Capítulo 14

909 102 32
                                    

Sierra observaba todo lo que hacía con Lila, sin decir una sola palabra. Solo estaba allí sentada, mirando... Observando. No rogaba, no hacía nada. Solo ha llorado pero nada más. He acostado a Lila en el suelo y he roto su camisa y sostén. Su torso está totalmente desnudo. Sus bonitos falsos pechos están al aire. Tengo una cuchilla bastante afilada. La cual estaba rozando por la piel de Lila. Ella no ha dejado de chillar. Me coloqué sobre ella, mis rodillas a cada lado de su cintura. Quité su mordaza y pasé la cuchilla por su mejilla. Ella apretó los ojos.

Comencé a cortar poco a poco la parte baja de sus pechos, no haciendo cortes muy profundos. Seguí bajando los cortes hasta su vientre, también algunos en sus piernas y brazos. Todo su cuerpo poco a poco llenándose de sangre. Ella lloriqueaba sin parar. Miré a Sierra quien había girado su cabeza hacia otro lado. Bufé por eso.

— Mira hacia acá, Sierra. No querrás que pase lo mismo que pasó con Shanna. — le recordé. Pasaron unos largos segundos hasta que ella por fin giró su cabeza, mirando a Lila. Yo sonreí.

Continué con lo que hacía. Hasta que llegó un momento que me aburrí de que no gritara como me gusta. Solté su mordaza, dejando la boca de Lila libre para que gritara cuanto le plazca.

— ¿Cuánto dinero gastaste en estás? — di un suave golpe en su pecho derecho, haciendo que este se moviera casi como gelatina. Lo encontré algo repugnante realmente. Nunca he entendido por que las mujeres gastan tanto dinero en hacerse operaciones las cuales no serán tan "geniales" cuando se hagan ancianas.

Abrí ambos de sus pechos como si de coco se tratasen y saqué las bastante grandes bolsas de silicona que ayudaban a sus pechos ser más grandes. Ella por fin gritaba fuerte. Justo como quería. La sangre bañó su cuerpo casi por completo y mis manos. Los sollozos de Sierra se hicieron presentes. La miré sonriente, sus mocos y lágrimas estaban bajando a cantaros. No pasó mucho tiempo después, ya su alma no estaba en el cuerpo de Lila. Había muerto. Me puse de pie, con la respiración algo agitada.

Mi pecho bajaba y subía repetidamente. Me acerqué a Sierra y le mostré el cuchillo ensangrentado con el que le había quitado la vida a su amiga. Lo pasé por su mejilla suavemente. Iba a quitar su mordaza pero el sonido de un auto acercándose me detuvo. Rápidamente lancé el cuchillo a un lado y me acerqué a un pequeño grifo, que por suerte, estaba allí en aquel granero. Limpié la sangre de mis manos. Miré a Sierra, coloqué mi dedo índice sobre mis labios en señal de que debía mantenerse en silencio. Salí del granero, dejando a Sierra sola con el cadaver de Lila.

Fuera de allí, logré ver el auto de un policía. El hombre de más o menos mi altura estaba mirando los alrededores. Me acerqué a él a paso tranquilo. Él me miró y yo sonreí amablemente. Se acercó a mi, al detenerse colocó todo el peso de su cuerpo en una sola pierna y sus manos en su cintura. Las gafas oscuras que traía no me dejaban ver sus ojos. Una barba de hace unos tres días y unos labios finos era lo único que lograba ver.

— ¿Se le ofrece algo, oficial? — pregunté con la sonrisa más falsa que he dado en mi vida, de paso mirando alrededor, asegurándome de que esté solo. Para mi suerte; si lo estaba.

— ¿Acaso piensa comprar o alquilar el lugar? Esta vieja granja ha estado vacía desde hace mucho y una persona local ha visto los autos entrar aquí y pareció extraño. — cambió el peso de su pierna a la otra — Por lo que veo no está solo. — señaló los autos estacionados frente al granero. — ¿Dónde están las personas dueñas de esos autos?

— Oh, sí. — asentí varias veces — este lugar me parece tener una buena localización, estoy muy interesado en comprar el área. Y los autos son de mis amigos que han querido revisar conmigo el lugar. — mentí.

— ¿Y dónde están? — preguntó nuevamente.

— Por algún lugar en la granja. — carcajee suave y falsamente. Este oficial está jugando con mi último nervio.

Él comenzó a caminar, rodeándome. Estaba caminando justo hacia el granero. Apreté la mandíbula. Si llega hasta allá, verá todo. Arruinará mi diversión. Apreté mis puños. Vigilaba cautelosamente cada paso que aquel hombre daba. Para mi muy buena suerte, con todo el sarcasmo que la oración pueda cargar, un «ayuda» se escuchó desde el interior del granero. Como demonios Sierra se quitó la mordaza, no lo sé pero lo logró.

El hombre colocó su mano sobre su arma, aún sin sacarla del todo. Otro «por favor, ayúdenme» volvió a escucharse. Dejé que aquel hombre llegara al granero y abriera la puerta. Con cuidado me coloqué detrás suyo, con un ladrillo en mano que había encontrado en el suelo. Sierra al verlo pude ver como sus ojos brillaron pero después expresaron solo horror al verme detrás del oficial. El iba a girarse, pero el fuerte golpe que le di con el ladrillo le dejó totalmente inconsciente. Su cuerpo cayó en el suelo y un sollozo se escapó de la garganta de Sierra. Yo me encogí de hombros.

— Pobrecillo, llegó en el peor momento que pudiese hacerlo. Apuesto que tenías muchas esperanzas de que te rescatara, ¿no es así? — me burlé. Vi como la ira se apoderó de su rostro.

— Eres un maldito, ¡un total degenerado! Te pudrirás en el infierno, Victor. — rodé los ojos burlonamente — ¡Te quemarás! Vas a pagar cada una de las mujeres que has asesinado, cada una de ellas. Cuando te encuentren... Oh, te harán las peores cosas. En prisión serás la puta de alg... — la golpeé con mismo ladrillo de antes.

— Eres increíble pero aveces hablas demasiado, ¡santo cielo!. — me quejé. — Tu si que eres pura diversión. Toda una joya. — hablé al cuerpo inconsciente de Sierra.

Estoy seguro que la manera que la asesinaré le hará gritar mucho.

Nota de autora:
Me siento mal por no haber dado señales de vida desde la última vez que actualicé. Me quedé sin inspiración. Aparte de que la escuela y los trabajos me están consumiendo el tiempo más de lo que creía. Me disculpo totalmente pero espero entiendan.

Trataré de actualizar los días que he dicho que lo haría pero si no lo hago, espero que esperen pacientemente por que lo haga. Siempre trataré de que si no logro actualizar el día que me toca, que no pasen demasiados días después.

Vuelvo y me disculpo.

– Ale out.

Rescue me. | TaeHyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora