Capítulo 15

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Unas voces se escucharon en el interior de la casa, interrumpiendo la burbuja que se había creado entre ambas chicas. Sadie rompió el contacto visual con las pupilas de Ley para girarse y dirigirse hacia la puerta de cristal para pedirle a Vanessa que les abriera. Ley, en cambio, soltó un suspiro frustrado mientras que sus ojos no se desviaban de la pelirroja.

Vanessa enseguida les permitió entrar a las dos adolescentes a la casa y, seguidamente, siguió regañando a su hijo por la locura que hizo. Por suerte, la pelirrosa fue bastante ingeniosa para convencer al director de que su su hijo estaba mintiendo y que simplemente se creía ser un superhéroe, como el de sus libros. 

―Pero yo no quería mentir y tú siempre me dices que eso está mal ―se justificó el pelinegro y Vanessa soltó un largo suspiro. Al menos se daba cuenta de que había educado bien a su hijo, pero, aun así, no quería que el plan saliera mal y que los adolescentes sufrieran las consecuencias.

―Luego hablaremos de las verdades y mentiras y de lo que está bien y de lo que está bien, cariño ―le dejó claro y el pelinegro asintió―. Ahora tenemos que preparar la cena, que Camila y su familia llegarán ya mismo. Un momento, ¿dónde está Madelaine?

―Cuando nosotras hemos llegado, no había nadie en casa ―respondió Sadie con una mueca.

―¿Qué? ―la cara de Vanessa se descompuso―. Pero si es tardísimo ―miró el reloj de su muñeca―. Bien, pues... voy a preparar la cena ―se dijo a sí misma y se dirigió al perchero de la cocina para tomar el delantal y colocárselo―. Empezaré con la pasta ―murmuró y se acercó al tarro de ese alimento, pero enseguida recordó otra cosa―. O puedo comenzar mejor con la ensalada y ya la dejo preparada ―se dirigió al frigorífico para sacar las verduras de ahí―. Aunque lo que más tarda es el horno..., por lo que debería ir encendiéndolo y metiendo el pavo para que se vaya calentando ―miró el aparato con una alarma encendida en su cabeza―. Pero... lo que está también caliente son las bebidas. Debería meterlas en el frigorífico para que... ¡Agr! No sé por dónde empezar ―se frustró.

―Vanessa, cálmate ―le pidió Sadie, quien, al igual que todos, estaba espectando los nerviosismos de la pelirrosa―. Vamos a organizarnos, ¿vale? ―le sugirió y Vanessa, sin saber qué pretendía la pelirroja, asintió. Sadie enseguida se acercó al perchero y agarró el otro delantal para colocárselo también―. Finn y Millie van a poner la mesa ―les ordenó a los pequeños y estos aceptaron―. Tú vas a cocinar la pasta ―se dirigió a Vanessa, quien tenía las lechugas y el tarro del condimento aún en sus manos, las cuales estaban levantadas a la altura de sus pechos―. Yo me encargaré de la ensalada y... Ley del pavo ―empezó a buscar con la mirada a la castaña pero esta había desaparecido―. ¿Dónde diablos está Ley?

―¿Y yo qué hago? ―preguntó Jaeden, queriendo participar para sentirse parte de esa familia.

―Tú... Será mejor que Jaeden se encargue de la pasta y tú ―señaló a Vanessa― llama a Madelaine para que venga ya porque tenemos el tiempo justo para prepararlo todo y conocernos antes del interrogatorio.

Entre chispas (Sadie Sink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora