Capítulo 2

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Seguía flotando en ese lugar oscuro, tenía frío, trataba de hacerse bolitas con su capa, su pequeño cuerpo podía darse ese privilegio, ya no lloraba, sus ojos estaban rojos y ardían de tanto llorar, podía sentirlos hinchados, sabía que su rostro estaba moteado en rojo, siempre que lloraba pasaba, sus gemas no perdían de vista ese mundo donde era feliz, anhelaba esa vida, pero sabía que no le pertenecía, se sentía envidioso y desdichado, escuchó un gruñido en su mente, aunque no prestó mucha atención, su mirada no perdía de vista las acciones de su otro yo -demonios, maldito Uchiha ¿cachorro? -el zorro se sentía confundido, ¿qué demonios había sucedido?, sólo vio el sharingan del Uchiha y todo se volvió negro, había bajado la guardia al saber de la relación de su cachorro -maldita sea -se relajó, trató de levantar la cabeza, cuando lo logró comenzó a ver los recuerdos de su cachorro, sus rendijas se afilaron, un gruñido resonó en el interior del pequeño -cachorro -Naruto no reaccionaba -cachorro maldita sea ¡escúchame! -el pequeño abrió sus gemas con sorpresa al escucharlo, de inmediato entró a su espacio mental, se lanzó sobre el zorro llorando con desesperación, las colas del gigante lo acariciaban con cariño.

-Cre… creí… creí que no te volvería a ver, ni a escuchar, creí que te había hecho algo Sasuke, lo lamento, lo lamento, es mi culpa, no debí confiar, no debí creer, todo es mi culpa -el zorro chiteó -tch no digas estupideces, siempre has sido un buen chico, si alguien falló fue ese desgraciado, ahora olvídate de eso, necesitamos buscar la manera de salir de aquí -el pequeño asintió -son dimensiones, vidas paralelas, no encuentro tu vida, ese desgraciado debió cerrar el acceso, cobarde, prefirió sacrificarte a luchar -el zorro veía y analizaba su situación, su jinchuriki no tenía ahora poder, era un simple niño sin desarrollo en su red de chakra, lo abrazó con más fuerza, era tan chiquito ahora, un pequeño cachorro, observó las dimensiones con cuidado, sacó algo de su poder formando una mano de chakra fuera del rubio hacia las imágenes, acercó su mano al lugar que Naruto veía con intensidad, no observó a detalle, simplemente verificaba cómo salir de ahí, su chakra tocó la imagen sintiendo que lo succionaba, fueron absorbidos de inmediato, el Uzumaki salió de su espacio mental con miedo, un nuevo portal se abrió dejándolo caer de una altura de dos metros, cubrió su cabeza y pecho haciéndose bolita, cayó sobre arbustos con espinas recibiendo el golpe de la caída y los rasguños de los arbustos -aaaaaahhh agh de… monios -las heridas comenzaron a curar de inmediato ¿te encuentras bien cachorro?-

El pequeño asintió con debilidad, giró su rostro observando que a lo lejos briballa el monte Hokage, mostraba sólo cuatro rostros en él -¿qué… qué sucedió? -el zorro analizaba -estamos en otra dimensión cachorro, será mejor que ocultes tu capa o puedes meterte en problemas, sé que no tienes chakra, tu red es la de un niño, acércala a tu estómago, la ocultaré en tu sello, debemos ser precavidos, no conocemos nada en este lugar, por lo que entendí existe otro tú en esta dimensión -el pequeño bajó el rostro con tristeza -usaré un sello para ocultar mi chakra y otro para distorsionar el tuyo, si se dan cuenta que tienes el mismo chakra que el Naruto de esta dimensión, te capturarán ¿entiendes?, los humanos temen a lo desconocido -Naruto comenzó a llorar, su cuerpo brilló, su cabello cambió a uno rojo, sus mejillas perdieron sus marquitas, observó sus ropas con cuidado, dobló sus mangas y su pantalón para que le quedarán, fajó su chamarra naranja en sus pantalones para que no se le cayeran, aún tenía frío, se levantó bastante mareado y entumido, se sentía débil y cansado, tenía hambre.

Mientras caminaba comenzaba a tener conciencia, debía empezar de nuevo, no sabía hacer otra cosa más que ser shinobi y Hokage, sabía de política, leyes, clanes, economía, cultura básica, gobierno, pero de este mundo, no tenía idea, caminó con cuidado, cuando entró a la aldea, llamaba la atención bastante por su estado físico, aún tenía raspones y la ropa demasiado grande y maltratada por las espinas. Podía ver que todo era igual a su mundo, observó la moneda de cambio dándose cuenta que era el mismo dinero que traía, gracias a kami tenía poco, pero podría comer algo, los aldeanos lo veía con molestia, se veía sucio a sus ojos, el pequeño recordó las miradas que antes recibía, no había cambio, pero en ese momento su autoestima estaba lastimada y se sentía mal, caminó al único lugar que lo hacía sentir bien, en el que nunca se le negó la entrada, aceleró el paso teniendo miedo, hasta que lo vio.

Sus piernitas se movieron con velocidad. Al llegar tenía miedo de esta vez no ser aceptado, era otra dimensión, tal vez la gente era distinta, apretó la madera entre sus manos, con valor asomó su pequeño rostro hacia el local, sus gemas brillaban con hambre y tristeza, Teuchi sintió que alguien lo observaba, levantó el rostro viendo al pequeño, se veía desvalido y abandonado, levantó su mano, le hizo una seña para que se acercara. El pequeño con miedo avanzó -te daré un plato de ramen para llevar, pero no puedes estar aquí o los clientes se espantarán -el pelirrojo bajó el rostro, habría creído que si sería recibido, pero entendía, se veía bastante deplorable, tomó el plato de ramen, sacó de su ranita unos yenes, los dejó en la barra, el tendero lo observaba con tristeza, antes de salir fue detenido -pequeño, puedes comer en la parte de atrás, entra-

El ahora pelirrojo abrió sus gemas con sorpresa, mordió sus labios, asintió feliz, avanzó hasta la bodega, se sentó en una caja, el adulto levantó su manita, le entregó su dinero poniéndolo en su palma -no tienes que pagar, te dije que te lo daría pequeño -el pelirrojo sonrió poquito, asintió tímido -gracias señor -el cocinero salió a seguir atendiendo a sus clientes, el pequeño comía con tranquilidad, tal vez lo descubrirían y lo encerrarían de por vida, masticaba con cuidado -sintió una mirada sobre él, levantó el rostro -kyaaaaa, es tan bonito papá -Teuchi y su hija lo veía con cuidado y una sonrisa -el Uzumaki se avergonzó, recordaba a su amiga, siempre fue demasiado expresiva -gracias tteb… -"cachorro, olvídate de esa muletilla, mientras no certifiques que tu otro yo no la dice" -gracias, son muy amables -

El pequeño sonrió poquito, si quería sobrevivir tenía que ser inteligente, comenzó a pensar con velocidad en una historia creíble, nunca había sido lo suyo mentir, pero lo tenía que hacer creíble -¿dónde están tus papá? -negó con tristeza, sus ojos crecieron mucho a punto de derramarse, se acordó de su Ero-sennin para lograrlo -no tengo, vivía con mi abuelo, hace unos días cuando viajábamos nos asaltaron, terminó muerto -lágrimas comenzaron a salir de sus azules, Ayame lo abrazó con cariño -¿cómo entraste a la aldea? -Naruto mordió sus labios, bajó el rostro con vergüenza -me escabullí de los guardias, tenía hambre -la chica sonrió divertida -no te preocupes, papá, ¿mañana podemos llevarlo a registrar? Konoha lo aceptará, el hokage es tan lindo -Naruto sonrió con diversión al verla con corazoncitos en los ojos, se veía que tenía unos catorce o quince años, asintió ligero el mayor, sabía que no podía acceder a sus conocidos, si quería llegar a ellos tenía que ser por medio de buenas relaciones, ni siquiera sabía si quería conservar a toda esa gente, no sabía si habían tenido que ver con su traición, nada iba a ser lo mismo, no podía ser el mismo idiota, no podía confiar de inmediato, Teuchi y su hija eran la excepción a la regla, allá y aquí lo habían recibido con amor -puedes quedarte en el almacén, te pondré un futón, hay un pequeño espacio en la parte de atrás, supongo te asignarán al orfanato -

El Uzumaki asintió con tristeza a Teuchi, era lo más obvio, tenía miedo de volver a iniciar. Cuando terminó de comer, Ayame lo llevó al pequeño espacio, estaba bajo las escaleras, colocó un futón y una manta tibia -descansa pequeño, verás que todo será mejor de ahora en adelante -sonrió no creyendo lo que decía la chica, cuando se fue se acomodó, se cobijó por completo -no curaré tus heridas, podrían sospechar, deje algunas cuantas para causar un poco de lástima, no podemos equivocarnos cachorro, de eso depende tu seguridad -el pelirrojo asintió entendiendo, cerró sus ojos tratando de descansar de esa maldita pesadilla.

Otro mundo (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora