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Elizabeth's POV:  

Del empujón que me dio Scarlett casi caigo sentada, Tatiana estaba de pie en la puerta con su maleta a un lado y al vernos allí ni cerró la puerta.

- ¿Qué hace ella aquí? -dijo señalándola.

- Tatiana, puedo explicarte -caminé en su dirección con la mano alzada señalándole la cocina. Ella no dejó de mirar a Scarlett hasta que no pudo verla más.

- ¿Qué hace ella aquí? -volvió a repetir parándome en seco.

- Va a tener una relación con los niños, aún ellos no lo saben, pero vamos a trabajar poco a poco -la miré y claramente no estaba cómoda. 

-Estás jodiendo -bufó un poco- ¿después de todo lo que te ha hecho? 

- Está mejor, y solo tendrá una relación con los niños, yo solo estaré de por medio para ver que todo vaya bien.

- ¿Pero cómo te atreves? -alzó la voz- traerla a la casa, dejar que entre a sus vidas...

Dejó de hablar al ver que mi semblante cambió, hubo un silencio, estaba esperando que dejara de decir tantas estupideces.

- En primer lugar -rasqué una de mis cejas haciendo una mueca- es mi casa, son mis hijos y son mis desiciones. Dejaste de tener voz y voto cuando admitiste que tratabas mal a mis hijos cuando ellos te trataban con respeto -ella iba a decir algo, pero la detuve- tienes dos opciones, o te acoplas o ahí está la puerta, pero está demás decir que mi confianza es algo que te tienes que ganar, con mis hijos nadie se mete y tu la recagaste. 

Ella solo levanto las manos al aire haciéndolas unos puños, para luego sacar su lengua y mordérsela, rara. 

- ¿Estamos de acuerdo? -pregunté finalmente, ella solo se giró negando en repetidas ocaciones para luego marcharse escaleras arriba.

Me fui a retirar pero me detuve unos segundos para respirar, todo estaba pasando con los niños en el comedor, no quería que escucharan nada de esto. 

Escuché la puerta moverse, estaba medio abierta, fui a cerrarla y la babosa de Florence la abrió asustándome. 

- ¿Qué carajos haces aquí? -tenía la mano en el pecho del susto. 

- Estaba aburrida y Hailee no llega hasta mañana -se lanzó a mis brazos recostando su barbilla de mi hombro- ¿Scarlett? -dijo incrédula.

Ella se separó de mí, golpeándome, y luego me empujó a un lado.

- ¿Qué coños...? -me miró para luego mirarla a ella, repitió esto varias veces hasta que salió corriendo trepándosele encima- te extrañé tanto, maldita drogradicta de mierda, no lo vuelvas a hacer. 

Scarlett me miró por encima de su hombro, pidiendo auxilio. A lo que negué, Florence hablaba de ella casi todo el tiempo, extrañaba a su mejor amiga, pero ni ella misma podía verla. Le desgarraba el corazón.

Aún recuerdo la última vez que me llamó, luego de ver a Scarlett en la calle, tirada en el suelo, sin saber dónde estaba y con un olor a podrido encima. La ayudó a llegar a casa y tan siquiera se acordaba de quién era Florence.

Su llanto a través del celular era desgarrador, no sabía qué decirle, pues mi dolor era el mismo que el de ella, y lo único que podía hacer era abrazarla, pero tan siquiera estábamos cerca. 

-¿Quieren quedarse a cenar? -rompí el silencio de la habitación- si es que los niños no se han comido toda la pizza. 

- Yo siempre tengo hambre -Florence ya estaba de pie apretándole los cachetes a Scarlett- ¿te quedas? te vas a derretir con lo hermosos que son tus mocosos.

¿Solo es actuación, no? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora