Capítulo 9

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Me encontraba en una oscura calle. Caminando sin destino alguno. En mi mano sujetaba un cuchillo bañado en sangre. Tiritaba de los nervios. Lágrimas bajaban sin cesar. Tuve que correr al bote de basura más cercano a devolver lo que parece mi última cena. Limpié mis labios con la manga de mi chaqueta. Me dejé caer al suelo justo al lado de aquel bote de basura. El olor a vomito y basura se mezclaron, provocándome náuseas. Ignoré el olor. Tiré a un lado aquel cuchillo y miré mis manos ensangrentadas. La desesperación comenzó a apoderarse de mi cuerpo. Traté de limpiar aquella sangre en mi chaqueta, en la camisa, pero seguía viéndola, y solo quería dejar de hacerlo. Encontré agua dentro de una botella en mal estado, traté de lavar la sangre con aquella agua sucia. Sequé mis manos en mi camisa y saqué el celular del bolsillo de mis jeans.

Marqué el número de Jimin. Al tercer timbrazo respondió. Sin siquiera dejar que hablara, él comenzó a hablar.

— No vuelvas a marcarme, ni buscarme, estás solo desde ahora, Tae Hyung. — sin más, colgó.

Lancé el celular tan fuerte que se separó, la batería cayó en un lado y el resto del celular en otro. Me desesperé tanto que no pude evitar el grito que salió desde lo más profundo de mis pulmones. Grité hasta quedarme sin aire. Cubrí mi rostro con ambas manos, tiritando. No podía dejar de llorar.

Escuché una muy conocida risa. Alcé la vista para encontrarme con él, el nuevo causante de mis pesadillas. Recuerdo que cuando mi padre murió quien era la causa de mis pesadillas era mi madre, la escena de ella asesinando a mi padre me atormentaba, pero hoy día, eso ha ido cambiando.

Su espalda estaba recargada de un auto con una amplia sonrisa. Comenzó a acercarse a mi lentamente, sin borrar aquella sonrisa de su rostro. Se paró justo en frente de mi. Se puso de cuclillas, empujó mi cabeza y rió. Me siento patético.

— Eres patético. — afirmó, como si hubiera leído mi mente. — Taaaan patético.

Se puso de pie nuevamente, metió sus manos en los bolsillos de su pantalón. Iba a subir la mirada pero una patada hizo que mi rostro quedara clavado en el suelo. Escupí la sangre que se había acumulado en mi boca.

Como pude me puse de pie, de mi boca goteaba sangre. Escupí de nuevo. Pasé mi mano por mi nariz.

— ¿Qué demonios quieres, Jung Kook? — pregunté molesto.

— Ver muerte, Tae Hyung. ¿Qué más? — bufó. — Quiero ver como desmembras a esas mujeres tan fáciles como hacer la multiplicación de la tabla del cero. — comenzó a reír por su propio chiste. 

Escuché un fuerte trueno. Miré al cielo, una gota cayó justo en mi mejilla. A comenzado a llover. El lugar donde me encuentro se ha vuelto aún más terrorífico que al principio. Truenos y rayos. Lluvia y algo de viento. Solté un suspiro. ¿Tan oscura es mi mente? Por supuesto... Estoy hablando sobre mi mente, la mente de un asesino serial que con pura emoción abre el cuerpo de mujeres.

El destripador. Asesino serial más buscado, Kim Tae Hyung. Mi "hermano" mayor.  — canturreó Jung Kook frente a mi.

Todo parece divertirle. No ha dejado de sonreír.

— Ah. — suspiró — Asesinar. Abrir cuerpos y ver el color rojo de la sangre. Sentir un placer único y tan exquisito. Lo mejor es cuando son mujeres rogando por su vida. — miraba a lo lejos — ¿Se sintió tan bien asesinarme a mi a como se siente asesinar una delicada mujer? — sus ojos se posaron en mi. — Asesinar a esas indefensas mujeres es como desnudar a una pobre flor, arrancar pétalo por pétalo, sencillo y no un trabajo fuerte.

— No es tan fácil cuando se trata de una rosa. Arrancar sus pétalos se vuelve más difícil si tienes que sostener su tallo lleno de espinas, las cuales, si no sabes por dónde sostenerla adecuadamente, se entierran en tu piel y te hacen sangrar. Esas son más divertidas de desnudar. Esas pocas mujeres, que son como rosas, se aferran al hilo más pequeño de vida que les queda. Haciendo todo un verdadero reto. — sonreí. — Por tal razón, asesinarte no fue de mi agrado en absoluto. Fue tan sencillo que me pareció aburrido, nada excitante. Atravesar tu cuerpo con aquella bala fue sencillo, realmente no luchaste demasiado, he visto mujeres luchar por su vida más que tú. Pedazo de marica. Fue casi como un suicidio. — bufé. — Eso querías, ¿no? Que yo terminase con tu miserable vida por que eres tan cobarde que no podías hacerlo por tu cuenta. Siempre escondiéndote en las sombras de todos. Si habláramos de patético, tu mi amigo, eres el rey de ello. — me burlé. Por fin su estúpida sonrisa fue sustituida por una seria expresión.

Su mirada quedó clavada en el suelo, unos segundos después sus hombros comenzaron a subir y bajar. Cruzó sus brazos por encima de su estómago. Comenzó a carcajearse, cada vez más fuerte.

— Realmente patético. — suspiró — Puede que no haya luchado demasiado pero no me dolió tanto morir, como te dolió a ti asesinar a tu pequeño Jung kookie. — pronunció el apodo por el que un día le llamé en forma burlona.

— Cállate.

— ¿Qué? ¿Te duele escuchar la verdad? — arqueó una ceja. — Tae Hyung, Tae Hyung....

— ¡¡Cállate!! — grité lo más fuerte que mis pulmones me permitieron.

Me levanté sobresaltado. El sudor corre por todo mi cuerpo. Miré a mi alrededor, me encontraba en mi habitación. Luego de haber ido a casa de Yang Mi, volví a casa y me tomé una píldora para poder dormir.

Demonios...

No puedo si quiera dormir en paz. Solté un suspiro. Me puse de pie y caminé hacia el baño, ya estando frente al lavabo, abrí la llave para que el agua saliera. Mojé mis palmas, luego recogí en ellas un poco de agua y la lancé a mi rostro. Y repetí la acción. Miré mi aspecto en el espejo. De mi cara goteaba el agua. Bajo mis ojos tenía pequeñas bolsas, malditas ojeras, estoy exhausto.

— Calma, Tae Hyung. Solo fue una pesadilla. — me recordé.

Rescue me. | TaeHyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora