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Jacaerys Velaryon

Era difícil ver al hijo de la reina Rhaenyra durmiendo junto a ella todas las noches, era difícil ver a Raeghar, Baelor, Daeron y Aenyra todos los días, era difícil ver como ella se había unido en santo matrimonio con su primo, Jacaerys Velaryon.

Fue difícil consumar su matrimonio, odiaba a Jacaerys Velaryon con cada partícula de su ser, fue difícil levantarse a media noche cuando el castaño dormía buscando un té de luna, sus abuelos habían prohibido todo tipo de té que evitará que su nieta tuviera al heredero del reino.

Su madre, Laena Velaryon antes de morir había pedido que su hija menor se casará con el hijo mayor de su prima, Rhaenyra Targaryen.

Odiaba el qué nadie le preguntará que pensaba. ¿Dónde había quedado el padre qué se quedaba con ella hasta tarde?

Daemon había tenido dos hijos más, Aegon III y Viserys II, olvidándose por completo de Viserra.

Viserra, una joven hermosa, la delicia del reino.

Sus cabellos castaños y su piel morena hechizaban a más de un caballero y príncipes, sin contar los lores y reyes que rogaban por su mano, sin contar sus profundos ojos cafés que no dejaban ver más que misterio en ellos.

Jacaerys había caído rendido ante el encanto de la menor, ciertamente, ella no.

—¿Viserra? —la voz de Rhaenyra había invadido su tranquilo silencio. —lamento haberte asustado, pero la boda empezará dentro de unas horas, tienes que dormir bien y estar lista para mañana.

—¿Por qué?

—Sé que no quieres casarte, sé que Jace no es el problema. —¿Y sí sí lo era? ¿Y sí realmente ella no quería casarse con Jacaerys? —pero es el último deseo de Laena.

—¿Realmente es el último deseo de mi madre? ¿Quién puede garantizarme eso? ¿Estuvo alguien a su lado cuándo fue quemada por Vaghar?

—Bonita. —su abuela, Rhaenys, se había acercado a ella intentando tomar mano, la cual fue rápidamente quitada, ajena a su tacto. —tienes que entender que es tu deber.

—¿Quién lo dice? Apuesto a que una vez que me casé con Jacaerys no seré feliz, Jacaerys irá a cualquier Casa del Placer, mientras que yo me quedaré en el palacio. ¿Todo esto para qué?

—Jacaerys te será completamente fiel, cariño, puedes estar segura.

—¿Quién lo jura? ¿Tú? ¿Rhaenyra? ¿Mi padre? ¿Él que va a saber de fidelidad? Cuando su esposa murió reclamaron más de una cosa de ella y en su funeral.

Rhaenyra bajó la cabeza, Baela y Rhaena la habían aceptado sin problema, pero Viserra había sacado el rencor de Daemon, no la aceptaba, creía que la muerte de Laena había sido planeada, pero ella la entendía, cuando su madre murió, creyó que Alicent y Otto la habían asesinado, no la culpaba, estaba dolida, todo había pasado muy rápido.

—Viserra, ten más cuidado, es de tu prima de quien hablas. —dijo Rhaenys. —no puedes culparla de—

—¿La muerte mi madre? ¿Vas a cortarne la lengua por eso? Adelante, córtala, vamos con el Rey Viserys para que lo haga y así me dejen completamente tranquila.

Rhaenys bajó la cabeza, Viserra se había llenado de odio desde la muerte de su hija, muy probablemente dentro del corazón bondadoso, cálido y noble de su nieta, había un sentimiento de odio hacía ella en él.

—Yo hablaré con ella. —dijo Rhaenyra. —cariño, sé que la muerte de tu madre te dolió, entiendo como te sientes, por años juzgue a Alicent y a su padre creyendo que ellos habían asesinado a la Reina Aemma, mi madre, pero ellos no lo hicieron, yo tampoco asesine a tu madre, Laena era mi prima, tu padre y yo nos casamos para unir fuerzas, sino, mi reclamo al trono sería débil, antes de la corona y la política, Laena y yo éramos primas, éramos familia, Daemon y yo la amábamos, Laena era un pilar esencial en la familia.