Capítulo 39

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Beep. Beep. Beep.
Mis ojos comenzaron a abrirse lentamente, pues aún no se acoplaban a la fuerte luz que abundaba en el lugar. El ruido de alguna maquina era lo único que se escuchaba aquí y sinceramente no recuerdo como llegué, mi último recuerdo de Yang Mi disparándole a aquella mujer era lo único que venía a mi mente. Estas paredes blancas no son de mi habitación. Mi cabeza dolía, como si taladraran una parte de mi cerebro. Coloqué la palma de mi mano en mi frente, masajeando, tal vez eso ayudaría con el dolor pero fue un intento fallido. Traté de sentarme pero una punzada en el costado me detuvo. Había olvidado mis costillas rotas. Maldición.

Anoche fue una total locura... todavía me pregunto de quién hablaba aquella mujer... ¿quién era ella? ¿Por qué me quieren muerto? Tengo tantas preguntas sin respuesta. ¿Habrá más personas como ella que me odien a tal punto de querer matarme? Luego recordé sus palabras... "ella lo envió a matarte." Debo investigar de quién se trata. Mis amigos y yo corremos peligro si no descubro pronto quién está detrás de todo esto. No lo voy a tolerar.

Puse una mano en mis ojos, tratando de cubrir la tenue luz que golpeaba mi cara desde la ventana; solté un suspiro y me dispuse a pararme de aquella cama, debo ir a ver cómo están Jimin y Yang Mi después de la horrible noche que tuvimos los tres. No quiero ni imaginar qué pasa por la cabeza de Yang Mi luego de dispararle a aquella mujer. Es su primera vez asesinando a alguien. Ni siquiera pudo acompañarme a deshacerme del cuerpo... como a mis victimas; tuve que encargarme de desaparecer el cuerpo, asegurándome que sea un lugar que no encuentre nadie jamás.

Puse todo mi esfuerzo en ponerme de pie, soltando uno que otro quejido. Ahora ya sé que se siente que te quiebren huesos. Quién diría que yo pasaría por esto. Bufé. A lo mejor ya está llegando mi karma y por eso me suceden todas estas cosas. O tal vez es Dios castigándome por todo el mal que he hecho. 

Escuché la puerta abrirse, dejando a la vista una Yang Mi mirando al suelo. Ya dentro de la habitación, sus ojos subieron para encontrarse con los míos. — ¡Tae Hyung! — dijo casi en un grito, una sonrisa de alivio apareció en su lindo rostro, pero al mirar lo que trataba de hacer frunció el ceño, — ¿qué carajos haces tratando de ponerte de pie? Recuéstate ahora mismo. — la verdad creo que es la primera vez que le oigo hablarme así. Con calma, puso sus manos en mi hombro e hizo que me recostara de nuevo. Me regaña pero no deja de tratarme con cuidado — Estamos en el hospital. De verdad estabas al borde de la muerte. — sus ojos se cristalizaron. — Gracias a Dios estás bien. De verdad que no sabría que hacer si algo te pasara.

— ¿Por qué fuiste allí? — pregunté, dejando de lado todo lo que decía. Ella me miró extrañada.

— Tu me pediste que fuera. ¿No lo recuerdas? — dijo mientras sacaba su móvil del bolso que  hasta ahora noté que traía en mano. — mira, me enviaste la dirección y pediste que fuera lo antes posible. La verdad dudé si deb- — Yang Mi se quedó callada en mitad de frase por mi mano arrebatando su móvil, pegó un pequeño salto pues la tomé desprevenida. Mi mano comenzó a temblar. Mis ojos clavados en aquel mensaje de texto que le había llegado desde mi número. Desesperado comencé a buscar mi móvil. No tengo mi ropa puesta así que no lo tenía conmigo.

— Mi móvil. — ella solo se me quedó viendo — ¡Yang Mi, busca mi cabrón móvil! — grité, provocando que ella diera otro salto del susto. Coloqué mis manos en mi cienes — perdóname, no debí... no debí gritar. Pero de verdad, necesito mi móvil. Por favor...

Ella no dijo ni una sola palabra. Solo se acercó al pequeño estante  que tenía a su lado y abrió el cajón, revolvió algunas cosas para luego sacar mi móvil. Estiró su mano, dándome el móvil, aún sin pronunciar palabra alguna. Iba a disculparme cuando ella salió corriendo de la habitación, soltando un pequeño "imbécil" antes de dar un portazo. Maldición, soy un real imbécil. Solté un suspiro para dejar salir un poco de la ansiedad que tengo. Tengo demasiadas cosas en la mente pero eso no justifica que le haya hablado de tal manera. No soy así con ella, pero debo concentrarme en lo que esta pasando.

Tomé mi móvil y marqué el número de Yang Mi. Aún tengo su móvil en mi mano así que pude notar que mi llamada no entró. Que extraño. Busqué en mis mensajes con ella y justo como pensé. Yo nunca mandé ese texto pidiendo que viniera a encontrarme. ¿Por qué le pediría que fuera? Si desde un comienzo le pedí que se quedara en mi habitación. El problema es que Yang Mi sin pensárselo dos veces fue allí. Escribí un 'hola' desde su móvil al mío y aquel texto nunca llegó a mi móvil, pero en menos de dos minutos pude ver aquellos tres puntos cuando alguien está escribiendo. ¿Acaso interceptaron mi móvil? Si no, ¿de qué otro modo estarían ellos haciéndose pasar por mi?

"Hola, Tae Hyung. Nos volveremos a ver. Eso tenlo por seguro."

Leía aquel mensaje una y otra vez. Saben que tengo el móvil de Yang Mi. Traté de llamar pero rápido fui enviado a buzón.

Bzzz. El móvil vibró, indicando que había entrado otro mensaje.

"No te desesperes. Pronto estaremos hablando, Taehyungie-boo"

¿Taehyungie-boo?
Hace mucho nadie me llama así. De hecho, nadie me llama de esa manera, solo una persona lo ha hecho, y hace muchos años no se de ella... Acaso... no, no puede ser...

"¿Mamá?" 

Al enviar ese mensaje, aquellos puntos de que la persona estaba escribiendo aparecían y desparecerían, pero la única respuesta que recibí fue una carita sonriente.

¿Pero porque mi mamá..?

Rescue me. | TaeHyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora