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Atendía a las personas con su mejor cara, siempre sonriente y amistoso. A excepción de cuando llegaban sus amigos, ellos solo iban a molestarle, eran un fastidio pero no dejaban de ser sus mejores amigos. Aún no podía entender el afán de ambos porque dejará sus gustos por series japonesas.

Había terminado de ordenar todos los libros, ahora le faltaba atender a unas chicas que reían coquetas cuando lo veían. Hasta que vieron en su camiseta un estampado de un videojuego, sus rostros cambiaron al instante "Un nerd".

-¿Qué libro buscan? -preguntó sin mirar.

-Novelas de romance -dijo una en forma tierna.

-Entonces tragedia -murmuró y comenzó a avanzar.

-¿Por qué tragedia? El amor es hermoso -claramente la chica se había ofendido.

-El romance es trágico -comentó.

-No lo creo, seguro que eres de esos que la pasó mal en sus relaciones. Típico de niño rata, si es que haz tenido novia - se burló y las otras chicas rieron también

-No, no he tenido -encogió sus hombros- Mi tiempo lo utilizo en leer mis mangas y libros de calidad, no novelas que son moda con temáticas cliché de amor. Donde adolescentes se creen lectoras por leer estupideces -las miró de reojo- Ahí tienen un estante de basura, digo de novelas juveniles -sonrió irónico y se dirigió al mostrador.


.....


Luego de terminar su turno buscó su tarjeta de salida, marcó y se fue. El viaje en transporte era incómodo más por el horario en donde todos volvían a sus casas, y él se veía envuelto en las horas de mayor concurrencia. Jamás tenía un asiento ni comodidad.

Volvió al departamento, encendió la luz y notó que el muñeco seguía en el sofá. Lo había olvidado, dejó sus cosas al costado de éste y caminó hacia la cocina. Prepararía la cena, algo rápido. Siempre estaba solo, desde pequeño lo estaba. Sus padres trabajaban todo el tiempo y lo crió su abuela que lastimosamente había muerto ya hace un tiempo.

Encendió el televisor y acomodó las cosas en la mesa para cuando la comida estuviera lista. Sólo un cubierto, un vaso de jugo, la única silla que se ocupaba. Miró al muñeco dando un suspiro pesado. Le parecía incómodo que estuviese allí, no de que le molestara, sino que quizás, si el muñeco fuera real estaría quejándose de estar tanto tiempo ahí.

-¿Cómo estuvo tu día, Beomgyu? -se acercó tomándolo- ¿Aburrido como el mío? Seguramente -tomó uno de sus brazos para acomodarlo, pero estaba algo tieso- Seguro te sentiste solo, yo también me siento solo a veces o quizás siempre -forzó nuevamente el brazo, pero había algo que no le dejaba moverlo.

Sentó al muñeco en la mesa, como era articulado podía dejarlo sin problema de que se cayera. Apretó su hombro donde sintió una especie de tacha, con algo de pudor sacó de un costado el suéter que llevaba. Tenía unas trabas, seguramente para tener una posición estándar siempre. Tampoco había leído todas las instrucciones así que quitó las tachas del otro lado.

-Yeonjun te tengo una notici... -dijo Hueningkai quien iba entrando a la casa.

El pelinegro estaba casi sobre el muñeco quitando las tachas. Lo peor era que este estaba sin suéter y el muñeco tenía las piernas abiertas ligeramente. El chico se separó rápido con las mejillas sonrosadas.

-¿Qué mierda... -el rubio negó- Asco. Y en una mesa.

-N-no estaba haciendo nada. Sólo quité estas cosas de sus brazos -mostró las tachas- Se veía incómodo.

-Ah -suspiró- Yeonjun es un muñeco no puede estar incómodo. A excepción si te molesta a la hora de...

-No, no lo he tocado -confesó.

-Es muy lindo, te hará compañía ahora que no estemos.

-¿Qué?

-Nos vamos a un viaje de negocios. El jefe quiere que vayamos a Argentina. Debemos estar por un par de meses para cerrar un trato.

-Eso suena bien -sonrió levemente.

-Nos vamos ahora, yo me venía a despedir -se acercó abrazando a su amigo- Te vamos a extrañar, prometemos traerte un regalo.

-Nada raro, por favor.

-Otro muñeco -rió, pero sintió un golpe en su pierna, dio un saltó botando el vaso de jugo en la ropa del muñeco- No me golpees

-Ni te he tocado -miró la ropa del muñeco- Perfecto -suspiró pesado.

-Ah claro, entonces fue el muñeco -rió- Otro abrazo de parte de Soobin -apretó con fuerza a su amigo y sonrió- Adiós, amigo.

-Adiós Kai, que tengan un buen viaje.

Cuando Hueningkai se fue tomó el suéter mojado, no le pondría el mismo porque quedaría pegajoso y ensuciaría todo. Buscó una de sus camisetas para ponerla en el "Chico", lo tomó y lo dejó en la silla que quedaba frente a él.

Limpió la mesa y dejó su bol con comida, toda la casa estaba en silencio.

Daba miradas rápidas al muñeco.

-¿Quieres? -cuestionó y rió por lo tonto que sonaba eso- No es mucho, pero alimenta. Estás algo delgado, aunque te ves bien así -siguió comiendo- Hoy tuve un mal día, odio cuando llegan personas prepotentes a pedir libros. Estaría bien si supieran el nombre exacto del libro o que llevasen en mente que es lo que quieren exactamente, pero ellas no sabían nada.

Contó prácticamente todo su día, claramente no recibiría respuesta pero era mejor que estarse guardando las cosas en su cabeza. Lavó lo utilizado y volvió a la sala a tomar sus cosas. El muñeco seguía ahí mirando un punto fijo. Yeonjun tomó una de sus piedras favoritas y la puso en la ventana, sabía que había un período en donde las piedras y gemas se llenaban de energía cuando quedaban de frente a la luna creciente o la luna llena.

Cuando iba a apagar la luz, miró al muñeco. Lo tomó nuevamente y lo recostó en el sofá. Revisó que no tuviese más tachas y lo cubrió con una manta. Para él era muy real y se estaba convirtiendo en su única compañía. Lo acomodó y apagó la luz, no quiso cerrar las cortinas otra vez.

Se recostó luego de ducharse, el muñeco que había quedado en una posición bastante cómoda, suspiró quedando inerte otra vez mientras la luna iluminaba su rostro.










Gracias por leer 

Toy (YeonGyu) 🍬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora