Capítulo 29

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La familia Castle recibió a Cole Sprouse con agradecimiento, excepto Madelaine, quien no se fiaba de los profesores. Los cuatro adultos subieron a la habitación de Finn.

―Pase lo que pase, no diga nada, por favor ―suplicó la pelirrosa a Cole, quien la miró con el ceño fruncido―. Mi... Mi hijo cuando... cuando tiene fiebre... Eh... Le pasan cosas raras.

―Tranquila, Vanessa, puede confiar en mí ―le hizo saber el pelinegro.

Cole se acercó a él para examinarlo con precisión. Tras algunos chequeos, llegó a la conclusión de que podría ser motivo de un problema de alergia, sobre todo cuando Vanessa le comunicó que su hijo era asmático y que siempre tenía que llevar encima el inhalador.

―¿Qué le pasa a mi hijo? ―preguntó Vanessa desde la otra cama, donde estaba sentada junto a Lili. La rubia intentaba calmar los nervios de la pelirrosa con acaricias en la espalda.

―Aún no lo tengo claro en realidad ―le informó Cole con dudas.

Madelaine estaba al final de la habitación, exactamente apoyada en el marco de la puerta, mientras que escuchaba toda la conversación. La voz de Cole Sprouse le resultaba muy conocida y no porque fuera profesor de los adolescentes, sino porque juraría que era la misma que el hombre del número misterioso.

Cole se acercó a su maletín y sacó unas agujas y un líquido transparente, algo que extrañó a la pelirroja.

―¿Qué le vas a hacer? ―cuestionó Madelaine.

―Voy a inyectarle un antipirético para bajarle la fiebre ―informó y se acercó a Finn con la jeringa―. Traerme un cubo, hielo y toallas.

Madelaine aprovechó para bajar y ejecutar su plan. Se encontró a Jaeden y a Millie en el salón viendo una película y se acercó a ellos.

―Chicos, necesito que me ayudéis.

























―Chicos, necesito que me ayudéis

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Entre chispas (Sadie Sink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora