13. Bendita mi suerte

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Liv:

Al levantarme de la cama, sentí como si me hubiesen dado una paliza. Me senté y el sueño de anoche me vino a la mente como una bola de hormigón. Me miré el brazo donde había sentido el dolor y no había nada en él. Puede que después de todo sí que hubiese sido un sueño.

Miré mi móvil y no tenía ningún mensaje ni ninguna llamada de mi tia. Miré a mi alrededor y tampoco había rastro de ningún mensaje elemental. No me sorprendió demasiado. Ya me había hecho a la idea de que no podría hablar con mi tía todos los días, pero me habría gustado saber si iba todo bien.

Miré hacia mi mesita de noche y al ver la hora me di cuenta de que ya iba tarde. Rápidamente me vestí con lo primero que encontré y salí de casa en la moto. Llegué corriendo justo cuando estaba sonando la sirena. Me encontré a Gon y a Mark charlando cerca de sus taquillas.

    — Hola chicos. — dije yo sin aliento apoyándome en mis rodillas para coger aire.

    — Por fin... estuvimos esperando un buen rato.

    — Me he quedado dormida. — intenté recuperar el aliento y me fijé en un disco que tenía Gon en las manos. Tenía el tamaño de un frisbee. — ¿Qué es eso?

    — Es lo que le tenía que arreglar a Toby.

    — ¿Y qué tal te ha ido?

    — Digamos que no demasiado bien. — Gon no solía rendirse fácilmente cuando no conseguía arreglar algo. Suponíamos que este caso no sería diferente.

Alrededor de su cabeza había pequeñas nubes de humo que intentaban encajar piezas de sueltas. Supongo que en su cabeza tendría sentido, pero yo al menos no entendía nada. Era muy fácil leerle aunque pocas veces pensaba en algo que no fuese en arreglar cosas, siempre tenía algún proyecto entre manos.

    — Quería seguir trabajando en él, pero no puedo faltar a más clases. — se quejó.

    — La fiesta de los demiurgos es en unos días ¿no tienes que ayudar con nada?

    — No creo que se molesten mucho en decorar el Daedalus.

Los talleres de los demiurgos se llamaban Daedalus. Estaba formado por un único edificio de estilo minimalista con ventanas que cubrían todas la paredes. A simple vista no era nada fuera de lo común, parecía una oficina normal. Lo verdaderamente alucinante era la red de túneles que se extendían por debajo de él y por toda la ciudad. Tenían veinticuatro niveles diferentes, cada uno especializado en una materia diferente. Y la cosa se iba ampliando año tras año, lo cual empezaba a ser bastante preocupante

    — Yo no digo que tengan que decorar, pero que al menos separen las cosas volátiles.

    — No os preocupéis, esas están en el nivel doce y hasta donde yo sé, no podéis entrar allí.— dijo Gon quitándole importancia.

El timbre ya había sonado hacía cinco minutos y aún estábamos en el pasillo. Teníamos una clase común,  así que nos dirigimos al aula 124. Teníamos Historia del Mundo Mágico.

Cuando entramos en el aula ya estaban sentados juntos Josh y Lotty. Pude ver a Alex sentado solo a un par de filas de nosotros. Se le veía bastante cansado y las ojeras debajo de sus ojos eran la prueba de ello. Le salude con la mano y este me sonrió ligeramente pero apartó rápido la mirada. ¿Qué narices le pasaba?

Nos sentamos en la fila justo detrás de Josh y Lotty. Esta clase era un semicírculo de bancadas que iban bajando hacia la mesa del profesor, que se encontraba en el centro y que también tenía forma de semicírculo.

Marcada por las HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora