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El muñeco estaba sonrojado, apretaba con fuerza la camiseta del pelinegro que estaba igual de nervioso sosteniéndolo por la cintura. Se movió un poco para terminar de sentarse, el mayor dejó salir un jadeo que para el muñeco no pasó desapercibido.

-¿Ahora sí quieres hacerlo? -mordió su labio.

-Espera, no te muevas.

-Amo, ya he esperado mucho -se quejó dando cortos saltos.

-Pero Beomgyu... Prefiero que hagamos otra cosa.

-¿Por qué? Amo yo quiero hacerlo -cruzó sus brazos en forma de molestia.

-Porque tú no eres una cosa, no eres algo que se usa y luego se deja. T-tú de verdad me importas... -murmuró lo último.

-¿Importar?¿Qué es eso?

-Que me interesa todo lo que te pase, y acostarme contigo no es una buena opción para demostrarlo.

-Pero dormimos juntos.

-No lo tomes literal, eso quiere decir que... que yo me acueste es que y yo... D-digo tú y yo...

-Amo no entiendo -hizo un puchero.

-Que tengamos relaciones.

-¿Qué es eso?

-Sexo.

-Amo yo sí quiero aunque no sepa cómo se hace, quiero. Amo me haces esperar mucho. Quiero mostrar que te puedo hacer feliz.

-No debe ser sólo eso, a mí me basta con que estés conmigo y me abraces -se sentó en la cama sin soltar al muñeco. Llevó su mano a la  mejilla de éste que jugaba con los botones de su camisa- Yo te quiero mucho.

-¿Qué es querer?

-Lo que siento por ti -con sus brazos envolvió al muñeco que no entendía a qué se refería.

Pese a que no entendía, correspondió sintiéndose bien con la sensación de esos momentos. Se quedó tranquilo apoyando su mentón en el hombro del pelinegro.

-Amo... Quiero que me uses -murmuró cerca de su oído.

-B-Beomgyu... -apretó con fuerza la cintura de éste que levantó sus caderas.

-Tócame -susurró- Un poco, amo.

El muñeco no entendía lo que sentía, era su simple código que lo incitaba a actuar de esa forma. Su amo le hacía sentir cosas nuevas, más de las que ya le hizo, hacía y hace sentir. Llevó su vista al pelinegro que poco a poco llevaba sus manos a los botones de su camisa blanca. El muñeco sacó algo del bolsillo antes de que dejara expuesta las correas y su levemente piel bronceada. Dejó caer a un lado la prenda.

-¿Te gustan mis correas? -volvió a murmurar.

-Sí -dijo con voz ronca, un tono que el muñeco nunca le había escuchado- Tú también tócame.

Asintió.

Acomodó sus gafas y llevó sus manos a la camisa del pelinegro. Quitando botón por botón, mientras sentía que tocaba sus correas dio un salto por la sensación y volvió a relajarse. Quitó la camiseta de su amo, pasó sus dedos con suavidad por el torso de éste y luego por el propio.

-Yo no tengo de eso -tocó nuevamente el torso del pelinegro.

-A veces hago ejercicio -confesó.

-Tus brazos son grandes -acarició estos con suavidad- Muy blancos -murmuró.

Evitó charla, estaba demasiado concentrado en las correas que lo rodeaban. El muñeco era como un maniquí, con esos estándares de belleza. Delgado, pero muy suave. Notaba que estaba tenso, y que también tenía escalofríos. El muñeco fue bajándose lentamente. Al igual que sus manos que se detuvieron en el borde del pantalón.

Toy (YeonGyu) 🍬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora