Capitulo 18

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Relamió sus labios, sintiéndolos secos de golpe y necesitando al menos un poco de agua en ese momento; movió su cuello hasta escucharlo tronar, aliviando en algo la tensión que recorría cada músculo de su cuerpo.

Revisó su arma con tranquilidad, respirando con toda la calma que podía obtener luego de aquella noche. Llevaba casi dos horas dentro de su auto, siendo golpeado por la necesidad que volver a sus hábitos había desencadenado y preguntándose qué tanto más podría soportar sin volver a consumir.

Por un momento, cuando su cabeza sólo fue capaz de pensar en lo bien que se sentía en aquel estado de euforia que consiguió por un instante, pudo disfrutar del alivio que supuso olvidar todo lo que lo rodeaba; pero tan pronto como aquella felicidad pasajera lo abandonó, la angustia por más se mezcló con la certeza de estar perdiendo su estabilidad rápidamente.

Tal vez, era mucho peor aún, pues iba siendo consciente de lo rápido que caía, mas no podía hacer mucho por evitarlo.

Exhaló, bajando del automóvil por fin; el peso de su arma reconfortándolo a ratos mientras avanzaba hacia aquel Club desconocido, perdiéndose entre las personas que ignoraban por completo su entorno, tan o más drogadas de lo que él se encontraba.

No le interesaba qué tipo de actividades allí realizaran, porque al final, su trabajo lo había preparado para todo aquello; su propia adicción le recordaba lo bajo que en realidad podían caer las personas en búsqueda de algo que les entregase distracción, placer o un escape, y lo fácil que dejaban de ser humanos para convertirse en monstruos debido a ello.

Tal vez, él mismo ya había cruzado esos límites y perdiendo lo poco de humanidad que quedaba en él por su trabajo; pero no tenía real importancia, no al menos en ese momento donde su cabeza giraba sin control entre imágenes de su protegido y una vida tranquila que iba escapándose de sus manos con el pasar de los días.

Sus ojos recorrieron todo el lugar, pasando de la barra  donde mujeres y hombres se movían al ritmo de una irritante melodía; sonrió cuando pudo vislumbrar aquel pasillo iluminado con luces de neón de colores, las que sólo lograban que todo se viera mucho más vulgar de lo que ya era.

Hyung Sik sí que tenía un punto sobre todos los sitios de similares características, pues el Velvet distaba mucho en apariencia de lo que realmente era, muy por el contrario del lugar en el que se encontraba.

Caminó lento, ignorando el rechazo que todo aquel lugar producía en él; el olor a alcohol y sexo viciando por completo el aire. No se detuvo en la puerta a esperar la aprobación de su presencia, entrando con calma a aquel salón; ladeó ligeramente su cabeza, divertido al ver la confusión en las mujeres que se encargaban de satisfacer a sus clientes y la molestia ante la interrupción que esos hombres ni siquiera se preocuparon de enmascarar.

— ¿Quién mierda...?

Lo escuchó, o al menos vio su boca moverse en un intento por cuestionar, más el sonido de su arma acalló cualquier palabra que el hombre hubiese querido pronunciar, recibiendo el disparo de forma directa en su frente.

Los gritos de aquellas mujeres se perdían entre la música que resonaba incesante, escapando sin tardar del lugar a sabiendas de que hablar sobre cualquier acto ilegal no valía como para arriesgar sus propias vidas; la confusión en el otro hombre lo hizo sentir por unos segundos algo de lástima, mas no lo suficiente como para detenerse.

El sujeto se levantó, pero Vegas tuvo claro que ni siquiera necesitó acercarse, pues en un intento vano por escapar del lugar, el hombre trató de golpearlo sin lograr su cometido, permitiéndole responder sin mucha resistencia.

Untouchable - VegaspeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora