Agosto 2006

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Agosto 2006

"But I can see us lost in the memory

August slipped away into a moment in time"

Taylor Swift

No recuerdo cuándo fue que empecé a pensar en morirme. Si recuerdo tener poca edad y pensar que aun no podía morirme, que tenía muchas cosas que hacer. Extraño la esperanza de ser recién llegada al mundo. La infancia es un poco dejar pedacitos de esperanza en lugares, como semillas pero puede crecer algo o simplemente ser un desperdicio. Y eso será la adultez. O eso supongo.

La idea de la muerte volvió hace poco cuando supe que mi madre había alcanzado mi sueño de morir. El sentido de mi vida había sido encontrarla pero ahora solo tengo una piedra, flores y algunas preguntas sin responder. Eso pienso mientras llueve hace varios días.

Agosto parece más eterno con la lluvia, hace tres días que llueve sin cesar en Tokio. Los tutores de la residencia dicen que es muy común. Jan, Frances y yo ya jugamos a todos los juegos de mesa del lugar, hicimos tarea y les conté sobre Takashi en una pijamada que tuvimos anoche.

Estar con ellas es divertido, me distrae del hecho de que la mayoría del tiempo me siento como si fuera un fantasma. Vacía. Enumero en mi mente, durante las noches de insomnio, las ventajas que tengo: soy buena estudiante, he salido favorecida en lo físico, hablo cuatro idiomas, no conozco la carencia material. Sin embargo, pensar que una prostituta japonesa me había llevado a la tumba de mi madre, cosa que mi padre había evitado siquiera mencionar durante años, me hacía sentir más un lastre que una hija.

Empecé a pensar en morirme otra vez, sin embargo quiero hacer cosas que me hagan feliz para irme del mundo satisfecha. Jan, Frances y Saoko me acompañan en la misión sin saberlo. Hemos recorrido bares las cuatro juntas evadiendo a la policía por callejones estrechos y oscuros.

Jan me ha enseñado varios trucos para tolerar el alcohol y Saoko como vestirme para parecer mayor. Frances y Jan también han formalizado su relación a escondidas pero formalizado al fin.

En el festival al que fuimos probamos la comida de todos los puestos y luego volvimos a la residencia como buenas estudiantes, todo para escapar cuando los tutores finalizaron su ronda nocturna.

La sensación de libertad es adictiva y me pregunto si eso es lo que siente Takashi al asumirse como delincuente. Vivir fuera de las normas es tentador por el peligro y la fantasía, en una sociedad tan ordenada como la japonesa o tan conservadora como la francesa parece un plan de vida espectacular.

Desde que el festival se canceló por lluvias Takashi no ha vuelto a mencionar el tema, nos vimos en el club de costura pero solo eso.

Frances me aconsejó no escribirle un mensaje, que eso le haría pensar que tiene el mando, que me haga la difícil.

Hace unos días Takashi y yo debíamos encargarnos de la limpieza del aula que usamos para las actividades del club. En las escuelas de Japón no existe el personal de limpieza, los mismos alumnos se encargan de dejar en condiciones los espacios comunes. En el club nos habíamos organizado en grupos de dos y tres personas para hacer el servicio todos los días. Takashi y yo terminamos con la tarea tan rápido que nos pusimos a charlar banalidades hasta que me mostró unos figurines de vestidos hechos en su cuaderno.

La habilidad y el talento de Takashi son indiscutibles, podría llegar a ser un gran diseñador algún día. Se nos ocurrió que podríamos hacer un vestido de esos con materiales sobrantes del club y me ofrecí como modelo. Todo era parte de mi plan para verlo de cerca mientras me tomaba medidas de brazos, torso y espalda.

Regarde le Ciel - Manjiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora