Si alguien le hubiera dicho a Jimin que iba a estar en un lujoso automóvil con un hombre atractivo a niveles que caían en lo ridículo, definitivamente no él no lo hubiese creído. El chico guapo había aparcado el auto a un costado del camino para hablar sobre Dios sabe qué cosa, eso lo estaba poniendo un tanto nervioso; Sin embargo Jimin mantuvo la calma para no mostrar su nerviosismo en frente del chico de buena apariencia quien estaba en el asiento del conductor. El tipo tenía una expresión indescifrable en su rostro de aspecto apacible, lo estaba mirando como los infantes lo hacen cuando se quedan mirando un punto fijo y Jimin no sabía si era porque el tipo encontraba su apariencia extraña, porque quería coquetear o simplemente porque quería que matara a alguien por encargo así como en las películas de Hollywood.
Entonces cuando el rubio le acercó el pastel que había comprado minutos atrás en la cafetería, Jimin no supo qué pensar al respecto.
-Tómalo es para ti, tu favorito.
El rubio abrió la caja y enterró la cuchara en el pastel para que Jimin comiera. Tragando la poca saliva que tenía en la boca Jimin dejó el pastel sobre sus piernas, de un momento a otro las cosas se habían tornado extrañas y un tanto espeluznantes ¿Debería llamar a la policía? Bueno esperaría unos minutos para deliberar que hacer con el chico guapo y aterrador.
Aclarándose la garganta, miró la manija de la puerta del auto, si este tipo intentaba hacer algo se escaparía sin duda alguna. Se maldijo a sí mismo por ser tan idiota y haber subido al automóvil de un extraño, él y su debilidad por los hombres guapos otra vez ¡Demonios! Uno de estos días iba a terminar muerto y violado por algún pervertido. Con respiración un tanto agitada miró al tipo y frunció los labios.
-Escucha.
Miró al tipo nuevamente y éste le sonrió, joder, se veía más atractivo sonriendo.
-Escucha, no voy a matar a nadie, solo tengo veinte años y no quiero ir a la cárcel tan joven, así que dime lo que quieres antes de salir corriendo en busca de un policía.
El rubio soltó una risita encantadora, Jimin pensó que él nunca se vería tan bien sonriendo, el chico sólo estaba respirando ahí sentado en el asiento de su auto luciendo más hermoso que nunca, definitivamente la vida era injusta o bien la belleza no se había hecho para todos.
Mirándolo a los ojos, el chico apuesto le sonrió.
-Así que, veinte años.
Se frotó la barbilla con la mano mientras miraba a Jimin.
-Bueno, de todos modos eres muy enérgico y tu personalidad compensa tu juventud.
Jimin no sabía de lo que el hombre estaba hablando era como si lo estuviese analizando, se expresaba a sí mismo con un aire lleno de confianza muy difícil de quebrantar y su voz era obscenamente ronca. Jimin se mordió el labio inferior, su cuerpo se estremecía al mero hecho de escuchar la voz del chico, ese tipo era muy viril, podía provocarle un orgasmo sólo hablando y esa cosa ya decía mucho.
Dejando el ensimismamiento se aclaró la garganta otra vez, al parecer necesitaba una cita ya se había olvidado lo que se sentía estar a solas con una persona en una situación tan incómoda como la que estaba viviendo en ese momento.
Miró al chico y le habló lo más calmado posible.
-En serio, ¿Qué quieres? Amigo, me quiero ir.
No le importaba que tan atractivo era el tipo y toda esa mierda cachonda que le provocaba espasmos raros a su cuerpo, la atmósfera se estaba poniendo extraña de nuevo y los ojos del rubio brillaron mientras sonreía por enésima vez.
-Quiero hacerte una oferta, si aceptas tú serás el más beneficiado.
Jimin no sabía si reír o llorar, ¿Este tipo le iba a pedir sexo? ¡No en un millón de años! El tipo no necesitaba a alguien como él para eso, era lo suficientemente atractivo y seductor que tan sólo parándose afuera de su automóvil miles de chicas se le insinuarían descaradamente, eso si era heterosexual o miles de chicos más atractivos que él si es que era gay, aunque Jimin dudaba la última opción, ¿Umm tal vez era bi? Bueno Jimin no lo sabía pero descartó esas opciones y pensó la peor.