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El muñeco ya caminaba algo mejor, era algo descoordinado pero sí podía caminar al menos de un lugar a otro con apoyo. En ocasiones el pelinegro escuchaba un golpe y era el muñeco que estaba en el suelo intentando incorporarse. Le daba algo de pena, porque era como un bebé recién nacido. A veces lo encontraba con el manual en sus manos, seguramente miraba las ilustraciones, dudaba que supiera leer. 

El dueño de casa estaba revisando su bolso en el sofá, buscaba su celular. El muñeco lo miraba de pie en uno de sus costados, lo miró de reojo y continuó con su búsqueda. No estaba, se levantó de dónde estaba y caminó a la habitación, 30 segundos más tarde el muñeco estaba a su lado. Fue a la cocina porque ahí había recordado que lo había dejado, escuchó al muñeco acercarse y aparecer por el umbral de la puerta. Cayó en cuenta que el muñeco se andaba paseando de la misma forma en la que se había dormido, con la camiseta y su bóxer. 

- Beomgyu ¿Sabes leer? -el peli castaño asintió sujetándose de la mesa- Excelente, eso ahorrará tiempo de entender mangas. 

- ¿Qué es un manga? -cuestionó curioso. 

- Unos libros pequeños, esos de allá -señaló la pila perfectamente ordenada, por género, nombres y antigüedad. 

- ¿Leíste todo eso? -abrió su boca- Eres genial. 

- ¿Lo crees? 

Normalmente criticaban su gusto por ese tipo de cosas. Le decían que debía madurar, pero para él eso no influía. Podía ser tan responsable como una persona que tenía gustos más aburridos. 

Buscó algo para darle al muñeco, exactamente tenía cereal y leche. Algo liviano para alguien que quizás no comía hace años. 

Un fuerte ruido lo hizo reaccionar, el muñeco no estaba donde lo había visto antes de voltear a sacar las cosas para su desayuno. Corrió a la sala. 

Beomgyu estaba en el suelo con todos sus mangas repartidos, algunos abiertos causando que sus hojas se doblaran, no podía estar más incrédulo hasta que vió su figura de Sanji hecha añicos a causa de que la repisa había caído sobre ella. 

- L-lo siento -murmuró el muñeco sujetando uno de los mangas entre sus manos. 

El pelinegro miraba la escena con ira y pena, la figura era costosa al ser de colección y edición limitada, y sus mangas repartidos, desordenados y quizás algunos rotos. Se jaló el cabello apretando sus labios. 

- Y-yo puedo ayudar -habló nervioso el muñeco. 

Tomó uno por la tapa separando las hojas. Lo dejó caer asustado y miró a su dueño con temor, no tenía el mejor aspecto. Podía ver que le temblaba el labio superior. 

- Amo... -apretó con fuerza el manga que tenía en sus brazos contra su pecho. 

- Sal de mi vista -habló sin mirarlo. 

El castaño asintió levantándose a tropezones, se ocultó tras el sofá asustado. Sólo podía escuchar al pelinegro murmurar cosas con un tono

molesto, se estiró un poco para verle, tenía el ceño fruncido e intentaba reparar los que estaban rotos. 

El mayor miró el desastre desde abajo, quizás el muñeco se sujetó de la esquina de la repisa causando que cediera. También era su culpa por no estar atento a él, no se dió todo el trabajo de separarlos por géneros, ni antigüedad. Sólo los separó por series y apiló en el suelo. Con el dolor de su ser recogió los restos de su figura de Sanji y los tiró a la basura. 

- Ven a comer -habló serio. 

- Me vas a golpear. 

Los ojos del aludido se abrieron como platos. 

- N-no, yo no soy agresivo. 

- Me miraste mal, no quiero que te enojes. 

- Lamento si soné mal, es que… 

El muñeco se acercó con recelo, sus piernas temblaban. Llegó donde el pelinegro y se arrodilló tirando de sus pantalones. 

- Beomgyu qué te he dicho -sonrojado se subió la prenda. 

- Es que el manual dice que así te debo pedir disculpas -bajó la cabeza 

- Yo te dije que si tenías dudas me preguntaras. No debes hacer eso. Me debes preguntar las cosas antes de hacerlas. 

Le ayudó a levantarse y lo sentó en la mesa dejando el tazon con cereal y leche enfrente. Tomó el cubierto y lo sumergió en la leche. 

- ¿Cómo se come? 

- Debes masticar y luego tragar. 

- Oh. 

Llenó la cuchara de leche y la llevó a su boca masticándola. Inmediatamente el pelinegro comenzó a reír. 

- Pero la leche no, esa te la puedes tragar sin masticar. Todo lo líquido sólo se traga. Pero las hojuelas no, si no las masticas te puedes morir. 

El muñeco asintió. Estaba atento a la hora de comer, se quedaba en blanco cuando tenía cereal y leche en la boca. No sabía si masticar o no, terminaba haciéndolo de igual forma. 

El mayor llevó su vista a los muslos del muñeco, por muy loco que sonara esto se pudo percatar que tenía rasguños y unos pequeños pedazos de la figura de colección en la piel. 

Llevó su mano para quitar los pedazos, el muñeco inmediatamente lo miró y tragó. Era la primera vez que lo tocaba así. 

- ¿Quieres hacerlo? Yo estoy listo... Si quieres me dejo la camiseta pero si no te gusta puedo quitarla -se estiró con la intención de hacerlo. 

- No, Beomgyu que te toque no quiere decir que quiera algo sexual -detuvo su accionar algo nervioso. 

- Pero el manual dice que para eso sirvo. 

- No, no quiero que hagas esas cosas. Yo no soy de esos ¿Sí? -asintió- Déjame curar esas heridas. 

El castaño había acabado de comer, miraba a su alrededor curioso de muchas cosas. Su amo llegó con una caja llena de cosas extrañas para él. 

- ¿Qué es eso? 

- Algodón -respondió tomando un poco de este. 

- Blanco como tú -comentó tomando una pequeña cantidad para apoyarla en la mejilla del mayor- Algodón. 

- No soy blanco -rió limpiando la zona. 

- Amo... ¿Qué es eso que se siente cuando me aprietas? -miró su pierna. 

- ¿Apretarte? Lo siento, es que siento que no queda limpio. 

- No, cuando duermes me aprietas y se sienten unos golpes que salen de aquí -tocó el pecho del mayor. 

- Latidos… Se llaman latidos. 

- ¿Yo también tengo? -abrió unos ojos grandes y puso su mano en el lado derecho. 

El mayor rió y negó. Cuando acabó de curarlo y poner un parche, le movió la mano al otro extremo donde se supone que a todos nos enseñaron era el lugar del corazón. 

- No siento nada -hizo un puchero. 

- Déjame sentir -apoyó su mano. 

El muñeco lo miraba sonriendo, el pelinegro movía su mano para poder sentir los latidos. Miró al castaño que estaba emocionado esperando sentir los ruidos y golpeteos que él describía. 

- ¿Se sienten? 

No, no hay nada. 

- S-sí pero son suaves -sonrió levemente 

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Gracias por leer, denle mucho amor a mi unico fic xd y a mis otras adaptaciones, se los agradeceria mucho 💖💖💖💖

Toy (YeonGyu) 🍬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora