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Elizabeths's POV:

- No es de tu incumbencia, animal -le dijo mirando por encima del hombro.

- ¡YA SE ACABÓ! -grité hastiada de la discusión- tú -señalé a Scarlett- adentro y tú -señalé a Tatiana- que sea la última vez que me faltas el respeto en mi casa.

- No, perdóname -intentó sujetar mi mano a lo que yo no correspondí.

- Tatiana, cuando se me pase el coraje, hablamos. Ahora no es el momento.

La miré triste, yo sí la quería. Estos dos últimos años he sido muy feliz a su lado y es evidente que terminamos por una tontería, pero eso es lo que ella decidió y mi corazón está roto en mil pedazos.

Sé que no puedo dejar de pensar en Scarlett, pero solo es una venda en una herida abierta. Cerré la puerta con el corazón hecho pedazos, mis ojos llorosos y la quemazón en la garganta.

Scarlett's POV:

Caminaba de un lado hacia otro, ya estaba desesperada y solo quería reventarle la madre por faltarle el respeto así, se perfectamente bien que se puede defender sola, pero yo tenía razón desde el principio, Tatiana no era una buena persona y solo estaba buscando cómo meterse en nuestra relación.

Sus pasos casi inaudibles se escucharon en el pasillo, miré de reojo y la vi tratando de escabullirse hacia el baño.

- ¿Estás bien? -me detuve detrás de la pared, no quería invadir su privacidad.

- Scarlett... ahora no -habló de manera ahogada.

- Lizzie, somos amigas -puse mi mano sobre la pared y mi frente también golpeando levemente varias veces, no puedo creer que haya dicho eso.

- No creo que esto sea una buena idea -al cerrar mis ojos podía ver sus lagrimas, como aquella vez que me dejó.

- Entiendo... si necesitas algo, estaré en la sala esperando.

No escuché ningún movimiento de su parte así que me alejé hasta sentarme mirando a la nada. No creo que haya pasado mucho desde el momento en que cerré mis ojos y sentí el peso de su cabeza en mi muslo.

Estaba hecha una bolita, y las lágrimas mojaban mi pantalón. Traté de pasar mi mano por su cabello a lo que fallé varias veces, pero finalmente lo hice. Sus sollozos se hicieron más fuertes, eso me partía el corazón, así me la imaginaba llorando por mí. Ella no merecía que la hicieran llorar, podía ser necia a veces, pero tenía el corazón más puro.

Muy puro como para que le rompieran el corazón tantas veces.

Traté de hablar varias veces, lo que fue imposible. ¿Cómo le diría frases de aliento si lo único que puedo ver es cómo estaba cuando nos dejamos?

Cuando por fin tomé el valor de hablarle, ella se puso de pie, secó sus lágrimas y se metió al baño. Yo me quedé allí, porque realmente no sabía qué hacer, era como si se hubiera detenido el tiempo y yo con el también.

Creo que ya es momento de irme, pero me parte el corazón dejarla ahí, sola y llorando. Caminé hasta la puerta del baño, dándole unos pequeños golpes.

- Lo siento -fue lo único que escuché.

- No tienes que disculparte por nada.

- No es posible que esto esté pasando dos veces.

¿Dos veces?

- ¿A qué te refieres? -me senté con la espalda a la puerta.

- ¿Segura que puedes hacer esto? -escuché su voz más cerca de la puerta.

¿Solo es actuación, no? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora