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Scarlett's POV:

Había tramado todo lo de la salida al parque, mi plan era traer a Sparky que se había quedado con mi padre luego de que vine a Londres. Además sería buena idea que lo conocieran, era parte de la familia.

- ¡Sparky! -Elizabeth estaba acariciándolo mientras él movía su colita desesperadamente. Ya no era el pequeño cachorro, así que hizo que Elizabeth cayera estampada de trasero en el césped.

- ¿Por qué tiene mi conejo en la boca? -Yelena comenzó a llorar más alto al ver que el conejo estaba lleno de saliva.

- Cariño, este es Sparky. Es parte de la familia, solo quería jugar con tu juguete -acaricié su mejilla secando las lágrimas- lo traje desde Los Ángeles.

- Mamá, pero no quiero -lloró con más fuerza- está babeándolo.

- Lo lavaremos y compraremos uno nuevo para él, podemos ir a la tienda más tarde. ¿Qué te parece si lo ayudas a escoger uno como el tuyo?

- Sí mamá -y rodeó mi cuello con sus manitas para calmarse, en serio quería mucho a ese peluche.

Busqué a Sparky y estaba corriendo a los niños cerca de los columpios. Elizabeth, estaba de pie mirándolos mientras se reía. Los niños no sabían si entrar en pánico o jugar con él.

- Gracias por traer a Sparky, pensé que lo habías regalado o algo así -puso su mano encima de mi hombro, haciendo que un escalofrío me arropara.

- Jamás pude regalarlo, fue mi fiel compañero por muchos años -reí nerviosa- Era quien se preocupaba y me lamía los dedos para ver si estaba viva -sonaba a chiste, pero es anécdota.

A Elizabeth se le borró la sonrisa mirándome seria e incómoda. Nunca habíamos hablado de lo que sucedió, mientras ella no estaba, y no creo que sea lo mejor. Ella evidentemente sabe lo que pasó.

- No pasa nada -reí incómoda después del silencio- esa era mi vida antes.

- Así me gusta verlas -hizo forma de tijeras con ambas manos para después unirlas.

- No es así como sucede -grité riéndome.

- ¡Ahhh! Esa soy yo -cambió sus señas para un círculo y su dedo índice entrando- ¡La envidia!

- Compórtate, los niños están ahí -Elizabeth puso su mano en la frente negando.

- ¿Vienes a cenar con nosotros? -pasé mi brazo por encima de sus hombros acercándola a mi cuerpo.

- Por más que quisiera, no soy la actriz famosa de una película -giró los ojos refiriéndose a nosotras- Tengo que trabajar.

- Bueno, al menos ve a casa, te llevamos la comida.

- ¿Ahora es tu casa? -se pasó la lengua por dentro de la boca empujando su mejilla por dentro repetidas veces.

- ¿No te cansas? -La miré, Florence era más pequeña que yo, así que tuve que mirar hacia abajo.

- ¡Jamás! ¡Sin eso no sería yo!

- Vete, llegarás tarde -le di una pequeña palmada en el trasero.

- ¡No llegues tarde para cenar! -Elizabeth le grito en modo "mamá oso".

¿Solo es actuación, no? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora