Capítulo 18

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Sadie se encontraba de nuevo enfrente de la máquina expendedora, la cual parece no funcionar.

―Mierda ―murmuró tras darle algunos golpes a la máquina para que esta funcionara.

―¿Un mal día no? ―preguntó alguien a sus espaldas.

La pelirroja se dio la vuelta y se encontró a la castaña con una sonrisa ladeada. Sadie solo supo suspirar como respuesta.

―Espera ―masculló Ley y se acercó a la máquina para sacudirla y conseguir lo que tanto deseaba la pelirroja.

―Gracias ―musitó y aceptó la botella de agua que le dio.

Se quedaron unos segundos mirándose a los ojos sin decir nada. Los pensamientos de Sadie la torturaban al hacerle creer que nunca podría tener un beso como los demás. La cabeza de Ley, en cambio, estaba algo confusa y no sabía por qué con Sadie era tan amable algunas veces. Con Millie sí lo comprendía, ya que la consideraba como su hermana menor, pero con Sadie era diferente.

―Me parece muy mal lo que hizo Noah ―opinó Ley con una mueca.

―Yo sinceramente no me lo explico ―se lamentó Sadie―. Tendría que haber aceptado ese beso y haberlo freído con las chispas de mis labios.

Ley rio un poco, pero se puso seria en el momento en el que vio a Sadie con los ojos aguados.

―¿Y si nunca puedo besar a nadie? ―Sadie tomó aire para no soltar las lágrimas que tenía retenidas―. ¿Por qué yo? ¿Por qué nosotros?

―Algunas veces es mejor no encontrar respuestas a algo tan complejo ―opinó con algo de tristeza en su semblante, la cual fue reemplazada por una sonrisa―. Pero olvidemos eso y disfrutemos de la vida. Mañana tenemos fiesta y hay que darlo todo, pelirroja.

―Pero es en casa de Noah ―le recordó, pues la castaña no estaba invitada.

―No, es en la casa abandonada al final ―le informó, sorprendiéndola.

―¿En Villa Davina? ―cuestionó. Ley asintió―. Pero ahí no podemos, Ley.

―¿Cómo que no? Madelaine la registró de arriba abajo y ahí no hay nada.

―¿Y cómo vamos a entrar?

―Estas manitas harán obras de arte en la entrada principal ―le comunicó, alzando sus manos.

Tanto la noche como la hora de la fiesta llegaron rápido. Los adolescentes se encontraban en el interior de "Villa Davina", exactamente en el salón, que era la zona con más espacio. Gracias a unos altavoces que trajo Olivia, la música resonaba entre las cuatro paredes mientras que los invitados charlaban y bebían alcohol.

Entre chispas (Sadie Sink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora