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Siyeon acompañada de Miyeon volvieron a casa después de una hora fuera.

Desde que la pequeña tuvo memoria, las dos se volvieron inseparables creando así un fuerte LAZO DE AMOR. Para Miyeon, Siyeon era la mejor mamá del mundo. En el kinder, la rubia era muy famosa entre los pequeños Gracias a todo lo que la pequeña contaba sobre ella. Siyeon era divertida, ocurrente, simpática, cariñosa, a veces infantil, poseía una gran imaginación a la hora de jugar que dejaba maravillada a su pequeña. Siyeon fue quien le enseñó a hablar, caminar, andar en bicicleta, escribir sus primeras letras y hasta el momento era ella quien le estaba enseñado a nadar. Siyeon era todo para Miyeon y Mina lo sabía perfectamente, por eso es que tenía tanto miedo en lo que iba a pasar después de revelarse toda la verdad.

Mina en la cocina preparaba la cena en silencio con la cabeza llena de pensamientos y sentimientos encontrados hasta que las risas y pasos de su hija lo rompieron.

—Mira mami,—Hasta ella llegó corriendo—Mamá me compró juguetes.—Contó emocionada mostrándole sus nuevas muñecas. Una en cada mano.

—Bebé,—frente a ella se puso de rodillas secándose las manos en su delantal—No crees que ya tienes suficientes juguetes?—Su mejilla acarició. Siyeon apenas le había regalado una segunda bicicleta, una patineta y dos peluches de unicornio como regalo de navidad. La niña negó rápidamente con la cabeza.

—Mamá dice que nunca es suficiente...—Mina sonrió levemente. Siyeon solía decir aquella frase casi para todo.

—De acuerdo.—De nuevo se incorporó no queriendo contradecir a las dos. Con la mirada buscó a la rubia, pero no la vio por ningún lado. Era la primera vez que la rubia no se unía a ellas después de comprar algo. Siempre solía llegar después de Miyeon y contar con ojos chispeantes de alegría el porqué no se resistió en no comprar tal cosa para su pequeña.—Ve a jugar un rato en lo que termino aquí, ¿Si?—Miyeon asintió y en un par de segundos desapareció dejando a Mina de nuevo envuelta en una burbuja de silencio hasta que culminó de cocinar.—La cena esta lista.—Avisó desde el marco de la puerta en la oscura habitación de Miyeon después de un rato. Siyeon y Miyeon permanecían dentro de una carpa construida con una sábana blanca con una linterna encendida. En el estómago de Mina se hizo un nudo al oír sus risas.

—Ahora vamos.—Contestó la rubia con una voz graciosa haciendo reír a carcajadas a Miyeon. ¿Por qué no pudo ser capaz de amar a esa maravillosa mujer llamada Lee Siyeon? ¿Por qué?

—No tarden...—Media vuelta se dio y arrastrando los pies llegó hasta el comedor. La cena hubiese sido en un completo silencio por parte de Mina de no ser por la presencia de Miyeon. La Niña fue la única que que hizo hablar a Mina, ya que Siyeon en ningún momento le dirigió la palabra directamente, es más, apenas y la miró.

—¡Terminé!—Alzo las manos Miyeon sentada entre Mina y Siyeon después de terminar la comida en su pequeño plato.

—¿Te llenaste mi amor?—La rubia le preguntó pasando con delicadeza la servilleta sobre su mentón y mejillas embarradas.

—Si mamá...—

—Bien. Que te parece si nos vamos a lavar los dientes, te doy un baño, luego te leo un cuento y finalmente te acuestas para dormir.—La pequeña asintió felizmente. Siyeon se levantó para poder sacarla de su silla y ponerla sobre el suelo.—Ve, ahora te alcanzo.—Le dijo junto a una sonrisa para luego girarse hacia Mina —Trabajaré hasta tarde en la oficina.—Mina la miró levantando la mirada de su plato donde lo había mantenido la mayor parte del tiempo—No me esperes para dormir.—En sus ojos Mina notó algo diferente, no era la misma mirada brillante de su novia.

—Está bien.—Contestó levantándose también llevándose consigo los platos al fregadero. Al voltearse, Siyeon ya no estaba. De nuevo estaba sola y en silencio.

A la mañana siguiente cuando Mina despertó, Siyeon ya no se encontraba. La cama a su lado fría estaba, significaba que la rubia ya tenía un buen rato de haberse ido, pero era extraño ya que aún eran las 6:13 de la mañana. Siyeon no se iba hasta las 7:10. Ella suspiró pesado.

El desastre para Siyeon había comenzado y quizá ella lo estaba presintiendo.

"Saldré a una convención esta noche" leyó Mina en la pantalla de su teléfono esa tarde después de regresar del trabajo y despedir a Soojin en la puerta. "Posiblemente vuelva mañana en la noche. Besos para mi bebé."—Finalizó el mensaje de Siyeon. Bien, eso ya era demasiado extraño. Siyeon jamás se iría sin despedirse y esa era la segunda vez que se iba sin hacerlo.

Esa noche Mina no pudo dormir. Cada que cerraba los ojos, la sonrisa de Siyeon aparecía en su mente. ¿Por qué rayos no pudo enamorarse de ella? ¿Por qué demonios Chaeyoung tuvo que volver si al final se iría otra vez? Se preguntó una y otra vez hasta que el sol comenzó a iluminar el cielo gris.

Su día fue un completo desastre, Gahyeon más de una vez le había dicho que parecía un zombie. Tuvo que vomitar dos veces, apenas y pudo mantenerse en pie. Los mareos la seguían atacando. Su bebé al parecer despertó de malas ese día que le estaba dando latas a su madre. Gahyeon tuvo que trabajar el doble para que su jefa pudiese descansar. La chica no era tonta, ella sospechaba que a su jefa le pasaba algo más que un "la comida me cayó mal".

De vuelta a casa, lo único que Mina deseaba era tomarse una larga ducha caliente y dormir. No sabia si Siyeon volvía a casa esa noche o no, lo único que sabía era que deseaba dormir 50 horas seguidas.

Durante el día la doctora no la llamó ni mandó algún mensaje. Cada vez más, las cosas se ponían extrañas con ella.

—¿Soojin?—Llamó a la niñera en cuanto abrió la puerta principal y vio que solo había una lámpara encendida. Todo estaba en silencio.—¿Soo...—

—Ya se fue a casa.—Siyeon apareció desde la cocina con un vaso de agua en mano. Mina suspiró aliviada. Estaba preocupada por ella, pero nunca la llamó, sentía que no tenía derecho a preocuparse por ella.—Llegué temprano.—Le sonrió, pero esa no era la sonrisa de Siyeon. Esa sonrisa arrastraba tristeza.

—Ah.—Se aclaró la garganta quitándose el abrigo mientras Siyeon a ella se fue acercando con pasos lentos, sin despegar la mirada sobre ella, como si la estuviese analizando.

—Miyeon, pasará la noche con Sana.—Sus manos pasó al rededor de su cintura encontrándose sobre su vientre.—Yoohyeon se quedará con Jiu.—Su cuello besó pasando la lengua sobre su piel. Mina se estremeció. Con un movimiento veloz la volteó hacia ella.—Estamos solas...—La miró a lo ojos con intensidad y en un beso furioso, húmedo, apasionante la envolvió. Su mano subió por su espalda mientras que con la otra la sostuvo de la cintura. Sujetándola con fuerza contra ella. Mina apenas pudo seguirle el ritmo del beso. Pocas veces la chica la besó de sos manera.—Tu y yo tenemos un tema pendiente, ¿Recuerdas?—Sonrió jadeante al separarse de ella. Mina sabía que esa no era una sonrisa real. Siyeon tenia algo. De ella se alejó y sobre el sofá individual tomó asiento cruzándose de piernas.

Mina se tensó frente a ella. Su corazón subió hasta su garganta y su ansiedad se disparó.
Habían pasado dos dias desde la ultima vez que hablaron, dos días en que Siyeon apenas le escribió un mensaje, y no porque no la quería ver, Simplemente quería darle tiempo a Mina para responder sinceramente a sus preguntas.

—Ah... si...—Nerviosa contestó.

¿Era el momento? Si.

Otro no iba a haber.

Mina tenía que decirle todo, si o si.

Siyeon tenía que saber esa noche que estaba embaraza de nuevo de Chaeyoung.

El momento llegó.






Gracias por leer...

Lazo de Amor (MiChaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora