Capítulo 26

660 80 21
                                    

La cama se había vuelto mi lugar favorito, casi no salía de mi habitación desde que Yang Mi se esta quedando aquí conmigo. Eri no me dirige ni una sola palabra y realmente no le he prestado atención. Ella parece estar totalmente celosa de Yang Mi, incluso llegó a derramar un sumo de uva sobre ella cuando estábamos por salir a tomar café juntos, aunque se disculpó millones de veces con Yang Mi, se que no lo sentía en absoluto. Luego de que Yang Mi se fuera a cambiar, ella sonrió divertida, y me miró esperando que yo sonriera igual pero solo estuve allí, con expresión fría y molesta.

Estaba totalmente oscuro en la habitación. Me giré en la cama e iba a rodear el cuerpo de Yang Mi con mi brazo, pero este solo tocó la cama fría y vacía, para mi sorpresa, ella no estaba. Me senté en la cama, inspeccionando la habitación, buscando indicios que me dijeran donde podría estar Yang Mi y entonces vi la luz que emanaba de debajo de la puerta del baño. Escuché cuando la puerta se desbloqueó y lentamente comenzó a abrirse, chirreando mientras lo hacía. La luz había sido apagada antes de que la puerta se abriera por completo, así que estaba totalmente a ciegas. 

Sentí un lado de la cama hundirse, indicando que alguien se había subido. Escuché una suave risilla que asumí, era de Yang Mi. Iba a estirar mi mano para encender la luz de la lámpara que se encontraba en mi mesa de noche, pero un movimiendo rápido de ella, detuvo mi mano. No sé como notó lo que estaba por hacer, ya que está muy oscuro pero decidí ignorarlo. Sentí cuando pasó su pierna por encima de mi, colocando una rodilla a cada lado de mi cuerpo. Yo reí algo nervioso, se sentía extraño tenerla sobre mi.

Tomó mis manos y las colocó en sus piernas, las subía y bajaba, haciendo que acariciara su suave piel.

- Tae Hyuuuung - canturreó mi nombre, por su tono estoy seguro que tiene una sonrisa dibujada en su rostro  - ¿no me extrañas? - dudé unos segundos.

- Todos los días. - admití.

- Eso es muy lindo. - ambas de sus manos acariciaron mi pecho, suavemente bajaron hasta llegar al borde de mi pantalón... Juguetonamente, comenzó a subir mi camisa, me obligó a subir mis brazos, sentí la fina tela acariciar mi cuello cuando fue removida por completo.

Sus dedos viajaban por todo mi torso desnudo. No paraba de soltar alguna que otra risilla y me parecía extraño. Yang Mi estaba actuando muy... no ella. Sentí sus labios depositar un beso en el mismo centro de mi pecho.

- Siempre quise hacer esto. - fruncí el ceño, extrañado.

- ¿Hacer qué? - pregunté.

Un grito ahogado salió de mi garganta. Algo había atravesado mi pecho. Podía sentirlo. No sé que demonios era, pero se movía dentro de mi.  Mi respiración se volvió muy agitada y mi corazón corría a mil por segundo. Mis manos fueron a parar en el lugar donde fui apuñalado y solo pude sentir las manos de ella. Una escabrosa risa, que hizo que mi cuerpo entero se estremeciera, inundó el silencio de la habitación. Tosí, y pude saborear mi propia sangre. Sentía que me ahogaba y aquella persona seguía riendo.

Con mi mano temblorosa, encendí la lámpara a mi lado. Mis ojos rápido se posaron en la persona o mejor dicho, cosa, demonio, sobre mí.

Era el cuerpo de una mujer, en ropa interior de encaje negra, su rostro era algo mosntruoso. Su boca había sido desgarrada, mostraba su lengua, la cual era igual a la de una serpiente, estaba tan cerca a mi rostro que sentí asco. Sus ojos eran totalmente oscuros, tan negros como la noche. Sonrió, sangre comenzó a brotar de su boca. Parecía disfrutar esto demasiado.
La habitación había sido cambiada totalmente. El suelo eran solo puros cadáveres de mujeres. De las paredes bajaba sangre y en el techo se leía la palabra "asesino" muy grande.

El demonio, o lo que fuera esa cosa, sacó sus manos de mi pecho. Sus dedos eran tan largos como sus puntiagudas uñas. Lamió la sangre que bañaba sus manos y acercó su rostro al mío. Sus negros ojos mirando directamente a los míos,  sin borrar aquella horrible sonrisa. Su lengua acarició mi mejilla, apreté los ojos, tratando de no sentir nada. Esto no puede estar pasándome. 

Unos aplausos se escucharon a mi lado. Giré mi rostro y abrí mis ojos. Encontrándome con el menor del grupo de mis amigos.

- ¿No te gusta lo que te he traído? Vaya, es que así son las únicas mujeres que encuentro en el infierno, no hay mucho para elegir. - se encogió de hombros - Que lástima, ¿no? En la tierra todas son muy bonitas. - sonrió.

- Esto... No es real... No lo es... Tu estás muerto... - repetía una y otra vez. Convenciendome. - ¡Deja de atormentarme! - supliqué.

- Esto parece muy real para mí. - sonrió arrogante.

- ¿Que demonios es esto? - lloriquee.

- Acabas de utilizar el nombre de lo que son. Demonios. Es uno de todos lo que viven en tu interior, Tae Hyung. ¿Te asustan?

- Esto no es real..

- Los demonios en tu interior si lo son. Lo sabes bien... Pero les temes. Les conoces bien y sabes de que son capaces. - se burló - temes que se vuelvan más fuertes que tú. Pero te diré algo... - se acercó a mi oído y susurró: - ya lo son, ellos te controlan. Y recuerda que siempre, no importa donde vayas, tendrán poder sobre tí.

- No. No lo hacen. Yo tengo el poder sobre mi cuerpo. - traté de moverme pero me era imposible, no tenía el poder.

Continué intentando. Otra vez, y otra, y otra, y otra. Luché con todo mi ser por despertarme de esa maldita pesadilla pero me era imposible, hasta grité con todo lo que mis pulmones me permitían. 
Sentí mi cuerpo caer al suelo, abrí los ojos y vi a Yang Mi con expresión de preocupación.  De mi frente caía gruesas gotas de sudor.

Solo estaba dormido... Era una pesadilla. No era real... Excepto ellos.

Rescue me. | TaeHyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora