Toy (YeonGyu) 🍬

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Yeonjun arreglaba las cosas para irse a su trabajo. Beomgyu como siempre lo seguía a todos lados, aunque se cayera 100 veces las 100 veces se levantaba y seguía al pelinegro que se movía rápido buscando unos documentos. Se metió al baño, pero antes de cerrar se dió cuenta de que había empujado al muñeco con la puerta, éste se estaba levantando.

-Quiero entrar -comentó sujetándose de la pared.

-No, yo entré primero.

-Pero quiero ver -habló pacífico.

-Beomgyu, no. El baño es personal -bajó la cabeza sonrojado- Espera aquí sin hacer nada ¿Entendido?

El muñeco asintió y pudo cerrar la puerta. No tardó más de dos minutos, se miró al espejo, acomodó su cabello y salió. El muñeco estaba allí, estático, y algo rojo.

-¿Beomgyu? -tocó su hombro y el muñeco dejó salir un pesado suspiro- ¿Qué demonios?

-D-dijiste que no hiciera nada -habló recuperando el aliento.

-Pero no lo tomes tan literal.

-No tengo ningún libro.

-Me refiero a que lo que digo, no lo debes hacer exactamente como lo digo. O sea, que si digo algo puede que si sea, o no -rascó su cuello y el muñeco lo miró confundido.

-No entiendo.

-No sé explicar, lo siento -suspiró pesado- Debo ir a trabajar ahora.

-¿Puedo ir?

-No, debes quedarte aquí tranquilo. No puedes salir, nada que te lastime ni perderte.

-Me duele aquí -señaló su barriga.

-¿Dolor? -asintió- Déjame darte algún medicamento.

Le tomó la mano y lo llevó a la cocina. El muñeco se quejaba, hasta que el pelinegro escuchó el rugido proveniente de su estómago que indicaba que estaba hambriento. Iba algo tarde por lo que simplemente tomó sus cosas.

-Come algo, es hambre no dolor.

-¿Qué puedo comer?

-Lo que quieras, solo que éste en la cocina.

-¿Lo que sea? 

El mayor asintió poniendo su gorro y chaqueta.

-Adiós Beomgyu.

-Adiós amo Yeonjun.

Cuando el pelinegro se fue, inmediatamente volteó a mirar los muebles de la cocina. Comenzó a revisar qué comer. Realmente no había mucho.

Para Yeonjun hacía demasiado frío, se dirigió a la parada de autobuses ocultando sus manos en su chaqueta. El vaho se dejaba notar cuando respiraba y su mentón temblaba, miró hacia el frente donde había un cachorro masticando bolsas y latas de los envases de la comida. El autobús venía, lo hizo detenerse.

Subió dando un suspiro pesado al ver que estaba lleno. Se acomodó antes de comenzar a avanzar. Todo estaba bien, el muñeco seguiría sus instrucciones. El comería lo que quisiera.

Lo que quisiera... En la cocina tenía muchas cosas, cosas que no podía comer. Empujó a la gente y pidió bajar. Entre reclamos de las personas bajó corriendo en dirección al departamento. La recepcionista ni siquiera alcanzó a saludarlo.

Entró rápidamente, el muñeco estaba sentado en el suelo mordiendo la tapa de una botella para abrirla, la quitó rápidamente. Era tóxico tan sólo inhalarlo.

-Tengo hambre.

-Pero esto pudo haberte matado -apretó con más fuerza la tapa.

-Dijiste que cualquier cosa.