Capítulo 26

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La cabeza de Ley iba a explotar con tantos recuerdos en un solo día. Decidió que sería una buena idea darse una ducha caliente para calmarse. Sin embargo, incluso debajo del mango de la ducha, el cual empapaba su cara de agua, no dejaba de pensar en ese momento.

«¡¿Cómo mierda lo has hecho?!», el grito de ese hombre regresó a su cabeza.

«No lo sé... Me salió sin querer... Perdóname, papá», habló la niña con miedo.

―Ley, ¿estás bien? ―sonó la voz de Sadie detrás de la puerta.

«¿¡De dónde diablos has salido tú, niñata!? », el hombre no paraba de gritar en su cabeza.

―He seguido a KJ y ha dejado el disco en su casa ―comunicó Sadie―. Tenemos que intentar entrar para robárselo.

Ley cerró los ojos con fuerzas. No era capaz de ayudar a Sadie en estos momentos y se sentía culpable.

―Ley, ¿estás bien? ¿Qué te pasó antes? ―Sadie estaba preocupada―. ¿No me lo quieres contar? A lo mejor te viene bien desahogarte con alguien.

En cambio, Ley seguía sin hablar. Era una chica demasiado reservada y la culpabilidad la azotaba tanto que no podía confesarle a alguien qué pasó ese día.

―Bueno... Si en algún momento quieres hablar con alguien, quiero que sepas que puedes contar conmigo ―la pelirroja le hizo saber.

La castaña resopló y salió de la ducha tras un pequeño rato. Pensó que Sadie se había ido a su habitación, por lo que se colocó la toalla alrededor de su cuerpo y abrió la puerta, encontrándose a la pelirroja aún ahí.

―Oh... Pensé que...

―Estaba preocupada por ti ―Sadie la interrumpió―. Perdón.

Ley no le dio importancia y quiso que la pelirroja le explicara lo que había visto. Aunque la castaña no estuviera en sus mejores momentos, no quería verla mal y sentía la necesidad de ayudarla.

De esa forma, ambas chicas se dirigieron a la casa de los Mendes y Ley manipuló con facilidad la puerta. Las chicas habían aprovechado que el matrimonio había salido a cenar para robar el disco. Además, Jack se encontraba en el hogar de los Castle junto a los adolescentes menores y Olivia parecía no estar en casa.

―¿Y si han visto ya el video? ―preguntó la pelirroja tras pisar el salón.

―Sadie, ¿en serio crees que si KJ ve a una chica haciéndose invisible y a otra provocando descargas eléctricas se va a ir a cena con su mujer tan tranquilo? ―cuestionó la castaña.

Eso tranquilizó algo a la pelirroja y ambas chicas empezaron a buscar el disco por el salón.

De repente, el ruido de una sirena de policía sonó, asustando a Sadie. En cambio, cuando se giró, pudo ver un coche patrulla de juguete en el suelo, el cual Ley había pateado sin querer.

Entre chispas (Sadie Sink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora