Capitulo 9

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Sabia que este trabajo lo estaba consumiendo poco a poco por eso, antes de poder darle sentido a su rabia y frustración, su boca chocó contra la del pelicastaño, moviendo sus labios con brusquedad y sin un ritmo constante, tirando de su cabello para sostenerlo en busca de una respuesta.

Su lengua forzó el acceso al interior de la boca de Pete, recorriendo su interior con necesidad. Ni siquiera podía darle forma a sus propios pensamientos, sólo concentrado en la forma en que el pelicastaño fue cediendo con cada segundo.

Se separó de Pete después de un momento que pareció una eternidad, respirando con dificultad entre enojo y deseo, viendo el miedo y la confusión en su protegido por lo sucedido.

-Eres un hijo de puta...

Gimiendo cuando Vegas presionó su cuerpo e irrumpió nuevamente, lamiendo cada parte del interior de su boca, succionando a ratos y enredando su lengua de manera hambrienta.

Sus manos tiraron de su cabello con fuerza, forzándolo a profundizar incluso más, extasiado por la forma en que el pelinegro ignoraba por completo la única regla del Club Velvet, como si eso hiciera que todas sus sensaciones aumentaran.

Estaba aterrado, pero por aquel momento, se permitió olvidar también que era alguien más a quien se debía por completo.

                                                                       -------♢♢♢♢♢♢♢♢♢♢-------

Su mano tembló por un momento, dudando en su actuar antes de desbloquear la cerradura del apartamento de su protegido. Se sentía mucho más tenso de lo que en un principio creyó que estaría luego de haber traspasado los límites sin pensar en las consecuencias en ese Club.

Porque debió olvidarlo en el momento en que Pete cruzó el umbral de el apartamento sin pronunciar palabra alguna aquella misma noche.

Debió borrarlo de su mente, en el instante en que el recuerdo de los labios de Pete fue reemplazado por el de Nancy horas después. Mas cada roce, cada beso que compartió con ella, había sido una simple respuesta al estímulo previo provocado por el pelicastaño.

Dios... Si sólo hubiese podido controlar aquella horrible reacción, ni siquiera estaría sintiéndose tan jodidamente colapsado y mucho menos así de confundido.

Empujó la puerta por fin, alejando las dudas de su cabeza y volviendo a su actitud habitual. Su mandíbula se tensó al ver a Pete levantarse de su lugar en la mesa apenas entró al apartamento, observándolo fijamente por un instante y luego, como si su presencia fuese irrelevante, caminó hacia la puerta donde él se encontraba, listo para volver a la realidad.

Un suspiró escapó de los labios de Vegas, comprendiendo la orden tácita que él dio, siguiéndolo sin objetar sus acciones, porque de todo modos no tenía palabras que excusaran su comportamiento.

El camino hacia el Club fue más tortuoso incluso; las manos de Pete se mantenían fijas en su cintura para sostenerse, quemando y disparando las sensaciones que luchaba por contener, mismas que evocaban pensamientos fuera de toda lógica.

Sentir su agarre, forzaba en su mente ideas que no deberían estar permitidas, pero que aun así era incapaz de reprimir. No era diferente al viaje que realizaban a diario en verdad, y quizá, Pete hasta evitaba tocarlo en exceso, pero la abrumante tensión que aquel beso había levantado entre ambos lo enloquecía ante el más mínimo roce.

Apenas aparcó la motocicleta, Pete se alejó hacia el Club con pasos rápidos, obligando a su protector a acelerar para no perderlo de vista.

Untouchable - VegaspeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora