Capitulo 2

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Estacionó su motocicleta y caminó directamente al edificio frente a él, ignorando las miradas de los hombres que Hyung Sik mantenía ubicados de manera estratégica en aquel lugar, sabiendo que era juzgado y hasta vigilado incluso aunque no lo dijeran directamente. Mientras esperaba a que el ascensor alcanzara su piso, se dedicó a revisar su arma en silencio, cerciorándose una vez más que estuviese lista para cualquier tipo de inconveniente pues lo que menos deseaba, era que fallara en un momento inadecuado.

El timbre del elevador abriéndose lo devolvió a la realidad, volviendo a enfundar su arma y avanzando hasta la puerta del apartamento, se obligó a ocultar cualquier rastro de fastidio y alzó la vista hacia las cámaras de aquel pasillo, sonriendo con cierta burla. No era difícil adivinar que el alcance del artefacto no era totalmente confiable y que la cantidad de puntos ciegos que existían en ese pasillo era importante. 

Dejando de lado aquellos pensamientos, golpeó tres veces de manera rítmica como un simple aviso y marcó la clave numérica, abriéndose paso al amplio lugar sin esperar la respuesta. Dentro, la pelirrubia lo observó confundida antes de que su atención fuese monopolizada por la risa teñida de sarcasmo que provino desde el comedor del apartamento.

—El Señor Pete se encuentra desayunando... —la chica informó de manera diligente.

—Yerim-ah, sólo ignóralo. Haz como si el imbécil no existiera.

Vegas anotó mentalmente el nombre de la chica al escucharlo, ignorando la intención en las palabras que el pelicastaño le dedicó, observando el lugar por un instante para luego caminar hacia donde Pete se encontraba. Lo vio desayunando,  con la misma actitud arrogante de siempre mientras jugaba con las frutas que se encontraban frente a él, sin reales ganas de comer.

—Buenos días, el Señor Hyung Sik quiere que lo lleve al club antes de las diez —dijo con frialdad, mas sin pasar el detalle como el cuerpo del pelicastaño se tensó ante sus palabras por un instante que no alcanzó a ser suficiente para confirmar lo que sus ojos presenciaron—, apenas termine su desayuno, debe alistarse. El Señor Hyung Sik no gusta de los atrasos, así que debemos partir pronto.

—Oh, ¿Acaso tienes miedo de Hyung Sik? —. Pete sonrió, arqueando una ceja con burla, como si la idea de aquel hombre temiéndole a Hyung Sik le causara cierto grado de satisfacción morbosa—. Supongo que el niñero no es tan valiente como hace creer~

Quiso responderle, porque aquel pelicastaño lograba irritarlo con tanta facilidad, que estaba deseando poder renunciar ya. Pero su profesionalismo estaba mucho antes que todo y podía soportar aquella personalidad asquerosa de la joya de Hyung Sik por mantener su reputación intacta. No iba a permitir que aquel chico que juraba que el mundo le pertenecía, arruinara su día.

—No tengo miedo del Señor Hyung Sik, pero me pagan por cumplir órdenes.

—Ya veo... Así que si Hyung Sik te pide que vayas y chupes su polla, tú vas y te arrastras por meterla a tu boca, ¿No es así? —dijo con una sonrisa llena de ironía—, lindo.

— ¡Pete! —. La voz de Yerim lo hizo reaccionar de manera automática; observó a la rubia fulminarlo con la mirada ante su actitud, notoriamente avergonzada por la forma en la que el pelicastaño se comportaba con su nuevo protector.

—Mi error—, el pelicastaño sonrió, tirando los cubiertos con despreocupación, levantándose de su lugar y dándole una mirada llena de burla a Vegas, sin poder creer aún que tuviese que mantenerlo cerca por su propia seguridad—, para eso me tiene a mí, niñero; puedes estar tranquilo.

Pete pasó de largo al pelinegro hacia su habitación, siendo seguido por Yerim de manera inmediata. Los vio perderse de vista y no pudo evitar exhalar con fastidio. Odiaba aquella forma arrogante en la que el pelicastaño se relacionaba, pero no pudo pasar por alto la sorpresa al ver que su actitud hacia aquella chica era completamente diferente a la del resto de las personas. Dudaba que Pete se arrepintiera en verdad de sus palabras, pero al menos pudo ver en su expresión, que el pelicastaño claramente esperaba que Yerim no pensara mal de él.

Untouchable - VegaspeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora