Capitulo 14

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Contuvo el grito con sus manos cuando lo vio entrar al apartamento con Pete en sus brazos. Lo siguió al cuarto, sin saber qué pensar cuando Vegas dejó su cuerpo inconsciente sobre la cama, procurando no moverlo en exceso para no empeorar la situación.

- ¡¿Qué sucedió?! -preguntó exaltada cuando el pelinegro se alejó al fin de Pete, regalándole una mirada que no pudo descifrar- ¡¿Por qué está inconsciente?!

-Tuvo un problema con una de las joyas- respondió sin más, como si eso fuese suficiente explicación, sus ojos volviendo a fijarse en Pete que seguía inconsciente.

- ¡Se supone que debes cuidarlo! ¡¿Por qué permitiste que volviera a lastimarlo así?!

Rió, honestamente divertido ante las palabras de Yerim, sin poder creer que ella en verdad estuviera cuestionándolo de aquella forma tan absurda. -Creo que tú mejor que cualquier persona en el Club, sabe que el carácter de la joya del jefe es especial. Me pagan por mantenerlo a salvo, pero no puedo protegerlo de sí mismo, Yerim.

- ¡Eres un imbécil! -. Gritó molesta, suavizando su expresión al ver a Pete reaccionar. Pete se removió en la cama, entreabriendo sus ojos y ahogando el gemido de dolor que se disparó al ser consciente de su estado.

Yerim se arrodilló junto a él, acariciando su rostro para tranquilizarlo y evitar que siguiera empeorando-. No te muevas, el Señor Hyung Sik te golpeó; necesitas descansar, ¿Sí?

-No es nada... -susurró, incorporándose en la cama con cuidado; contuvo su respiración para aguantar el dolor, mordiendo su labio con fuerza por un momento hasta que el dolor fue soportable-, ve a dormir, Yerim... Estoy increíble.

-No, no voy a dejarte. Necesitas descansar. Deja que me quede junto a ti, por favor-. Pidió con angustia, sin querer que Pete se esforzara más de lo que debía.

Pete extendió sus manos, sosteniendo su rostro para acercarlo; moviendo su nariz contra la de Yerim y liberándola luego sin dejar de sonreírle, esperó que la rubia pudiese dejar aquella expresión de agobio con la que lo observaba. -Ve a dormir, estoy bien, en serio.

La pelirrubia suspiró derrotada, sabiendo que no tenía algo más que refutarle a Pete. Con un suave asentimiento de su cabeza, obedeció la orden y abandonó la habitación, empujando con brusquedad a Vegas al pasar.

Pete exhaló, levantándose de la cama con dificultad en el mismo instante en que la puerta del cuarto se cerró. Se observó en el espejo, desabotonando su camisa lentamente para verificar su estado. Su nariz se arrugó en desagrado al ver su piel marcada por los golpes recibidos.

-Yerim te odia... -dijo con su voz teñida en burla, encontrando la mirada de su niñero a través del espejo-, pero no puedo culparla, eres un hijo de puta insoportable, niñero.

-Señor... Lo que sucedió... -quiso excusarse, consciente de que Pete debía estar conteniendo sus reacciones a causa del dolor.

-Basta... Mierda, eres tan irritante...

-Necesita entender que no puede...

- ¡Cállate! -interrumpió, apoyando su frente contra el espejo para recuperar el aire-, necesito que te calles por un puto segundo, imbécil...

Se acercó a Pete, tirando su brazo para obligar al pelicastaño a mirarlo directamente. La sonrisa en su protegido se amplió, divertido ante la actitud que Vegas mantenía, pues le quedaba claro que su niñero luchaba por no estallar.

- ¿Qué mierda esperaba actuando de esa forma? Sabe que no puede tocar las joyas del Señor Hyung Sik.

Rió con incredulidad. -Sí, me quedó claro que también es tu prioridad cuidar a esas putas, ¿No?

Untouchable - VegaspeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora