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Elizabeth's POV:

Al mencionar la niñera fue como si un interruptor hubiese sido encendido. Todos los sentimientos encontrados que tenía sobre Scarlett, la niñera y Tatiana me cayeron como balde de agua fría. Terminé recostándome de una de las paredes de ladrillo que tenía al redor, las piernas me fallaban y necesitaba componerme de nuevo.

La cara de Scarlett estaba en blanco, estaba más confundida de lo que estaba molesta. En muchas ocasiones traté de formular palabras, pero solo eran intentos en mi cabeza. Era momento de decirle, era momento de que todo se fuera a la mierda.

- Yo -fue lo único que pude decir antes de echarme a llorar otra vez, sin control. Ella solo me miraba, pero su expresión había cambiado, era más suave.

- Lizzie -se apoyó conmigo en la pared pasando su mano por mi espalda- todo estará bien, lo que sea podemos arreglarlo juntas.

- No -mi voz salió entrecortada, no pude hablar, el nudo invadía mi garganta, impidiendo hacer sonidos para formular las palabras- No creo que sea verdad -hablé entre llantos, casi incomprensible.

- ¿De qué hablas? -se acercó más a mí pegándome a su cuerpo- a estas alturas, no creo que no podamos arreglar nada -una sonrisa de medio lado, mostrando empatía para que le creyera o simplemente estaba diciéndome la verdad.

- Yo sabía -hablé entre sollozos, pero al tratar de terminar la oración volvía a llorar, pacientemente ella solo acariciaba mi espalda, trataba de secarme las lágrimas para que yo volviera a derramarlas segundos después.

Luego de lo que pareció una eternidad, pude controlarme un poco, tomando bocanadas de aire inmensas para calmar los nervios, lo cual no funcionó, terminaba exhalándolas por completo con aún muchos más nudos en el estómago.

- Cuando reapareciste en mi vida -hablé por fin- busqué una caja que guardo con todas las cosas que me acordaba que alguna vez fuimos felices sin medidas -al alzar mi mirada, sentía mis ojos arder, debían estar rojos de tanto llorar- encontré los monitores del cuarto de los niños... -el labio inferior comenzó a temblar, ella solo pozo su mano en mi mejilla acariciándome con el pulgar- y encontré varios videos, no sabía que grababa.

- ¿Encontraste el video que grabé con los niños? -asintió levemente con una sonrisa- pensaba enseñártelos luego pero... -hizo una pausa, entendió que era lo que estaba tratando de decir.

- Encontré el video de aquel día -confesé, mientras pasaba las manos por mi pantalón tratando de sacar los nervios- vi cómo alejaste a la niñera y le dejaste claro que no querías nada con ella.

Pasos de la gente caminando por la calle, el ruido de los carros, las aves volando y la brisa soplando... era lo único que se escuchaba. Era como el eco del callejón sin salida en el que estábamos. Literalmente.

- ¿Hace cuánto sabes esto? -su voz era neutra.

- Días después desde que te vi en el set -agaché la cabeza, decepcionada de mi misma, no puedo creer que haya tardado tanto tiempo en decirle la verdad.

- ¿Y hasta ahora no lo dices? -miraba el suelo, como si allí estuviese la respuesta.

- Me sentía culpable -hablé conteniendo las lágrimas, otra vez el nudo- que todo fue una mentira y por no creer en ti, tiré todo a la basura y me mudé al otro lado del mundo, poniendo un mar entre nosotras, entre tú y nuestros hijos... fui la culpable de que entrarás en las drogas y que...

- No fue tu culpa -dijo finalmente.

Alcé mi mirada buscando alguna expresión en su rostro, pero ella solo miraba fijamente la pared de ladrillo del otro lado.

¿Solo es actuación, no? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora