33. La fiesta de los demiurgos

32 1 0
                                    

Un par de días mas tarde, ahora fuera de Athelia.

Liv:

Las cosas habían cambiado mucho en estos días. No solo el hecho de que ahora era considerada una princesa de las hadas, lo cual sonaba incluso mas raro decirlo en voz alta, si no porque había recuperado a una parte de mi familia. 

Después de la conversación que habíamos tenido con Melia, esta había tenido que testificar ante los lideres mágicos, ya que debía explicar su comportamiento y porque decidió romper los acuerdos. Después de un par de días de interrogatorios, las fronteras volvieron a funcionar con normalidad y se instauraron nuevas reglas para procurar la paz. Ahora ya no estaba prohibido visitar Athelia y los mestizos podían volver a vivir allí. 

Ellie y yo volvimos a nuestra relativa normalidad, pero con una persona mas. Melia se unió a nosotras después de arreglar un par de asuntos en Athelia. La cual por cierto estaba recuperada. Cuando los chicos y yo recargamos la batería de polvo de hada, creamos diferentes tipos que ahora se estaban estudiando para saber que otros poderes tenían. Estos por supuesto quedaban bajo el resguardo de los feéricos, pero los demás grupos mágicos también tenían derechos sobre ellos, solo que no podían explotarlos.

— Hacia siglos que no pisaba esta dimensión.

— Te has perdido muchas cosas — le dijo Ellie en tono de broma pero con cierto pésame en la voz. La rodeó con un brazo acercándose a ella.

— Espero que a partir de ahora no me pierda nada mas. 

— ¿Qué hacéis ahí paradas? Vamos a llegar tarde — dije empujándolas ligeramente para que se dieran prisa — y no creáis que me he olvidado que aun tenemos una conversación pendiente sobre mi madre.

— Hemos estado muy liadas y... ¿desde cuando eres tu la que nos mete prisa? si siempre llegas tarde. 

— Ya no mas escusas, cuando termine la fiesta hablaremos seriamente. — Les señale con el dedo — Y soy la que os mete prisa porque quiero ver a Blake. 

Íbamos de camino a la fiesta del centenario de los demiurgos. Era la primera vez en estos cien año que las hadas asistirían por libre elección así que teníamos muchos motivos para celebrar. No había visto a Blake desde que nos habíamos separado al salir de Athelia y también tenia una conversación pendiente con el. 

Melia había venido hasta casa para prepararse con nosotras, por supuesto se había traído a varios guardias con ella, ya que a pesar de todo seguía siendo la reina. Pero al menos había dejado a su sequito en casa. Ellie la estaba ayudando a peinar su larga melena y le había prestado un vestido un poco mas actual que los que solía llevar ella. Y menos voluminoso. 

Ellie también me había ayudado a peinarme a mi y ahora lo llevaba recogido en una larga trenza rubia que caía sobre mis alas. Aun seguía sin poderme creer que por fin tuviese alas. Mi vestido era palabra de honor de un color verde intenso y que rozaba un poco el suelo al caminar. Se ajustaba perfectamente a mis curvas y era incapaz de dejar de mirarme en el espejo. 

— Si has terminado de mirarte en el espejo, ¿podemos irnos? — preguntó mi tia Ellie desde detrás mía. 

— Si, venga rápido. Que vamos a llegar tarde.

— ¿Y ahora nos mete prisa? — dijo Ellie ahora dirigiéndose a Mel.

— La realeza nunca llega tarde, son los demás los que llegan pronto.

— Ese va a ser mi nuevo lema — reafirmé yo.

— Ese va a ser mi nuevo lema — reafirmé yo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Marcada por las HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora