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Scarlett's POV:

Elizabeth estaba sentada en la silla y yo solo a su lado, no podía calcular bien si sentarme o simplemente quedarme allí congelada, esperando lo que fuera que nos fueran a decir.

- Los resultados del estudio llegaron y realmente Yelena no tiene Cancer, lo que tiene es una pulmonía muy grave. Que puede ser igual o peor de mortal que el Cancer.

- ¿No tiene Cancer? -hablé casi en un susurro.

- No, es pulmonía -continuó el doctor- podrían irse a casa, pero tienen que estar muy al pendiente hasta que se mejore. Continuará en antibióticos y tienen que traerla para monitorearla, ¿les parece?

- Gracias doctor -Lizzie se puso de pie para estrecharle la mano.

Se giró quedándose frente a mí.

- ¡No tiene! -gritó dando un saltito.

- No -Al fin pude respirar, no respiraba desde que el doctor se sentó en la silla, aún sentía que era mi culpa y la de mis genes- ¡No, no lo tiene! -corrí hacia ella tomándola en mis brazos por el aire y pegándola a mi cuerpo- Lo siento tanto -comencé a llorar.

- ¿Qué te sucede? -trataba de aguantar mi cara en sus manos, pero yo seguía moviéndome- Jo, por favor. No pienses que esto es tu culpa -me leyó la mente- jamás esto sería tu culpa.

- Pero sí lo es -hablé entre sollozos secándome las lágrimas.

- Amor -hubo un silencio- Scarlett -sacó las manos de mi rostro poniéndolas al rededor de su cuello, mientras me apretaba fuerte contra ella- no es tu culpa -me dijo al oído.

- ¿Por qué lloras, mamá? -la voz soñolienta de Yelena espantó el momento, Elizabeth dejó de abrazarme para mirar a Yelena, que estaba rascándose un ojo.

- Mamá está bien -caminé hasta su cama- solo tenía mucho miedo -acomodé un mechón de pelo detrás de su oreja- pero estás bien, mi amor.

- ¿Podemos ir a casa? -comenzó a saltar en la cama- ¿Con Olson y Scarleth?

- Así es, podrás ir a casa a molestar a tus hermanos. -tomó mis manos para asegurarse de que no se iba a caer de la cama- y obviamente a jugar con ellos.

-Las dos reímos por un momento, hasta que se quedó sin aire por la neumonía- ven, mi vida. Siéntate -la senté en mi regazo soplando su rostro como si eso fuera a ayudar- debes tener más cuidado, aún tienes que mejorarte.

-Estaba asustada, le pasaba cada vez que se quedaba sin aire, abrazó mi cuello, ahogando su cara en el hueco de mi cuello- Mamá, ¿te quedarás en casa a cuidarme?

De inmediato miré a Elizabeth, ella solo nos miraba con cara de ternura, me regaló una sonrisa asintiendo, que sin duda esta sería la mejor idea... vivir juntas.

- Cuidaré de ti toda mi vida -besé su cabeza para luego apoyar la cabeza mirando a Elizabeth. -Gracias -articulé para que leyera mis labios.

Soy la mujer más afortunada, de no tener nada, pasé a tenerlo todo.

En la tarde nos dieron el alta del hospital. Decidimos no decirle a nadie, Yelena estaba muy emocionada de darles la sorpresa que ya estaba mejor. Incluso en su rostro era notable, se veía más viva, más ella. Decidimos ir en carro, hice todo lo posible por conseguir uno. Yelena no podía estar caminando largas distancias.

- No debiste comprar este auto -Lizzie seguía regañándome por lo exagerada que era,
según ella- ¿Estás consiente que luego irás otra vez a Los Ángeles?

- ¿Me estás echando de la casa por segunda vez? -bufé sin quitar las manos del volante, me fulminó con la mirada para luego cambiar la mirada hacia adelante- Elizabeth, Yelena no podía caminar hasta la casa, además el dinero no hace nada en la cuenta de banco -me encogí de hombros mirando a Yelena por el espejo retrovisor- y bajas la voz, mi retoño está dormida.

¿Solo es actuación, no? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora