Capítulo 30

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Vanessa fue corriendo al instituto para comprobar si aún había más periódicos. Se adentró en el centro y miró de forma detallada a cada persona, hasta toparse con su objetivo. En cambio, cuando alzó la miraba para averiguar quién era, se atragantó al ver al director.

El hombre se percató de la presencia de Vanessa y se acercó a ella con una sonrisa.

―Vanessa...

―¿Ha leído ya el periódico? ―lo interrumpió con nervios.

―No, no... ―seguía sin poder hablar por la impaciencia de Vanessa.

―¡Bien! ―exclamó con alegría, pero enseguida reaccionó―: Digo... Mal... Muy mal... ―tosió para quitarse el nudo de la garganta―. Eh... Me hace falta el periódico ahora porque... ―se detuvo para pensar y enseguida chasqueó los dedos―. He comprado un cupón de lotería y me hace falta ver los resultados.

El director parecía algo molesto y no paraba de suspirar y de negar con la cabeza.

―A ver, que yo estoy aquí muy bien, pero un poco de dinero no vendría mal, ¿no, señor director? ―sonrió―. Vamos a hacer una cosa. Me llevo yo el periódico y si veo que me ha tocado, le invito a desayunar y...

―Vanessa, que soy yo ―la interrumpió con cansancio.

―Ya y yo también soy yo.

―Vanessa, soy Jaeden ―recalcó entre susurros.

―¿Qué? La madre que te... ―murmuró Vanessa con los ojos bien abiertos, aunque no pudo terminar la frase pues la voz de Camila la estaba llamando desde el final del pasillo.

―Buenas ―la pelinegra saludó con alegría al director y miró atentamente a Vanessa―. ¿Sabes dónde está Madelaine?

―Pues ahora que lo dices... No lo sé...

―Es que me ha llamado mi marido y me ha dicho que no se ha presentado al trabajo ―se quejó la mujer―. Es más, ni siquiera contesta al teléfono. ¿Seguro que está bien?

―Sí, sí... Hoy es que tenía cita con el médico ―mintió Vanessa.

―¿Podemos hablar un momento, Vanessa? ―pidió Jaeden con el cuerpo del director.

La pelirrosa aceptó y tiró de su brazo para huir de su vecina con prisas. Entraron en una clase y le ordenó que recuperara su cuerpo antes de que se encontraran con el verdadero director.

―¿Me vas a contar? ―insistió la pelirrosa.

―Cuando Madelaine subió a la habitación con las toallas para Finn... No era ella... Era yo ―confesó Jaeden y empezó a morderse las uñas por los nervios―. Fue... Fue ella quien me lo pidió ―aclaró cuando vio la cara enfadada de Vanessa.

Entre chispas (Sadie Sink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora