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Ding dong... El suave timbre de la puerta principal sonó dando aviso a que alguien estaba detrás de esta...

—Voy...—Soltando un suspiro pesado Mina se levantó del sofá dejando su laptop sobre la mesa central de la sala. Había estado adelantado trabajo por las festividades de fin de año que se avecinaban.—Ah—Era Sana con una bolsa de tienda en manos quien había llegado hasta la puerta de su apartamento.—Pasa.—A un lado se hizo y a la mayor dejó pasar.—Miyeon está en su habitación jugando.—Informó regresando a su lugar con la intención de seguir trabando.

—A ti es a quien vengo a ver.—Mina se detuvo al oírla levantado la mirada extrañada hacia ella. Aquello no esperaba oír, ¿Por qué? Bueno, porque Sana la había estado evitando e ignorando las semanas anteriores.

—¿A mi?—Arrugó la frente señalándose a si misma .

—Si.—Le sonrió con dulzura cosa que a Mina le sorprendió bastante ya que las últimas veces que se vieron, Sana siempre la miró mal o como si fuese una desconocida.

—Ah...—No supo que decir simplemente se quedó de pie mirando como Sana tomaba asiento en el sofá donde pretendía sentarse de nuevo. Hacia ya varias semanas que ambas no platicaban y convivían como solían hacerlo. Desde el día que Sana la golpeó en el lago, todo cambio entre las dos. Todo ese tiempo Simplemente había cruzado unas cuantas palabras nada más por Siyeon o Miyeon.

—¿Como has estado?—El sofá palmeó para invitar a Mina a sentarse a su lado.

—Yo... yo estoy bien.—Contesto extrañada por el repentino cambio de la mayor quien se veía tranquila.—Estaba trabajando...—Señaló su computadora frente s ellas que en ese momento mostraba una foto de Miyeon como salva pantallas.

—Ah, ya veo...—Asintió mirado la foto también—Mina—Con suavidad La mayor la llamó para que esta la mirara y cuando esta lo hizo, Sana procedió a decir las palabras que hace unos días tenía atoradas en la garganta.—Yo lamento haberte golpeado la otra vez.—Se sinceró de corazón.— No debí hacerlo, pero es que verte con ella a espaldas de Siyeon me dio tanta rabia y...—

—Está bien.—La cortó al fin mirándola a los ojos pro un instante.—Tenías derecho a hacerlo.—A sus manos bajó la mirada llena de culpa—Yo estaba actuando mal.—Aceptó su error.

—Mina,—De su mentón la tomó para encontrar su mirada—¿tu... tu aun amas a esa mujer? ¿Aún sientes algo por la madre de Miyeon?—La Cuestionó esperando ansiosa la respuesta.—Hermana,—Volvió a hablar al no tener respuesta.—Si aún la amas, dímelo. Te prometo que...—

—Lo nuestro terminó hace 5 años cuando papá nos separó.—Respondió desviando la mirada de su hermana haciendo que baje la mano .—Ella tendrá un hijo allá en los Estados Unidos con su novia.—Sana se sorprendió. De aquello no estaba enterada, solo supo en boca de Yoohyeon que había regresado a los Estados Unidos.—Lo que viste en el lago fue un error.—Como dagas ardientes a su pecho fueron sus propias palabras.

—¿Entonces Todo entre Siyeon y tú está bien?—Otra pregunta lanzó el cual Mina esquivó rápidamente.

—¿Podríamos dejar de hablar de mi?—Pidió apagando su laptop. Estaba segura que si seguían con ese tema terminaría llorando—¿Como te fue en Japón?—En algún momento escuchó a Yoohyeon decir que Sana había viajado a Japón el recién fin de semana.

—Bien.—Sana notó el cambio en Mina. La conocía bien, sabía que Mina no estaba bien, pero no insistiría.—Papá te manda saludos y mandó...—En el bolso de tienda sobre el suelo buscó algo—esto para Miyeon.—Un regalo era. Seguramente había sido por navidad.

—Ah, dile que gracias.—Una pequeña caja con envoltura de unicornios tomó de las manos de su hermana—¿Cómo está él?—Preguntó.

—Muy Bien. Aproveché para hacerle yo misma su chequeo médico y al parecer todo esta perfecto en su salud. Su corazón late como el de un toro.—Contó junto a una pequeña risa.—A nuestro padre aún le quedan muchos años de vida.—Concluyó. Al igual que Siyeon y Yoohyeon, Sana también era médico.

—Me alegro.—Contestó sin ánimos. No odiaba del todo a su padre, pero jamás lo volvería a ver como lo que es. Los fantasmas del rencor aún hacían presencia en ella de vez en cuando.

—Te amo.—Sin previo aviso, Sana hasta su mejilla levantó la mano. Mina la miró.—¿lo sabes verdad?—Mina asintió levemente.—No olvides que siempre estaré para ti para lo que necesites.—Le sonrió con dulzura acariciando sus piel con el pulgar.—Eres mi única hermana y quiero cuidar de ti siempre...—En su interior sabía que a Mina le estaba pasando algo y esperaba que su hermana confiase en ella para contárselo. Mina ya no sonreía como antes, Mina siempre estaba con la mirada pedida y ni hablar del cambio físico que estaba teniendo. De nuevo Mina asintió con la cabeza bajando la mirada.—Ven aquí—Le dijo extendiendo sus brazos con intención de querer abrazarla y Mina no se negó. Ella a su hermana se acercó y ambas en un abrazo cálido se unieron. Sana la escuchó suspirar sobre su hombro y acurrucarse más entre sus brazos entonces supo que había hecho muy bien en ir y hacer las paces con ella.—Bien, me voy.—Con cuidado se despegó de Mina y se levantó.—Salúdame a Siyeon.—Un beso en coronilla de Mina dejó antes de encaminarse a la puerta principal e irse.

—Lo haré.—En un susurró respondió acariciando la pequeña caja sin molestarse a mirar a Sana que por la puerta principal se fue.

Si tan solo Sana supiera por lo que Mina estaba pasando, quizá el peso de la culpa en ella fuese un poco menos.









Capítulo es corto, pero solo necesitaba reconciliar a estas dos ya que Mina necesitará mucho a Sana para lo que se viene.

Feliz navidad atrasado...
Gracias x leer.

Lazo de Amor (MiChaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora