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Beomgyu abrió sus ojos, notó al pelinegro que se estaba vistiendo lentamente. Quizás para no emitir ruido, estiró su brazo para tomar el del adverso que se levantó sin conseguirlo. El castaño se levantó luego de escuchar la puerta del departamento.
Talló sus ojos y se dirigió al baño. Se miraba al espejo para hacer caras, podía pasar horas haciendo eso cuando estaba solo. Entró nuevamente a la habitación notando el desorden. El mayor no había dormido con él, al parecer había dormido en el suelo donde había un montón de hojas de revistas y unos chalecos.

Caminó al refrigerador tambaleándose, ya no tanto como antes. Cuando abrió, no había nada. Su estómago rugió. Apenado de estar solo, encendió la luz y se sentó a la mesa para continuar con su trabajo de plastilina. Tenía que estar demasiado cerca para poder hacer detalles, no veía bien.

En sus caminatas que terminaban en el suelo, apretó con su pierna el control remoto del televisor. Éste se encendió en un programa de tips y matinales que hablan de estupideces o cosas que a las personas no les interesa pero que de igual forma los ven.

-La infidelidad es muy recurrentes en estos días.

-Como la famosa cantante que fue engañada por su esposo. Se le vio en un club tomado de la mano de otra mujer.

-Pienso que no puedes tocar a otra persona que no sea tu pareja. Para qué tener pareja si le serás infiel ¿No?

Sintió la puerta y volteó inmediatamente apagando el televisor. Yeonjun venía con bolsas, aún cojeaba pero menos. Al mirar al muñeco sonrió inmediatamente. El castaño se levantó ocultando su creación y caminó para abrazarlo.
El muñeco era demasiado torpe por lo que al caminar tropezó cayendo sobre el pelinegro, con ello cortó algunas bolsas.

-Beomgyu...

-Lo siento -se levantó rápidamente.

-Cambiate de ropa, daremos un paseo algo largo.

-¿Paseo? -sus ojos brillaron- quiero ir de paseo, paseo contigo.

Se dispuso a guardar el poco de cosas que había comprado mientras esperaba al muñeco, sabía que la habitación sería un desastre nuevamente. Beomgyu podía abrir todos los cajones buscando algo más no cerrarlos u ordenar.

-Amo, estoy listo -habló emocionado.

No era mucho el cambio, sólo le quitaba ropa al pelinegro. Le gustaba usar sus camisas que le quedaban anchas pero bien de largo. Caminaba un poco mejor, a veces sus piernas se enredaban, era torpe y descoordinado. Llevaba una mochila, con algunas cosas. Le gustaba imitar a su amo en ese sentido, aunque metiera cosas sin utilidad.

Iba tras el mayor, sujetando la camisa de éste. Así, si tropezaba no se notaba tanto, caminaban por una calle muy concurrida la cual hacía a Beomgyu más dificultosa su manera de desplazarse.

-¿Dónde vamos? -preguntó con recelo- Mucha gente, no me gusta.

-Por ahí -habló sin mirarlo.

-¿Vamos a tu trabajo?

-No, pero te gustará.

Aún más nervioso se puso el muñeco, apretó sus labios sin soltar al pelinegro que no dejaba de caminar. Se detuvieron en el semáforo, dónde pudo notar su mano vendada y en parte rojiza aún. Sintió culpa, no pensó que su acción hubiese causado daño en su amo. Él no entendía aún muchas cosas, simplemente guardó silencio cuando comenzaron a caminar otra vez.

-¿Te pasa algo? -cuestionó el pelinegro.

-N-no -negó sin separarse- Quiero ir a casa.

-Pronto, sólo sube al autobús.

Toy (YeonGyu) 🍬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora