Capitulo 17

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Alejar sus ojos de su protegido se volvía imposible en ese instante; veía a aquel sujeto curar el cuerpo de Pete con expresión neutra y movimientos precisos, como si no estuviese asqueado por lo que veía.

Perdió la cuenta de la cantidad de golpes y heridas que se encontraban esparcidas por su cuerpo, preguntándose cómo aquel chico podía seguir aferrándose a su vida luego de algo así.

Ni siquiera se preocupó de la presencia de Yerim en la habitación, porque sólo era capaz de ver el cuerpo inconsciente y memorizar cada herida como si de esa forma, pudiese disminuir en algo la sensación amarga de culpa que comenzaba a sentir.

—Sus signos vitales están estables y no tiene fracturas ni hemorragias internas pese a su estado... No es mucho lo que puedo hacer con el equipo portátil, pero la pérdida de consciencia se debe al shock de su... Ah... Su accidente.

— ¿Estará bien? —preguntó con voz fría, apenas reconociéndose a sí mismo y sintiéndose mucho peor que aquellos hombres en el Velvet que disfrutaban por ver lo que sucedió en aquel cuarto.

Vio la expresión atónita del hombre ante su pregunta, la incredulidad grabada en su rostro ante las palabras del pelinegro, pero no pudo importarle menos su opinión; después de todo, guardar silencio por dinero era igual de cuestionable y aquel sujeto estaba recibiendo una suma de dinero por olvidar lo que estaba viendo en el cuerpo de Pete.

—Ni siquiera debería estar acá... Debe estar en un hospital; no puedo... No puedo pasar por alto el daño físico acumulado, algunos hematomas sólo disfrazan otros anteriores... Tiene marcas que deben tener años...

—Escuche, Doctor. Le están pagando una cantidad obscena de dinero y su trabajo es cuidar de él, no opinar. Así que, ¿Estará bien?

El doctor tragó, viendo el arma descansar en la cintura del pelinegro con miedo. —Él estará bien... Necesita descansar y prescribiré algo para mitigar el dolor y la inflamación... No puede realizar algún esfuerzo porque, aunque los desgarros en su piel no son profundos, son demasiados.

—Bien, ¿Eso es todo? —habló de manera mecánica, esperando que aquel hombre dejase de observarlo con aquella expresión de asco y horror.

—Es todo...

Asintió, viendo una última vez a Pete. —Yerim, lleva al Doctor afuera; entrégale su dinero y no vuelvas, tu presencia no ayuda en nada aquí de todos modos.

Mordió su labio, conteniendo las ganas de responder y obedeciendo la orden de Vegas. Podía inferir en su actitud, que no se encontraba tampoco de ánimos para una discusión absurda.

Con algo de resistencia, ayudó al Doctor a recoger sus cosas y lo sacó de la habitación, permitiendo que Vegas permaneciera a solas con Pete.

El pelinegro apoyó su espalda contra el armario, cerrando sus ojos por un momento para enfocar su mente, descubriéndose a sí mismo en espera de un comentario arrogante o una burla por parte del pelicastaño; lo que fuese, para poder confirmar que todo aquello no había sido demasiado para soportarlo y que su protegido se encontraba ahí junto a él.

No importaba que su ropa hubiese quedado manchada por completo por haber sostenido el cuerpo de Pete ni que sus manos siguieran enrojecidas por la sangre que escapaba de sus heridas, seguía sintiendo la agobiante necesidad de mantenerse en aquel lugar en espera de una reacción, por mínima que fuera.

Ignoró el cansancio que comenzaba a sentir, manteniéndose impasible en la habitación por demasiado tiempo, tentado a acercarse a Pete y verificar por su propia cuenta su bienestar, más aterrado de descubrir qué tan malo era todo el daño recibido.

Untouchable - VegaspeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora