Capítulo 1

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Observó su teléfono por un momento, moviendo su cuello hasta hacerlo tronar. Podía sentir la tensión recorrer cada músculo de su cuerpo, pero se forzó a mantener su expresión neutral. Volvió a guardar el móvil en su bolsillo, chasqueando la lengua con cierta molestia cuando el único lugar tranquilo que encontró en aquel Club, fue ocupado por una pareja que estaba demasiado preocupada en sí misma como para notar su presencia.

Salió de la bodega que se había convertido en su lugar seguro y se adentró por el único pasillo que no estaba iluminado con luces de neón, lo que contrastaba con el resto del ambiente, perdiéndose hasta enfrentarse a una puerta. Inhaló y exhaló un par de veces, su mano masajeando con suavidad su cuello para disminuir en algo los nudos que allí se formaban y entonces, golpeó con sus nudillos sobre la dura superficie. Guardó silencio, ignorando el sonido de la música que seguía llegando a sus oídos de manera lejana ya; segundos después, la puerta se abrió con lentitud, en una invitación tácita a continuar.

Entró con actitud tranquila, sin denotar que pese a ello, se encontraba por completo a la defensiva. Sus ojos obscuros vagaron por la oficina, analizando de manera crítica al hombre que cerró la puerta tras él. Era de su estatura, pero su contextura era por lejos, mucho más corpulenta que la de él mismo. Una de sus comisuras se alzó con burla, porque nadie mejor que él comprendía que habían habilidades mucho más valoradas que la fuerza bruta. Un cuerpo enorme no te garantizaba nada en una situación de vida o muerte.

-No parece agradarte demasiado mi amigo de seguridad-. La voz de Park Hyung Sik lo devolvió a la realidad, captando su atención por completo. Se detuvo frente al sofá que aquel hombre ocupaba, manteniéndose impasible ante el profundo juicio al que estaba siendo sometido por el. Hyung Sik bebió lentamente del vaso de whisky que sostenía, arqueando una ceja con diversión al ver la nula respuesta del pelinegro, suspirando derrotado luego de un rato. -Ve afuera, necesito privacidad con nuestro invitado -ordenó al tercer hombre en la habitación.

-Sí, Señor-. El guardia le dio una última mirada, dejándole claro que cualquier movimiento en falso sería una estupidez, y abandonó la oficina sin decir algo más.

Hyung Sik sonrió entretenido apenas se encontraron solos. -Así que Vegas. Me alegra que hayas aceptado mi invitación. Es un placer tenerte en mi amado Velvet.

-El placer es mío, Señor Park. Su invitación fue en verdad generosa, lo agradezco.

- ¿Y? ¿Qué tal te pareció el lugar?

Vegas meditó por un momento, sonriendo luego de unos segundos a Hyung Sik al encontrar la respuesta que buscaba. -Tal como dicen, el mejor lugar para ser feliz en todo Tailandia, Señor.

- ¿Y tú? ¿Fuiste feliz, ? -dijo con una sonrisa que distó mucho de mostrar felicidad-, ¿Lo escuchaste?

-Lo escuché, pero no estoy en este lugar para disfrutar del ambiente, Señor Park. Creí que necesitaba mis servicios profesionales.

Hyung Sik se levantó, parándose frente a Vegas quien, pese a la cercanía, no se movió ni un sólo milímetro. La mirada de Hyung Sik se clavó en la suya y pese a que éste seguía manteniendo aquella actitud despreocupada, Vegas pudo notar la amenaza inminente en cada una de sus acciones. Era un hombre peligroso y no debía gozar de una inteligencia considerable para darse cuenta de ello.

-Así es, te traje porque eres efectivo en tu trabajo. Te investigué profundamente; tanto, que podría asesinar incluso a tus putos abuelos si decidieras cometer el tonto error de actuar contra mí-sonrió, palmeando la mejilla de Vegas de forma condescendiente-, así que ten claro que por más que me agrade tu destacable historial profesional, odio las traiciones. Te traje porque eres el mejor, y mi joya necesita ser cuidada por profesionales y no esos imbéciles que están cuidando mi maldito club.

Untouchable - VegaspeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora