Un sexo oral era lo que ella quería, sentir su perfecto sabor y luego, sentir como la follaba sin reparo, pero, dios, por último, que la invitará a salir.
Además, ella estaba ahí por un trabajo, no quería algo que la involucrará con nadie y mucho menos con uno de los que su madre le advirtió alejarse de ahí.
Amatista, siempre ha fantaseado con un buen orgasmo, uno que enamoré a su víctima, tanto, que jamás quiera separarse de ella, decía que el esfuerzo valía más que un movimiento de manos para embrujar a un hombre. Pero jamás, jamás, había hecho uno, y no es que le molestara hacerlo con quién tenía en frente en ese momento.
Si él dispusiera y ordenara “de rodillas” era lo haría sin quejarse, solo para darle placer.
Jungkook, noto como latió su ojo, tragaba cada tanto la saliva acumulada en su boca, una sonrisa se dibujó con lentitud y casi adivinando sus pensamientos volvió a pedir.
— Su trabajo, Señorita.
Con sus palabras ella pudo volver a la realidad, río irónicamente quitando la vista sobre él, haciéndose la ofendida.
— Ud. es un … —se levantó con rabia, tirando de espalda la silla en la que estaba sentada, las palabras no podían salir por su boca, las tenía en la punta de la lengua, pero no alcanzaba a ordenar y pronunciar.
— ¿Acaso le molesta ordenar un par de cables? —sonrió él
— ¿Cables?
— Cables! —confirmo sonriente— hay un desastre aquí abajo y odio que se enreden en mis pies cuando trabajo —ella dio pasos lentos a él, hasta llegar a su lado.
— Oh… Cables… —Kook apretó sus labios aguantando la risa, la que se esfumó, apenas la vio bajar y arrodillarse bajo el escritorio.
Por Zeus, podría arrodillarse también él, subir su falda y penetrarla tantas veces que se vaciaría completo en ella.
— Necesito ligas plásticas —la hipnosis de Jungkook estaba en sus caderas— ¿Señor Jeon? —miro atrás, encontrándolo pendiente de su trasero— Señor Jeon! —exclamo.
— Sí, tengo —abrió el cajón a su lado y sin despegar la vista las tomo y estiro a ella— Si no quiere que la vea de una forma indecorosa, podría no incitarme a ello.
Ella decidida retrocedió un poco su cuerpo, era algo que él no dejaría que sucediera, y con la silla se deslizó encerrando el paso, dejando su cabeza entre sus piernas, ambos acalorados, ella a centímetros de su pubis, él, la vista más maravillosa que había tenido en comparación con otras mujeres.
— Oppa —abrió la puerta y Kook empujó la cabeza de Sunhye bajo el escritorio, nervioso, como si habría cometido un pecado, ella guardó silencio al reconocer su voz.
— Eco… IU, ¿Qué haces aquí?…
— Vine a ver qué tal tus entrevistas, encontraste a alguien.
— Oh… De hecho, sí, es muy eficiente.
— ¿Y es linda?
— ¿A qué quieres llegar?
— ¿Te gusta?
— me gustan todas las mujeres del planeta mujer, lo sabes.
— Lo sé, tienes ojos para todas las mundanas, pero no para esta semi…
— Creo que deberías irte, tengo mucho trabajo que hacer —IU hizo una mueca de desagrado.
— Bien, ya me voy… Nos vemos esta noche… ¿En tu departamento?
— en realidad, no vayas esta noche, tengo planes y … Llegaré agotado.
— ¿Mañana?
— Por Zeus, no lo sé… Te llamaré —cruzaron molestas miradas-
— Algún día me aburriré de la forma en que me tratas Jungkook, y juro que cuando pase, no volverás a tener mi cuerpo.
— Excelente, planeaba no volver a buscarte —totalmente desquiciada y dramática, IU salió de la oficina dando un buen portazo que hizo incluso sobresaltar a SunHye.
Kook en la misma posición, reclinó su cuerpo, viendo bajo el escritorio, sonriente.
— Necesito salir —dijo ella molesta sin siquiera verle.
— ¿Y si no quiero? —ella respiró profundo, llevo sus manos a las rodillas de él e hizo retroceder lo más que pudo para salir de ahí.
Se levantó, sus rodillas estaban rojas y con marcas por la alfombra, tomo su bolso y camino a la puerta.
A Jungkook le pareció extraño su comportamiento, hasta el momento lo estaba pasando muy bien, pero sin más ella se fue de su despacho.
Se levantó aburrido y miro la ventana, acaso … ¿La hizo sentir mal por su comportamiento?… O definitivamente fue por el acoso que recibió por su parte… No, definitivamente fueron las palabras de él y Ecos refiriéndose a las mujeres.
Se dio cuenta de que solo la quería como objeto sexual, solo para divertirse, era una más de sus conquistas, aunque en momentos, él no la sentía así.
Sunhye, llegaba al vestíbulo, cabizbaja, no le molestaba el actuar que tuvo con ella, de hecho le gustó aquel coqueteo sexual en el que ella era la ignorante y el descarado, le entretuvo todo el tiempo y se abría dejado más… Pero, el que la haya escondido así, el que se enterará de que ya tenía una pareja, o el que veía a todas las mujeres de igual forma, le devastó su ser.
Se había sentido atractiva, de alguna forma importante, había sentido que al fin un hombre se interesaba por ella sin usar sus poderes. Solo siendo ella. Pero va… Nada de lo que pensó era real.
—Señorita —interrumpió una de las recepcionistas— El Señor Jeon quiere hablarle —apunto el teléfono a ella.
Sin reflexionarlo se acercó al mesón, y tomo el teléfono.
— ¿Sí?
— el arreglo bajo mi escritorio quedó perfecto, la espero mañana a las 9 para explicar su trabajo.
— Muchas gracias, Señor Jeon… Pero no trabajaré para usted —dejo el teléfono sobre el escritorio, la recepcionista se le quedó viendo sorprendida, era la primera vez que alguien se negaba a trabajar con él, la chica, siguió su camino hasta la enorme puerta de entrada y camino por la acera.
Perseo al oír aquello, llevo con lentitud el teléfono para colgar, respiro profundo y miro debajo su escritorio, en serio, fue un trabajo perfecto, ordenado, y definitivamente entrañable.
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𝙳𝚒𝚘𝚗𝚢𝚜𝚞𝚜 𝙱𝚊𝚛 ୧𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊୨ 𝐉𝐉𝐊
Fantasi𝘓𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘮𝘪𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘨𝘳𝘪𝘦𝘨𝘰𝘴 𝘷𝘪𝘷í𝘢𝘯 𝘦𝘯 𝘱𝘢𝘻 𝘺 𝘵𝘳𝘢𝘯𝘲𝘶𝘪𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘰𝘴, 𝘢𝘴í 𝘦𝘳𝘢, 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘭𝘦𝘨ó 𝘶𝘯𝘢 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘳𝘦í𝘢𝘯 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘢...