Capítulo 34

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De una forma insana, había extrañado escuchar su voz rebasar todos sus sentidos. Se mantuvo alejado, sus ojos siguiendo cada movimiento que su protegido realizaba en el escenario y su mente perdiendo toda conexión con su realidad.

Cuando la música se detuvo y la voz de Pete dejó de llenar el lugar, siendo reemplazado nuevamente por la música habitual, se levantó de su lugar en la barra y caminó hacia la salida del Velvet, apoyándose junto a la puerta en espera.

Su protegido arqueó una ceja al verlo esperar en aquel lugar, sonriendo con burla antes de acercarse; sintió su cuerpo tensarse cuando Pete deslizó uno de sus dedos por su cuerpo, deteniéndose en la hebilla de su cinturón.

Siguió el camino que la lengua de Pete realizó sobre su propio labio, tragando con dificultad ante la cercanía.

—Volvamos de una vez, Señor. Ha sido un día extenso.

 —Odio que me des órdenes.

Arqueó una de sus cejas al descubrir que, pese a la hostilidad en sus palabras, su protegido se veía bastante cómodo con aquella situación. —Salgamos de aquí.

Salió del Velvet, permitiendo que su protegido de adelantara, siguiendo cada movimiento sin alejar la mirada de Pete. Una de sus comisuras se alzó, consciente de que él seguía jugando incluso ahora.

Apoyó una de sus manos contra el vehículo apenas se encontró a su lado, acorralando a su protegido y manteniendo su expresión calma.

A esa distancia, se le hizo fácil notar la forma en la que la respiración de Pete perdía su ritmo, demostrando la ansiedad que aquella cercanía provocaba.

—Volvamos, Señor —repitió con tranquilidad, abriendo la puerta.

Esperó a que su protegido entrase al automóvil, rodeándolo para tomar su lugar. Pete mantenía su vista fija en su regazo, relamiendo su labio una y otra vez con notorio nerviosismo.

Sin pensarlo, sostuvo su rostro con una de sus manos para encontrar su mirada, viendo las mejillas de su protegido enrojecer y su labio desaparecer entre sus dientes .Tiró de él por su nuca, colisionando su boca con la necesidad agobiante que contuvo durante todo el día, hundiendo su lengua en su boca

Recorrió su interior, extasiado por la sensación de cálida humedad que se mezclaba con su propia lengua, arrancando un gemido que murió ahogado por parte del Pete.

Se separó de él, conteniendo un jadeo cuando Pete tiró de su labio con fuerza, succionando luego en castigo por la distancia. Su respiración irregular golpeando contra su rostro, dejando que los dedos de su protegido se enredaran en las hebras de su cabello.

—Vamos a otro sitio, niñero—. Su petición, pese a estar oculta como una orden, sonó ansiosa y llena de urgencia. La punta de su lengua delineando con cuidado la mandíbula del pelinegro.

Aún dudando, se alejó de Pete para analizarlo por completo, conteniendo las ganas de sonreír al ver cómo la molestia ante su silencio comenzaba a hacerse presente. Encendió el motor, conduciendo sin pronunciar palabras para acatar la orden de su protegido.

Aparcó su automóvil, bajando para ayudarlo. Rio con burla al ver la expresión de desagrado en Pete, quien miraba con asco el lugar donde se encontraban, por completo ajeno a estar alejado de los lujos que Hyung Sik le entregaba.

—Camine, no pueden verlo en este sitio— ordenó, sosteniendo el brazo de Pete para arrastrarlo dentro del edificio

Al llegar miró a su alrededor, sin poder contener la carcajada mientras recorría el pequeño apartamento con desdén.

Untouchable - VegaspeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora