Dream I

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• ¿Estaba muriendo? •

Dos días.

Aquellas dos palabras se repiten en mi cabeza constantemente.
Es como aquella mosca que no deja de volar por tus alrededores y no la puedes matar, solo puedes irte.

Eso es justamente lo que planeo hacer.
No he podido pegar un ojo en toda la noche e imagino que los demás tampoco.
Lo que ha pasado con Byron nos ha dejado atónitos e incluso con miedo.

Mañana se cumple el segundo día, en el cual debería entregarme para que esta gente no sufra las consecuencias por mi culpa.

¿Qué es lo correcto?

No tengo una respuesta para eso, pero sé que puedo encontrar una respuesta a aquella pregunta.

Me inquieta el hecho de saber que en cualquier momento podrían atacarnos y tomarnos desprevenidos.

Suspiro con pesadez y cierro los ojos unos segundos. Aún es de madrugada, no deben estar todos despiertos. Abro los ojos y me siento como indio en la cama. Estoy sudada y tengo tan solo un pantalón de buzo y una blusa negra.

Decido levantarme y salir de mi habitación, la cual tiene esos toques rústicos que me encantan, pero parece como estar en la playa por el calor.

La playa... cuánto extraño ir a ese lugar y sentir la arena en mis pies.

Bajo las escaleras con sumo cuidado y silencio, ya que no quiero que por mi culpa alguien salga de su sueño.

Al estar abajo, me dirijo hacia la cocina por un vaso de agua, ya que mi garganta no puede estar más seca. Agarro un vaso de vidrio y sirvo un poco de agua. Doy el primer sorbo y siento el líquido bajando por mi garganta. Es aliviante

Al terminar, dejo el vaso encima del mesón de la cocina y voy hacia la sala de estar, pero me quedo estática ante la escena tan incómoda que veo.

— Yo... lo siento mucho — Digo dándome la vuelta para volver a mi habitación.

— No te preocupes, Adriana — Dice Glenn arreglándose la camisa.

Los miro con incómoda dy un poco de nervios. Me resulta un poco gracioso el hecho de que estén en plena sala de estar besandose.

Tu estás en plena madrugada caminando por la casa, Adriana.

C

állate.

— No quise interrumpir — Admito mirando mis pies. Tengo esa tonta manía cada vez que me siento como una niña pequeña.

— No importa, Glenn ya se iba — Dice Maggie, Glenn asiente con la cabeza y se retira de la casa, no sin antes despedirse de Maggie con un casto beso en los labios y dandome un asentimiento a mi.

El silencio invade la sala de estar y la situación se vuelve más incómoda de lo que ya era, pues Maggie tiene una expresión totalmente molesta.

Ella se levanta del sillón y me dedica una mirada llena de rabia, para luego chocar su hombro contra el mío y retirarse hacia la habitación que comparte con Beth, su hermana.

Suspiro fuertemente y dejo caer mi cuerpo en el cómodo sillón, sintiendo cada extremidad de mi cuerpo relajarse.

Rápidamente caigo en un sueño profundo.

𝑫𝒚𝒊𝒏𝒈 𝒇𝒐𝒓 𝒚𝒐𝒖 - 𝐓𝐡𝐞 𝐖𝐚𝐥𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐃𝐞𝐚𝐝 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora