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Elizabeth's POV: 

Llegué a casa lo más rápido que pude, tenía que saber dónde dejaría a mis hijos. Tatiana se había marchado por unos días y por razones obvias no confiaba en las niñeras. 

Solo por corroborar le escribí a Florence, si Cate estaba en Londres seguramente ella también. 

Directo al buzón, no hubo respuesta. Tatiana me había sugerido una agencia de niñeras que le dije que intentaría en caso de emergencias, pero nunca he tenido una. ¿Esto era una emergencia? No lo creo. Volví a llamar a Florence, ya me estaba comenzando a desesperar y finalmente contestó.

- Dime que estás en Londres -solté un suspiro de alivio.

- ¿Qué te hace pensar que estoy en Londres? -bufó.

- ¿Si o no? - pregunté desesperada.

- Estoy justamente bajando del avión. ¿Tan siquiera me preguntarás cómo estoy o por qué me necesitas?

- Prometo que si te quedas con los niños, te debo lo que sea.

- ¿Lo que sea? -Ya sabía por donde iba, todo giraba en torno a sexo y ella no sabía límites.

- No seas desgraciada, maldita oxigenada de mierda -reí- Mándale saludos Hailee, se pueden quedar aquí.

- ¿La cara de caca está en casa? -suspiró de mala gana. 

- No está en casa, luego te cuento. ¿Me harás el favor o no? 

- Estoy ahí en menos de una hora, cara de mono.

Y colgó la llamada.

Hija de puta, pero la amo tanto, porque ya después de tantos años se ha convertido como una hermana para mi. 

Terminé de alistarme, escuché ruidos dentro de mi armario, pero hice caso omiso porque pensé que era mi ropa que se había caído de donde estaba o algún zapato, pero luego lo volví a escuchar. Al acercarme, sus risitas se escuchaban desde adentro del armario. 

- Me iré ya que los niños no aparecen y tengo toda la noche libre para mí -hablé en voz alta para que me escucharan y apagué la luz de la habitación, cerrando la puerta a mis espaldas. 

Sus pasitos apresurados dirigiéndose a la puerta para ir detrás de mí era lo más adorable que existía en el planeta tierra.

- Vamos, mamá se irá y nos dejará en la oscuridad -la voz suplicante de Yelena para salir de la habitación se escuchó, le tenía miedo a la oscuridad y sus hermanos mayores solo jugaban bromas con ella.

- Mamá se fue para que el monstruo de su cuarto pudiera atraparte -la risa siniestra de Olson era una cosa macabra, no sé cómo estos niños a tan temprana edad eran tan malvados.

- Le diré a mamá -Scarleth abrió la puerta mientras me miraban con cara de horror al verme de frente.

- El único monstruo de esta casa soy yo -dije con una ceja alzada.- A la sala, ahora.

Salieron corriendo con cara de horror, no solía regañarlos mucho, solo cuando era necesario. Por lo demás eran niños bien portados, su forma de ser traviesa era algo que no se podía controlar, igual de salvajes que su otra madre.

Tomé mis cosas de encima de la cama, mirando la hora. Tenía veinte minutos para regañar a los engendros del demonio y luego salir al restaurante, si no, llegaría tarde. 

Ellos estaban en la sala regañándose entre si, quién tendría la culpa y quién sería responsable de asustar a Yelena, era muy gracioso verlos pelear entre si y planear sus mentiras, las cuales no duraban mucho porque siempre terminaban diciéndolo todo, la mentira no les duraba mucho.

¿Solo es actuación, no? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora