotas con poder en Essos. ──Levantate.

──¿Para que? ── indagó él cuando ella comenzó a subir las escaleras.

Rhaenella le miró de costado ──Habrá una actividad familiar.

──No soy bueno en cosas de índole familiar.

──¿Y se supone que yo si? ── ella murmuró antes de hacer un movimiento de cabeza. Aegon le siguió refunfuñando por lo bajo y tambaleándose en los primeros pasos certeros.

──Mi reina. ──se reverencio el guardia cuando llegó a las puertas de su aposento, ambos Targaryen ingresaron en ellos. La mayor señaló la cama.

──Puedes dormir aquí unas horas, pero necesitas asearte y estar listo para el mediodía. ──informo. No le molestaba ofrecerle un refugio a su medio hermano, después de todo, a ella le habría gustado que alguien hiciera lo mismo por su persona cuando lo necesitaba.

Aegon le miro de lado pero no dudo en dejarse caer en la cama sobre su abdomen. ──¿Y que hay de ti? ¿No duermes? ── su voz sonó amortiguada por las sabanas bajo él. ──No creo que te levantes a mitad de la noche siempre.

STORM OF DRAGONS |  house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora