Capítulo 19

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Me giré en la cama y pasé mi brazo sobre mi almohada. No puedo dormir sin ella, siempre debo dormir abrazando algo. Mi brazo comenzó a subir y bajar a un ritmo lento, pausado, tranquilo. Luego de procesar eso unos segundos caí sentado al instante. Las almohadas no respiran. Parpadee un par de veces y miré la negra cabellera bajo mi sábana. Con sumo cuidado, comencé a arrastrar la sábana para ver quién se encontraba allí. Mi ceño se frunció y mis músculos se tensaron al ver de quien se trataba. Su uniforme de sirvienta, su cabello revuelto. Sus labios ligeramente abiertos. Comencé a escanearla totalmente, mis ojos se abrieron como platos y rápidamente lancé la sábana de nuevo sobre ella.

La falda de su uniforme se había subido demasiado, dejando ver su trasero en la casi inexistente braga... ¿Eri usa tangas?

Negué repetidas veces tratando de espantar cada pensamiento morboso. Con ambas palmas di algunos suaves golpes en mis mejillas. Tratando de traerme a la realidad. No recuerdo haberme quedado dormido con ella a mi lado. Ella me abrazó,  hablamos por unas cuantas horas pero estoy segurísimo de que ella se había marchado y me había deseado buenas noches. ¿Cómo es que está aquí?  O tal vez soy solo yo quien soñó toda esa esena de ella marcándose. No sé.  Que más da, supongo.

Me puse de pie y salí de allí como alma que lleva el diablo. Iba tan deprisa y despistado que no vi a Jimin frente a mi, intenté detener el paso antes de chocar con él pero fallé patéticamente. Ambos terminamos en el suelo. Jimin me miró extrañado y yo desvié la mirada. Su celular había caído justo a mi lado, estaba en medio de escribir un mensaje y de lo que pude leer estaba destinado para nada más y nada menos que Yang Mi. O eso leí. No entendí por que razón estaría hablando con ella pero decidí hacer caso omiso.

— Lo siento, no miré por donde iba. — tomé el móvil y él casi me lo arrebata con todo y mi mano. — ¿Todo bien?

Él solo se encogió de hombros, se puso de pie y se marchó. Tecleando las letras en su móvil nuevamente. Sin siquiera hacer ademán de ayudarme. Simplemente se fue, dejándome allí solo y sumido en mis pensamientos. ¿Estará molesto? Solté un suspiro. No he hecho nada para que lo este así que no entiendo la razón de su estúpida y amarga actitud hacia mi.

Escuché la puerta de mi habitación abrirse así que me giré, aún estando en el suelo, para ver si Jimin había entrado a ella pero en cuanto vi a Eri salir de allí no pude evitar correr. No estoy preparado para encararla ahora. Que vergüenza después de haber visto su culo mientras dormía. Aunque... Ella estaba dormida así que no debió notarlo, ¿cierto?

Llegué a la cocina y me serví un buen vaso de agua. Me recosté del frigorífico y comencé a tomar mi agua.

Mirando a la nada. Pensando en todo.

El vaso pegado a mis labios, llenando mis mejillas de aquel líquido. El cual escupí al ver quién acababa de entrar a la cocina. Ella sonreía brillantemente. Escuché un "buenos días" de su parte pero yo no pude formular ni siquiera un simple hola. Así que reinó el silencio.

Ella me miró extrañada. Daba pasos lentos hacia mi, se estaba acercando y mi mente gritaba que corriera, que me alejara, que simplemente no permitiera que ella se acercara pero mi cuerpo no respondía. Ni un solo músculo se movía. Mis ojos estaban clavados en los de ella.

— Eri... Yo...

— ¿Estas bien? — abrí los ojos como platos al sentir su frente junta a la mía. Yo estaba encorvado y ella se colocó en la punta de sus pies para lograr hacerlo —Te ves... Algo enfermo. Estás muy rojo. — en su tono había preocupación pero también algo más detrás de sus palabras... Tal vez algo de ¿diversión? No lo sé. — Ve a la cama, yo iré enseguida con algo de avena y medicina.

— Yo estoy bien, Eri. No necesito nada. — afirmé. Ella ladeó su cabeza y luego se encogió de hombros.

— Luego si te mueres no andes echándome la culpa.

— No. Oh y algo más antes de irme a mi habitación... No me molestes... Estaré... Hmmm.... Ocupado. — rasqué mi nuca y ella asintió.

Me giré para irme pero escuché una pequeña risilla de su parte. Me giré extrañado y la miré.

— Que me hayas visto el trasero no quiere decir que debas esconderte para siempre. Fue un simple error.

Tragué saliva. Sentí como pequeñas gotas de sudor comenzaron a acumularse en mi frente. Estoy tan avergonzado.... Sin razón.  No es como si fuera la primera vez viendo un buen trasero. Por favor, he visto muchísimos pero el hecho de que no es cualquiera, eso es lo que me avergüenza.

— Lo siento, Eri. No quise... — comencé y ella rió.

Si lo notó, ¿cómo es que no dijo o hizo nada? Solo se quedó allí acostada.

Y como si hubiera leído mi mente: - Me avergoncé muchísimo, por lo tanto, no dije y tampoco hice nada. Creo que entré en un pequeño estado de shock.

Yo me quedé en silencio. Así que ella prosiguió.

— Fue lindo que no te aprovecharas. De haber sido otro hombre probablemente hubiera sido violada. - yo bufé. Ella enarcó una ceja y me miró esperando respuesta.

— Nadie querría violarte. No estás tan buena. — solté y ella sonrió.

— Acabas de admitir que estoy buena.

— No...

— Lo hiciste.

— Claro que no, estás loca. — bufé y ella se acercó a mi amenazante. Sus pies estaban totalmente pegados a los míos.

—¿Qué pasaría si te beso? —soltó de la nada. Casi me ahogo con mi propia saliva.

—¿Disculpa?

— No estás sordo. — puse los ojos en blanco — ¿no responderás?

Y por impulso, junté nuestros labios. Mi beso no era apresurado pero ella parecía estar muy impaciente.

Eri no es realmente Eri hoy. Usualmente ella es tímida e inocente.

Pero hoy, es totalmente diferente.

Nota de autora:
I'm barely alive.
Gracias a todos los que paciente esperan mis actualizaciones.  Yo tenía días programados pero la escuela es un asco y mi cerebro ha estado tan cansado que no me queda fuerzas para escribir. Me disculpo por eso.

Hasta la próxima.

- ale out

Rescue me. | TaeHyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora