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Scarlett's POV:

Los días pasaron lentos desde aquel día que se fue en ese avión sin vuelta atrás. La mayoría de los días no sabía cómo llegaba a la casa, si era que se le podía llamar así. Eran cuatro paredes llenas de recuerdos que solo hacían mi corazón revolcarse. 

¿Pero fue mi culpa no? 

Yo dejé que ella me besara y no me alejé.

Nunca me dejó explicarle que no fui yo quién la besó y que solo pasaron unos segundos desde que ella entró a la habitación.  

La casa apestaba a... cosas muertas. No me bañaba hacen días y mucho menos comía. Mi cuerpo era una mezcla de alcohol con drogas, todo lo que pudiese encontrar para no acordarme que era miserable. 

Me recosté en el sofá mientras Sparky lamía mis dedos, creo que piensa que estoy muerta. La mayoría de las veces ladra desesperadamente porque no despierto.

- Lo siento amigo -acaricié su cabeza mientras él se sentaba a mi lado. 

Cerré mis ojos unos segundos, la cabeza me quería estallar del dolor fuerte que sentía.

El timbre sonó varias veces, pero pretendía no escucharlo. Escuché la puerta abrirse,  me puse de pie para encontrarme con Cate mirándome de manera extraña.

- ¿Qué haces aquí? -me devolví al asiento para acostarme.

- Vine a mejorar las cosas -pateó una lata que había en el suelo- y para sacarte de esa jaula de cerdos.

- ¿Me estás diciendo cerda? -abrí un ojo para mirarla.

- ¿Así te sientes? -abrió la cortina para dejar el sol entrar. 

- ¡Me lastimas los ojos! -puse mi brazo sobre mi cara.

- Ponte de pie y sube a ducharte.

- No eres mi madr...

- Tu madre viene en camino -me miró con una sonrisa.

Solo me puse de pie subiendo las escaleras arriba. 

¿Con treintaisiete años y todavía le tengo miedo a mi madre?  Eso no era ni pregunta, claro que sí le tenía.

No sentía el agua en mi cuerpo, no sé hace cuántos días, los días pasaban sin yo darme cuenta. Resbalé por el cristal de la ducha, dejando caer el agua encima de mi cabeza. 

Las lágrimas se disimulaban mejor aquí, los sollozos eran desgarradores. Podía sentir mi falta de aire por el descontrol que sentía. 

La puerta sonó y traté de ocultar el hecho de que estaba llorando como niña pequeña. 

- Scarlett... -mi madre estaba de pie en la puerta.

- Hola -dije con la cabeza metida entre mis piernas. 

- Saldrás de aquí, te haremos un corte de cabello y tienes cita con la terapeuta en la tarde, ¿de acuerdo? 

Asentí mientras escuché la puerta cerrar, me encogí más, abrazándome lo más fuerte que podía. 

Habían pasado ya cinco años, pero seguía doliendo como si fuera ayer.

Mis hijos deben tener seis años y no sabia nada de ellos, tan siquiera sabía cómo se veían fisicamente, no creo que se acuerden de mí. 

¿Ella habrá hecho su vida sin mí? 

No puedo dejar de pensar en todo lo que está haciendo, y en lo mucho que la amo. 

¿Ya era momento de olvidarme de ella?

No lo sé, pero quiero ver a mis hijos aunque tengan treinta años. 

¿Solo es actuación, no? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora