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Elizabeths's POV:

Florence se quedó inmóvil. Ya no quería despegarse de Yelena. Así que nos fuimos a buscar ropa y a comernos algo que no fuera comida de máquina. La noche estaba más fría de lo usual, cada paso que daba me acomodaba el abrigo para mantenerme en calor. Scarlett iba como si nada.

- Aquí es mi hotel -paró en seco en la entrada- ¿Quieres subir? No tengo muchas cosas, solo venía un tiempo nada más. Y creo que deberíamos hablar con Cate, como que ya no me quedaré aquí por unos días.

- ¿Y cuándo Yelena salga del hospital? ¿Dónde te quedarás?

- En otro hotel -habló como si nada.

- Puedes quedarte en casa - solté como si nada, a lo que ella me miró de manera extraña- digo, si quieres, está la habitación donde se queda Florence a veces -me hice la desatendida.

- En serio me encantaría eso, ¿pero, crees que sea lo correcto? -acarició su nuca mirándome con una mueca en el rostro.

- No sería molestia. Así conoces más a los niños, estás más tiempo en casa...

- ¿Y también cerca de ti? -juro que es una risa burlona lo que veo, pero también una de las más sinceras que me ha regalado.

- Y también cerca de mí, si es lo que decidimos -comencé a caminar hacia la puerta del hotel, no pasó un segundo y escuché sus pasos.

Paramos en el elevador a esperar que se abrieran las puertas, el silencio llenaba el espacio, pero no era un silencio incómodo. Era reconfortante y lo que necesitaba ahora mismo.

Ding, abrió el elevador vacío. Subimos y ella presionó el botón. Realmente no pasó mucho cuando comencé a sentir sus dedos jugar con los míos.

- ¿Qué haces? -dije entre risitas.

- Tocándote -admitió lo evidente- no creo que pueda pasar más de un segundo sin hacerlo.

- Scarlett -sentí un correntazo por la espina dorsal, la adrenalina me estaba consumiendo.

Tomó mi muñeca empujándome hacia ella, nuestros labios se juntaron sin hesitar. Era lo más excitante que había hecho hacen meses, su lengua jugaba a llenar mi boca, mientras mis manos jugaban con su cabello, amaba tanto sentir sus labios recorrer los míos que era inevitable no caer en la trampa que eran sus besos.

Terminé a un lado del elevador cuando ella me siguió acorralando en la esquina, quería quitarme la ropa allí mismo y que me hiciera suya. Todos los besos que hemos compartido estos días no se compara con este, este está lleno de lujuria y pasión.

- Quedamos en que no haríamos esto -separé nuestros labios, pegando mi frente con la suya, me faltaba el aire.

- No puedo pasar un segundo más teniéndote cerca y no hacerte mía, Elizabeth -dejó un pequeño beso en mis labios, para luego atrapar mi labio inferior en su boca succionando un poco. La corriente se movió de lugar.

No aguanté yo esta vez y me lancé a su boca desconsoladamente, el puto ride de elevador más largo del mundo. No acabábamos de llegar a su habitación.

Ding, nuevamente el elevador, pero no pudimos despegarnos, caminamos como pudimos dándonos pequeños besos. Empezó a buscar la llave de la puerta sin éxito, pero no se despegó de mis labios ni un momento.

- Ya sé porque desaparecieron -la voz de Cate nos espantó el polvo por completo.

- ¿Qué haces aquí? -Scarlett se estaba intentado quitar el labial.

- No es lo que parece -hable detrás de ella arrugando la nariz.

- Entonces, díganme qué es lo que no parece-tenía ganas de reír. Su risa burlona estaba grabada en mi mente.

¿Solo es actuación, no? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora