Estaba en una tienda de mascotas, quería llevarle uno a Yeonjun. No un gato, ni algo que le hiciera mal. Hueningkai lo acompañaba, prometió ayudarlo a buscar un regalo para Yeonjun, era su cumpleaños y Beomgyu lo sabía porque escuchó a sus amigos hablar de eso. No sabía lo que era un cumpleaños pero hablaban de regalos.
-Mejor regálale otra cosa -comentó el pelirrojo- Una camiseta, un cuadro, un peluche.
-¿Peluche de gato?
-Pero a ti te gustan los gatos.
-A él también.
-Le gustan los conejos también -tocó el vidrio de uno de estos.
-¿Crecen mucho? -negó- ¿Pequeños? -asintió.
Se quedó mirando a los conejos por varios minutos, Hueningkai estaba algo impaciente. Miró su reloj, llegaría atrasado al trabajo y eso sería bastante malo para su reporte.
-Toma -entregó la tarjeta- La clave es 2201.
-¿Qué hago?
-Cuando escojas algo, vas donde ella y se la pasas. Te dará las instrucciones. Pero me tengo que ir, nos vemos la semana que viene, me tengo que ir de viaje.
-Pero la tarjeta.
-No importa, yo me las arreglo luego.
Se quedó mirando la tarjeta y luego a los conejos. Los acarició un instante, miró las demás mascotas enfocándose en una tortuga.
-¿Para qué es esto? -tomó una correa.
-Para pasear a tu mascota.
-¿Gatos y conejos?
-Claro, también perros. Son útiles para salir con ellos al parque. Así los puedes dominar cuando se quieran escapar.
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Taehyun lo abrazaba, el día estaba algo frío. Bebían café, la calefacción del local había fallado. Los tres acurrucados tras el mostrador con mantas. De la nada el mayor de todos se levanto.
-Yeonjun ¿Cuál es tu color favorito?
-El rojo.
-Te dije -saltó el menor- Heeseung insistía en que era el verde, y verde es el que no te gusta.
-¿Qué hay de malo con eso? -preguntó confundido.
-Feliz cumpleaños Yeonjun.
Entregaron una caja, para luego abrazarlo fuertemente entre los dos. Lo llevaron a su sala de descanso, cerraron la tienda. Hicieron que se pusiera un gorro de cumpleaños, era una fiesta bastante improvisada. No se quejó, normalmente sólo recibía el saludo de Soobin y Hueningkai porque justamente los primeros de cada mes debían hacer sus viajes a diferentes partes del país o a veces del continente.
Sus regalos fueron cómics y una camisa, por suerte roja. El verde no era su favorito. Comieron de todo lo que el menor de ellos había llevado, también lo obligaron a que le guardara un poco al muñeco, que para ellos era un chico extravagante y algo interesante.
