Jimin se despertó con un escozor en la garganta, su cabeza le dolía a tal extremo de no poder abrir sus ojos, por alguna razón no sentía su cuerpo, este estaba entumecido mientras el peso sobre su persona inmovilizaba todos sus músculos ¿Qué carajos? La resaca fue muy brusca esta vez, quiso llevar una mano a sus ojos para restregarlos como siempre lo hacía al despertar, sin embargo no pudo hacerlo y la respiración cálida en la curva de su cuello lo obligó a abrir los ojos de sopetón.
¡Santo cielo! Su profesor estaba encima de él, Jimin tragó saliva tratando de sobreponerse de la feroz sorpresa, ¿Qué hacía su profesor en su habitación? Mejor dicho ¿Encima de él? Soltó un chillido que hizo que el atractivo espécimen se apretara más a su cuerpo, el rubio lo estaba abrazando tan apretado que Jimin casi no podía respirar, luego sintió la baba en su cuello. Vaya, después de todo su perfecto profesor era una persona normal que dormía con la boca abierta babeando la almohada que esta vez había sido remplazada por su cuello.
Trató de moverse pero no pudo hacerlo, el tipo era muy fuerte o él un débil que no podía zafarse de un simple agarre.
-¡Demonios! No te muevas, tengo sueño.
Su profesor masculló con voz somnolienta mientras Jimin se estaba tratando de liberar de su agarre. Se mordió el labio y se quedó quieto.
-No soy una de tus chicas, por si no lo has notado.
Musitó con voz plana mientras observaba que ambos estaban con ropa, ósea no había pasado nada entre ellos ¿Pero cómo terminó con su profesor en la cama? Sólo se acordaba que el acosador lo había seguido hasta el club jodiendo su polvo, luego de eso nada, fue como si alguien le hubiese borrado la memoria ¡Estúpido alcohol!
El chico soltó un gruñido y levantó su cabeza del cuello de Jimin, se limpió la baba que le colgaba de la boca y lo miró a los ojos verdes.
-Ya lo noté boca roja, ahora me dices ¿Por qué me dejaste prisionero en tu cama?
Jimin se sonrojó al apodo del chico, su piel pálida era aún más desteñida en la mañana y sus labios parecían haber sido picados por una abeja de lo hinchados que estaban.
-¿Yo? Mientes.
Masculló mirando el rostro matutino del chico, ¡Rayos! El tipo lucía demasiado atractivo aún con su cabello desaliñado y cara somnolienta.
-Si, tú.
El chico se pasó la mano por el cabello rubio y lo peinó hacia atrás, enfocó su mirada en sus pecaminosos labios.
-Te pegaste a mí como un pulpo y no me pude zafar, estudiante pesas como una tonelada cuando estás en calidad de bulto.
Soltó una risita al ver el entrecejo arrugado de Jimin.
-Cállate, tú tampoco te quedas atrás ¿Podrías salir de encima? Me estás aplastando amigo.
El rubio hizo una mueca, luego sonrió.
-Tu cama barata es muy pequeña, fui obligado a dormir encima tuyo.
Lo miró con un brillo desconcertante en los ojos.
-Además tu cuerpo era más suave y blando que tu estúpido colchón.
Jimin refunfuñó.
-¡Ya levántate!
El chico negó con la cabeza.
-No quiero ¿Qué vas hacer al respecto estudiante Park?
Jimin rodó los ojos.
-No estamos en la sala de clases, estamos en mi jodida cama de segunda mano.
El rubio sonrió.
-Bastante incómoda por lo demás.