Capítulo 10

781 85 8
                                    

―  10  ―

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

―  10  


Tanto los adolescentes menores como las adultas se encontraban ya en casa, más exactamente en el salón. Millie se estaba entreteniendo un poco viendo la televisión y Finn intentaba leer el libro que tomó del coche de Madelaine, es decir, el de Summer, la hija de la pelirroja. 

Mientras tanto, Madelaine y Vanessa estaban armando un plan para poder hacer los carnet de identidad sin que nadie las pillara. La pelirroja estaba segurísima de que tenían que colarse en la comisaria por la noche, pero la pelirrosa veía eso muy arriesgado. Este plan consistía en que irían a la comisaria de policía para crear los carnet de identidad de la familia. Madelaine antes, cuando estuvieron ahí, se dejó el bolso queriendo para tener una excusa por si les pillaban. No obstante, a la pelirrosa aún no le convencía lo que le estaba diciendo la pelirroja.

El timbre resonó en la casa y Madelaine caminó hasta la puerta para abrirla, encontrándose con las otras chicas. Sadie entró con pasos furiosos, alarmando a la mujer.

―¿Ha pasado algo? ―preguntó y cerró la puerta cuando Ley entró.

Sadie suspiró y soltó las bolsas de las compras.

―He conseguido las fotos, los uniformes y algo de ropa ―le hizo saber, ignorando la pregunta.

Sin embargo, Madelaine volvió a preguntarle al ver la cara de seriedad de Sadie, la cual demostraba que estaba bastante enojada. Sadie resopló y miró con rabia a la castaña.

―¿Que qué ha pasado? ―cuestionó la pelirroja menor―. Que Ley se ha puesto a robar en mitad de la tienda y luego ha desaparecido de la nada delante de todo el mundo.

Como siempre le pasaba a la pelirroja con pecas, las luces empezaron a parpadear debido a su enfado.

―No me ha visto nadie ―se justificó Ley.

―Ya solo faltaba eso ―Sadie rodó los ojos―. ¿Y todo por qué lo hizo? Para el simple hecho de dejar a un chico en ridículo.

―¡Que yo no he sido la causante de eso! ―saltó a la defensiva.

Millie miraba con asombro y susto la pelea a la vez que Finn intentaba controlar la televisión con el control remoto, ya que los canales se habían vuelto locos y no paraban de cambiarse.

―¡Por tu culpa nos van a descubrir! ―siguió hablando Sadie, ignorando las palabras de la castaña―. ¡Eres un peligro para todos nosotros!. 

―¿Qué? ¿Pero qué dices? ―cuestionó Ley con sorpresa. Era algo que no se esperaba que dijera la pelirroja y podría haberle afectado un poco―. ¿Peligro yo? Yo no soy quien va casi matando a gente por ahí ―soltó inconscientemente.

Y ese fue el punto del iceberg para que Sadie dejara de discutir. Su mirada cambió y ya no trasmitía enfado, sino decepción y tristeza. Ley no debería haber tocado ese tema y menos aún en esos momentos en los que el hermano de la pelirroja estaba en el hospital por su culpa.

Entre chispas (Sadie Sink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora