༺ ᗪᗴՏIᒪᑌՏIOᑎᗴՏ ༻

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Hace unas horas Amatista había llegado a casa, cuando lo hizo no había nadie que la recibiera y fue directo a su cuarto.

Recordar las palabras de Jungkook, ofreciéndose a ella, se repetían en su cabeza, en momentos sonreía, otros simplemente suspiraba.

Su madre llegó tocando su puerta y ella sacudió su cabeza para que ella no notará nada extraño.

— ¿Cómo te fue, cariño?

— No muy bien, había chicas más capacitadas y no conseguí el trabajo —mintió— pensaba que, y si trabajo en la empresa de papá, sin que nadie sepa que soy su hija, claro.

— Es una buena idea, deberías hablarlo con él.

— Sí, creo que lo haré.

— Vamos a cenar, él debe estar por llegar.

La chica bajo desganada las escalas hasta llegar a su lugar en la mesa, su madre le sirvió comida y apenas puso el platillo en la mesa, su padre puntual, llegó a casa.

Los miro con atención besarse y decirse que se amaban, ella esperaba algún día conseguir aquello, pero, sin usar magia ni nada.

La idea de enamorar a alguien era un problema para ella, si bien era realmente atractiva, siempre se lo cuestionó por ser hija de la diosa del amor, decía que por esa razón todos caían hechizados a sus pies.

Pero al ver a Jungkook, un hombre realmente atractivo que tenía todo lo que se le podría envidiar a cualquiera, sintió que le atrajo por su físico y nada que ver con las feromonas que su cuerpo soltaba sin querer hacerlo.  Eso creía, hasta que escucho aquella conversación, ahí recién se dio cuenta de que ella solo era un pedazo de carne que utilizaría y desecharla como a cualquier otra y una vez más la inseguridad se adueñó de ella.

— Cariño… Cariño, te estoy hablando. —tomo de su mano con fuerza.

— Lo siento, mamá, ¿Decías? —se acomodó de la silla y miro con atención.

— Debías preguntarle algo a tu padre —la mirada fue hasta aquel hombre.

— Oh!… Sí… Papá, ¿Puedo trabajar contigo en la empresa?

— Consideré que no querías mi ayuda.

— Y no la quiero, es que, me sentí mal al saber que no fui seleccionada, había chicas muy lindas y… No se fijaron mucho en el currículum. Lo que me hace pensar que en todos lugares será igual.

— Claro que si, justamente, mi secretaria tendrá un reposo por su bebé, está pronto a nacer y…

— No, no quiero empezar con algo desde arriba… Quizás, recepcionista o la secretaria de alguien más.

— Tampoco querrás que sepan que eres mi hija —ella negó esperando no hacer sentir mal al hombre que se hizo cargo de ella— Me parece… Muy TÚ… Eres de las pocas chicas que quiere comenzar desde abajo, aunque sea hija del CEO.

— Entonces…

— Entonces, ve mañana, estarás en recepción unos días, y si te va bien te iremos subiendo, dependiendo de tu desempeño.

Su madre sonrió feliz, ella fingió felicidad, no le parecía mucho trabajar ahí, pero que más podría hacer, además, la sensación que paso en la mañana parecía no querer abandonar su cuerpo.

Cuando subió a su cuarto noto que su teléfono vibraba, apresuró los pasos directo a este, un teléfono desconocido, pero ella aun así contesto.

— ¿Hola? —había un silencio de la otra línea— Hola!?

— ¿Podemos hablar?

— ¿Quién habla?

— mira por la ventana —ella movió con lentitud su vista y cuerpo, la idea de un acosador no le gradaba mucho.

Ahí estaba él, apoyado en un deportivo azul marino, con una mano en el bolsillo de tu pantalón y otro sosteniendo el teléfono en su oído.

— Sr… Jeon… —musito.

— ¿Por qué una chica de tu clase social pediría un trabajo como una simple asistente?

— E… Eso no le importa —él asintió conforme.

— Bien, le preguntaré a tú padres.

— No se atrevería —desafío, él alzó una ceja, saliendo de su apoyo y dio dos pasos— Alto!… Le diré lo que quiera saber.

— Baja, vamos a otro lugar y cámbiate de ropa. —Colgó el teléfono y se metió al auto a esperar.

A ella no le quedó de otra que cambiarse de ropa, un pantalón de tela color caqui, polera negra y un saco, zapatillas blancas, tomo su teléfono y bajo por las decoraciones de red que había pegado en la pared de su casa, no sabía qué escusa dar si sus padres preguntaban algo.

Jungkook la vio bajar, sonrió ante ello y en silencio salió del carro, acercándose a ella, como la reja de protección estaba cerrada, dio un salto hasta el otro lado, no sin antes fijarse si alguien había de observar.

Uno de los pies de la enredadera que crecía por el muro se enteró en el pie de ella, haciendo que perdiera el equilibrio, no alcanzo a sostenerse y lentamente cayó al vacío.

Pero él estaba abajo, libro para sostenerla, se hundió con comodidad en sus brazos, cerro sus ojos con fuerza, esperando el azote en su cuerpo, pero al abrirlos, él la observaba con una sonrisa tierna.

Se removió del agarre y este con sutileza la dejó en el piso.

— ¿Cómo llegó hasta aquí?

— Se veía complicado y salte la reja para ayudarte.

— Agradezco que lo hiciera, pero no debió, es invasión a la propiedad privada.

— ¿Hubieras preferido caer?

— Mil veces.

— ¿Mil veces?

— Mil veces —se quedaron viendo a los ojos, ella tragos iré nerviosa —

— A la próxima te dejaré caer.

— No habrá una próxima, Señor Jeon. —él se acercó a ella con lentitud.

— Eso lo veremos —sonrió frente a su rostro, enloqueciendo los latidos de Ella.

La puerta principal se abrió, pudieron escuchar murmullos, Afrodita se asomaba a ver porque tanto ruido en su jardín, pero Amatista fue más hábil y tomo el cuerpo de él arrinconado en una pared, escondiéndose ambos entre las hojas de la enredadera, apego tanto ambos cuerpos y podían sentirse al otro.

Perseo, al ver al amor de su juventud, trajo consigo recuerdos, sus ojos brillaron como las mismas estrellas, se perdió en ella, en como su cabello se movía con la brisa de la noche, o lo bien que le acentuaba la actualidad, vestida tan hermosamente.

Hye no podía controlar los galopes en su pecho, tener tan cerca al único que ha llamado su atención, le causaba la locura misma, respiraba agitado, y quiso conectar la mirada con él, pero este miraba solo en una dirección.

Se dio cuenta de todo, apenas miro sus ojos, sabía que él era un semidiós, y conecto el pasado en su mente.

Jungkook no estaba ahí por ella, jamás lo estaría, era por su madre, La diosa del amor y la sensualidad.

Con un dolor en su pecho se alejó un poco, retrocediendo y manteniendo la distancia entre ambos y al mismo tiempo que retrocedió por completo, su madre ingreso al hogar.

Solo ahí, El varón volvió a ver sus ojos tristes, su rostro demacrado y sin esperanzas.

— ¿Estás bien? —ella volvió a verlo.

— Perfecto … Vamos a… Donde quiera ir, debo volver a … Mi cama.

Kook sonrió ante él, titubeó, pero de ella ya no obtuvo las mismas respuestas que antes, ni ganas le quedaron de llevarle la contra.

𝙳𝚒𝚘𝚗𝚢𝚜𝚞𝚜 𝙱𝚊𝚛  ୧𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊୨   𝐉𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora