༺ ᑕOᖇTᗴᒍOՏ ༻

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Por dos hermosas semanas JK le enviaba mensajes dando los buenos días, deseando su día maravilloso y luego las buenas noches.

Algo que en ella ocasionaba cosas, pero al recordar los ojos brillantes mirando a su madre todo se le quitaba, pensó seriamente bloquear su número, pero era realista, le gustaba recibirlos y su ánimo era el mejor al leerlos, aunque en ningún momento se los contesto.

Había entrado a trabajar a la empresa de su padre, nadie sabía que era la Hija del CEO, nadie más que ellos dos.

Muy temprano se levantó, fue a la ducha, siempre que estaba en ella escuchaba el tintineo de una notificación, lo que la hacía sonreír cada mañana, ese día, fue la excepción.

Salió de la ducha, reviso su teléfono, pero nada había, comió junto a sus padres, pendiente del teléfono, pero nada llegó, se había resignado, ya no llegaría, quizás él dimitió de aquellos cortejos, ella se lo busco, pues no le contesto ninguno de sus saludos o despedidas.

Cuando llegó a su lugar de trabajo, encendió la computadora, era la recepcionista del edificio y toda persona que quería entrar ahí debía pasar primero por ella.

—Buenos días, señorita —escucho ronco, su piel se erizó, levantó su mirada un segundo y la bajo al computador.

— Buenos días, ya lo… —proceso aquel sonriente rostro en su mente, se levantó de golpe, a él, le salió una pequeña carcajada tierna, la escucho aclarar su garganta— ¿Qué haces aquí?

— ¿Ya dejaste los honoríficos?, Me parece perfecto.

— Perdón, Señor Jeon…

— Y ahí está de nuevo —dijo en un tono aburrido, aun sin quitar la sonrisa de sus labios—

Hye vio el auto de su padre en la entrada, rápidamente salió de su sitio confortable y camino a él, empujando su cuerpo.

— Debe irse, no quiero que nadie lo vea aquí.

— ¿Señor Jeon? —hablo su padre, ambos se detuvieron en el camino.

— UPS, demasiado tarde —musito el risueño y volvió al frente con el mayor—Señor Bin —reverencio leve.

— Me pareció extraño que mi secretario dijera que quería tener una reunión conmigo, debido a que nuestras empresas están… En una sana competencia.

— Bueno, Sr. Bin, creo que tengo una solución para ello… Podemos hablar en privado.

— Por supuesto, sígueme, iremos a mi despacho. —planto la mirada en su hija, extrañado por su comportamiento, Jungkook la vio atrás, ella cruzó la mirada con el quién, le regaló un guiño coqueto.

Los vio alejarse, subir al elevador y solo ahí pudo soltar su cuerpo que se tensaba ante Perseo, él tenía ese poder sobre ella, ocasionaba muchas cosas, entre ellas, los nervios por tenerlo cerca.

En su mesón pensaba en aquel perfecto rostro, ese que le gustaba cada vez más, ese que le encantaba ver, ese que tenía los labios perfectos añorando saber cómo besaban.

Por esa razón no le dio los buenos días por la mañana, pues, se los dio personalmente, algo que no se imaginó, pero que la hizo sentir muy bien, el alma le volvía al cuerpo, sabiendo que no lo había olvidado, simplemente fue una mejor opción.

Se encontraba perdida, absorta en los recuerdos de ese bello y perfecto rostro sonriente, de cómo su piel se erizó involuntariamente al reconocer su tono de voz, sonreía al notar la felicidad por el tuteo hacia su persona.

𝙳𝚒𝚘𝚗𝚢𝚜𝚞𝚜 𝙱𝚊𝚛  ୧𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊୨   𝐉𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora