Primero de Enero 2007 I

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Primero de enero 2007

1:45 AM

Son las dos menos cuarto de la madrugada y estoy borracha. Vine con Manjiro a una especie de discoteca y digo especie porque es como un pequeño cuarto donde hay un DJ, una mesa con bebidas y luces violetas o azules quizás. Mi juicio y locuacidad están algo nublados. Lo intermitente de la iluminación lo hace ver como un sueño ¿o es que siempre lo veo así? se acerca a mi sonriendo levemente, yo aun sigo de kimono completamente a destiempo de esta fiesta.

Antes de llegar discutimos un buen rato. Pasó por la parte trasera del templo para buscarme en secreto y no pude contener las ganas de reclamarle sus continuas desapariciones.
El no decía nada, solo se limitaba a mirarme como si estuviera hablando en una lengua muerta, invocando un demonio o haciendo una pantomima.
Después de un silencio finalmente dijo que lo sentía, que no era su intención y me invitó a donde estamos ahora. Su sonrisa compradora otra vez, su voz suave otra vez, sus ojos, sus manos ásperas otra vez.

-Te ves muy linda con esa yukata- dijo Manjiro en mi oído por el volumen de la música.
-Gracias- respondí también en su oído.

Él tiene una bebida que no sé qué es en su mano derecha y yo tengo cerveza en la mano izquierda, estamos aquí desde que me escapé del templo de la celebración de año nuevo con los demás. Bailando o intentando bailar, el DJ pone música solo para nosotros en un momento porque el resto de las personas están en esquinas bebiendo, hablando a los gritos o tratando de flirtear.
Manjiro me cuenta, también a los gritos, que los hermanos Haitani organizan estas fiestas clandestinas en donde a veces hay peleas y apuestas, pero como están en prisión hoy solo habrá música y alcohol.

-Parece ser que esos hermanos Haitani son peligrosos- le dije y le di el último sorbo a mi tercera cerveza.
-No hay nadie más peligroso que yo, Tenki, no te preocupes- esbozó una sonrisa y dejó su bebida en el piso.

Mantuvimos el contacto visual sin decir nada y me tomó la mano, la pasó por su hombro y me abrazó. A través de su hombro vi las miradas del resto, sorprendidos, cuchicheando sabrá Dios qué cosa.

-Me siento mareado ¿y tú?
-Algo así

2:45 AM

Nos fuimos de esa fiesta, deambulamos en la nieve mareados, somos un blanco perfecto para cualquier peligro.

-Tenki, hagamos un muñeco de nieve como en las películas
-Me estoy muriendo de frío, hagámoslo antes de que muera
-¿Hacer qué?
-¿qué?
-Ah, el muñeco

No hicimos ningún muñeco de nieve, de solo tomarla en mis manos temblaba tanto que no podía continuar, en su lugar nos arrojamos bolas de nieve un rato mientras nos caímos cada dos por tres en la nieve hasta arruinar lo suficiente la yukata y todo lo demás.
Me ofreció llevarme a casa en su moto y acepté aunque quizás antes me mate la hipotermia.

Nos subimos a su motocicleta y le pregunté si se sentía bien como para manejar. A su afirmación le siguió una sonrisa con todos los dientes afuera. Temí por nuestras vidas. Todos nuestros chistes sobre morirnos nos miraban desde la ironía.

-Manjiro
-¿Si?
-¿Por qué estás conmigo?
-¿Por qué preguntas algo como eso?
-Curiosidad
-Me gusta estar contigo ¿a ti no?
-Me gustas tu
-llegamos

Llegamos a su casa, no a la mía. Alegó que se sentía demasiado mareado como para continuar y no objeté nada. Estoy ebria o es él quien me embriaga. No hay respuestas ni objeciones.

Entramos a su habitación y me prestó su ropa, salió para que pudiera cambiarme. Cuando me puse su camiseta su olor me embriagó aún más pero era una embriaguez de excitación. Sentí como mi cuerpo se iba calentando poco a poco desde mis pies hasta la cabeza. Quería dormir con él, quería todo con él.

Respiré profundo y él tocó la puerta para entrar. Al ver que solo tenía puesta la camiseta me pregunto si eso sería todo lo que usaría. Afirmé pero lo que quise decir fue "cogeme" . Lo miré fijamente sonriendo como si fuera a detectar lo que en realidad quería.

-Usa mi cama, yo dormiré en el sillón- dijo después de un silencio. 
-No quiero, duerme conmigo.
-¿Estás loca?
-Si y quiero que duermas conmigo.

Se recostó a mi lado con la excusa de irse al sillón tan pronto me durmiera y lo abracé hasta con mi pierna.
-Así no te irás- balbuceé.
Manjiro se rió y miraba hacia el otro lado.

Di vuelta su cara para mirarnos nuevamente. Nuestra mayor intimidad hasta este momento era esa: mirarnos a los ojos.

-¿Qué pasa? ¿no te gusto?- pregunté
-No es eso
-¿Entonces qué es?
-Me asusta hacerte daño
-¿Quieres hacerme daño?
-Para nada
-Entonces no hay qué temer, Manjiro.
-¿Nunca has sentido que hay algo malo dentro de tí?
-Si, todo el tiempo pero no está adentro está afuera. Siempre sale aunque yo quiera mantenerlo dentro.
-¿Y si eso malo daña a quienes más quieres?
-Hasta ahora solo me ha dañado a mi
-Entonces no es lo mismo
-Yo te protegeré de eso tan malo.
-No puedes ¿cómo estás tan segura?
-Solo lo sé.

Manjiro correspondió a mi abrazo. Quiero que me quite la virginidad, no quiero dormirme

Regarde le Ciel - Manjiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora