Podía escuchar los disparos y gritos incluso desde aquel lugar. Que Kinn le hubiese ordenado a todas las joyas refugiarse sólo había dejado claro para Tay que no tenía demasiado tiempo para cumplir con sus órdenes.
Maldijo en un susurro, consciente de que debía esperar a que todo
terminase. No tenía un arma con la cual poder ser útil para sus compañeros y definitivamente no se le hacía una idea divertida el estar en fuego cruzado.El Velvet estaba convertido en un jodido infierno y debía confiar que la decisión de su Superior había sido la indicada.Apoyó su frente contra la puerta del cuarto que estaba sirviéndole de refugio, mordiendo su labio con fuerza para contener la ansiedad que comenzó a crecer en su interior.
El Velvet se convertiría en un ejemplo para todos aquellos que intentaban seguir los pasos de Hyung Sik y su captura era algo inminente en verdad. Incluidos todos sus hombres.
Con una última y profunda respiración, desbloqueó la puerta para cumplir la última orden de su Superior. Sólo debía cuidar que su presencia pasara desapercibida entre el caos y podría alejar a aquel chico que jamás pudo convertirse realmente en una joya.
—Necesitaré un puto ascenso por esto, Señor... —Escuchaba las balas impactar contra las paredes, pero su concentración estaba totalmente en llegar al sótano del lugar donde sabía, Kinn había dejado a todas las joyas.
Observó la puerta metálica del lugar, chasqueando su lengua al ver el candado que mantenía asegurado el lugar, por lo que con fastidio, se devolvió sobre sus pasos en busca de algo que pudiese usar para librarse de aquel inconveniente , encontrando una barra de hierro en una de las habitaciones.
Con la adrenalina recorriendo su cuerpo por completo, volvió hasta el sótano sin prestarle atención a sus propios latidos.
Enganchó la barra en el candado, utilizando su propio peso para forzar el objeto. Sus manos dolían, pero no podía permitirse fallar en aquel momento.
—Puto candado... Voy a... —con fuerza y recargando por completo su cuerpo contra la barra, escuchó el candado reventar al ser forzado; de forma violenta, golpeó con la misma barra que antes usaba hasta lograr abrir por completo el objeto, empujando la puerta para adentrarse en el lugar.
Vio los rostros aterrados de aquellas mujeres, mas pasó de ellas hasta encontrarse con Porchay. Acercándose hasta tomar su brazo y sacarlo sin cuidado de aquel sótano.
— ¡¿Qué haces?! No puedes llevartelo
—Claro que puedo. Y si valoras tu vida, te quedarás en este puto lugar hasta que vengan por ti... Todas ustedes, tienen prohibido poner un jodido pie de este sótano hasta que vean una jodida placa policial.
—¡¿Por qué estás fuera?! — Porchay preguntó al borde del colapso nervioso, luchando por liberarse del agarre de Tay.
—Mira, vas a hacer lo que te ordene y cerrarás la boca, porque no queremos llamar atención indeseada ¿Comprendes? —dijo fríamente,
arrastrando a Porchay hacia la puerta.Sin decir algo más, sacó a Porchay y lo forzó a caminar, sosteniendo su brazo para guiarlo.
Tay se detuvo, frunciendo el ceño cuando vio el cuerpo de uno de
los hombres de Hyung Sik, agachándose junto al cuerpo para buscar entre su ropa, sonriendo triunfal al encontrar su arma, revisando su cargador—, bien...
Aún quedan...— ¡No puedes armarte como si supieras lo que haces!
—Créeme, sé perfectamente lo que hago.
Quitando el seguro de su arma, volvió a ponerse en movimiento, llegando hacia uno de los cuartos donde las joyas solían recibir a sus clientes.
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Untouchable - Vegaspete
Fanfiction-No puedes tocarme- dijo en un susurro, relamiendo sus labios ante la cercanía- no puedes... -Puedo escuchar sus súplicas ahora, Señor... No tiene que abrir la boca para que pueda escuchar cómo ruega porque lo toque una vez más. «Cuando la palabra...