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—Tzuyu—La llamó Chaeyoung sentada en la orilla de la cama que ambas compartían desde que volvieron de Corea hace ya un par de semanas—Tzuyu, te estoy hablando.—Volvió a llamarla junto a un pesado suspiro.

—Dime.—La alta vestida con un vestido púrpura a la altura de las rodillas, contestó mirándola a través del espejo mientras se ponía los aretes.

—Rosé dijo que no podías usar tacones—Le recordó señalando sus pies —Y mucho menos esos.—La chica portaba unos zapatos negros con tacones de gran altura, haciéndola ver aún más alta de lo que ya era.

—Amor—Hasta ella se acercó colocándose entre sus dos rodillas, tomando su rostro con una mano.—Tranquila.—Sonrió con dulzura—Nuestro bebé está bien aquí adentro. Te prometo que nada le pasará—Con la otra mano acarició su vientre que apenas resaltaba por su embarazo. Rosé, la médico y amiga de ambas les había dicho anteriormente cuando revisó a Tzuyu que su embarazo era riesgoso ya que había mostrado algunos síntomas. Actualmente estaban en espera de los resultados de unos análisis que la australiana les mandó a hacer para darles un diagnóstico exacto.

—Ok.—Suspiró Chaeyoung pasando sus dos manos sobre el vientre de Tzuyu.—Cuídate y recuerda no beber alcohol, por favor.—Chae dijo caminando detrás de ella hasta la puerta principal.

—Lo sé.—Se giró a ella.—Este pequeñín estará a salvo conmigo. No te preocupes.—Dijo antes de inclinarse y besar sus labios fugazmente para luego salir por la puerta e irse. La pelinegra había sido invitada a una fiesta de cumpleaños de una de sus compañera enfermeras del hospital, donde también Chayeoung trabajaba como médico. Esta última no había querido acompañarla ya que se sentía bastante indispuesta, ademas hace días que quería llamar a Corea para saber de su pequeña hija, Miyeon. Aprovechando la ausencia de su inseparable pareja, Chaeyoung nerviosa marcó el número Coreano en la pantalla de su teléfono. Mientras el inconfundible tono en el teléfono sonaba indicando que la llamada estaba entrado, el corazón de la doctora se aceleró y su estómago dio un vuelco esperando ansiosa oír la voz que tanto le hacía bien. Después de unos largos segundos, la llamada finalmente fue aceptada y la respiración Chaeyoung se detuvo.
—¿Mina?—Ella pronunció su nombre después de unos segundos al no tener respuesta. Mina había aceptado la llamada, pero su voz se negó a emitir algún sonido al saber que el amor de su vida, la mujer que había estado intentado olvidar estaba del otro lado. La coreana había acariciado su nombre haciendo que el corazón de la japonesa se acelerara y subiera hasta su garganta. Su corazón la había traicionado.—¿Estás ahí?—Volvió a hablar Chaeyoung para romper el silencio en el que Mina se había sumergido.

—S-Si. Yo estoy a-aquí.—Habló por el teléfono Mina tropezando con las palabras. Chaeyoung al fin pudo respirar tranquila. Ahí estaba el gran e inolvidable amor de su vida. Ahí estaba la otra mujer que más amaba en la tierra.

—Me preguntaba si podría hablar con Miyeon un momento.—Dijo esforzándose para no ponerse a llorar y decirle que la extrañaba como loca. Que la vida sin ella era un maldito infierno.

—P-Por supuesto.—Se aclaró la garganta levantándose del sofá donde estaba sentada viendo una serie policiaca.—Dame un segundo, iré con ella.—Contestó y de nuevo el silencio reino por algunos segundos que para Chaeyoung fue una eternidad. Ni Chaeyoung y mucho menos Mina habían tocado el tema de ambas. Chayeoung aunque le doliera en el alma, iba a respetar la decisión de Mina. Total, la japonesa solo estaba pensando en el bienestar de su bebé. Aquello no era malo.—Cariño, tú mamá Chaeyoung está en el teléfono.—Escuchó que Mina dijo y entonces un segundo después esa pequeña vocecita que era melodía para sus oídos, escuchó.

—¡Mamá!..Miyeon pronunció a punto de explotar de felicidad. Ella también había extrañado a su madre biológica.

*****

Actualidad...

Bajo las dos palmas de su mano, estaba el vientre de Mina. Vientre que estaba alojando por segunda vez a un pequeño ser. —H-Hola bebé...—Mina con lágrimas de felicidad y emoción resbalando por sus mejillas siguió acariciando con suma delicadeza su vientre, donde un pedacito de ella estaba formándose ya.—Soy yo, tú mami.—Rió entre sollozos.
Todos esos días de náuseas, fatiga, desmayo, antojos y cambios de estado de ánimo ahora tenían una repuesta. Todo aquello no había sido del todo por la ausencia de Chaeyoung, no, también eran porque Mina estaba embarazada de nuevo. Ella no cabía de felicidad en ese momento mientras estaba sentada en el escritorio que compartía con Siyeon. La japonesa se había sumergido a una burbuja donde solo estaba su bebé y ella, olvidándose completamente del mundo exterior.

Todo estaba bien, solo que había un detalle. Uno muy importante.

Ese bebé no había sido planeado.

Ese bebé no era de Siyeon.
Esa mujer maravillosa que amaba con todo el alma a Mina, que había jurado dar su propia vida por la de ella, lastimosamente no era la otra madre de ese precioso ser...






Gracias por leer. No se me emocionen tanto.

Ah, por cierto. Gracias a las personitas que nominaron "7 días" a mejor historia michaeng. Me hace querer seguir escribiendo. 😃

Lazo de Amor (MiChaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora